Todo había comenzado sin siquiera darse cuenta, cada día era una rutina para ellas, cada tarde jugaban con los niños del barrio, y las amigas de Lisa, Jennie se divertía mucho y desde esos días tenía siempre una sonrisa, la castaña dedicaba cinco días de la semana los dedicaba a Lisa y el resto, y los fines de semana a Seulgi, su novia, Jennie sabía que no podía dejar de lado a su pareja, pues lo consideraba importante, e incluso entre semana salía con Seulgi y no iba con Lisa, pero se aburría mucho con su novia, a veces no le prestaba atención por estar pensando que estaría haciendo en barrio, si estaría peleando con Lisa como era habitual y luego terminaban riendo.
_ ¿Cariño?, ¿me estás prestando atención? -ah, si, se olvidó por completo que estaba cenando con Seulgi.
_ Perdón, estaba pensando sobre algo -Seulgi posó su mano sobre dorso de la de Jennie sobre la mesa.
_ ¿Puedo saber que? -Seulgi tenía una sonrisa linda, que podía derretir a cualquiera, una sonrisa tierna, que transmitía dulzura, la de Lisa era igual pero tenía algo más que le hacía perderse en ella, sensualidad, los ojos de Seulgi eran lindos, un marron unico, pero los ojos de Lisa eran aun más lindos, si los mirabas por mucho tiempo quedabas totalmente cautivada, e incluso podias a llegar a soñar con ellos, Lisa era más divertida ahora que la conocía un poco más en cambio Seulgi era un poca más seria y muy pocas veces salía a divertirse, ella prefería quedarse viendo una película en la comodidad de su cama que salir a una fiesta.
Si tuviera que buscar un elemento para describirlas a cada una, Seulgi sería agua, ya que seria tranquila y clara como el agua y Lisa seria fuego ardiente, una llama dificil de apagar.
Pero Jennie se preguntaba, ¿por qué las estaba comparando?
_ Solo es respecto a un trabajo de la universidad, nada que no pueda solucionar tranquila.
Seulgi no respondió, desde hace rato se le hacía raro la forma en la que la observaba Jennie, pues se le quedaba mirando fijamente que incluso parecía que no parpadeaba, inclinaba su cabeza y fruncia sus labios.
Así que Seulgi dejo de pensar en eso y decidió disfrutar de la cena con su novia.
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A la mañana siguiente todo era un alboroto en la mansión Kim, empleados y los señores Kim estaban desesperados caminando de un lado para otro angustiados, todo ese alboroto despertó a Jennie que con pereza se levantó de su caliente y cómoda cama hasta llegar al lugar del alboroto.
Mientras hacía eso se le hizo raro no ver a su perro mascota, este siempre se le acercaba cuando se levantaba o dormía siempre con ella, cosa que no hizo la noche anterior.
_ Karina, ¿Dónde está Kai? -pregunto Jennie al ver a la chica cerca donde todos estaban amontonados.
La chica no supo que responder, sus manos comenzaron a temblar, sin atreverse a mirar a su jefa.
_ Responde -exigió Jennie, a lo que la chica nego.
Jennie bufó, y se acercó a su madre quien caminaba hacia ella.
