Un día más en la mansión Kim, Lisa como todos los días estaba puntual esperando a que la señorita Jennie saliera, como cada mañana.
Ya dentro del auto y dadas las ordenes de parte de Jennie, ahora iban rumbo a la universidad.
Al mismo tiempo en que el auto de Kim, siendo conducido por Lisa, ingreso un auto convertible rojo, ya conocido para ambas.
Lisa sonrió al verlo, y recordando el lindo rostro de su piloto, pero Jennie estaba roja, más roja que el auto contrario y a punto de salir vapor por sus fosas nasales.
Ya aparcado el auto, Lisa abrió la puerta para que la castaña pudiera salir, a unos metros no tan lejos Irene también salía de su auto, al cruzar miradas con Lisa ambas sonrieron. Jennie al verlas viró los ojos y en su rostro apareció una mueca de fastidio.
Con un chasquido de dedos frente a Lisa la trajo a la realidad, sacándola de Irenelandia.
_ Lleve mi bolso -pronunció la castaña soltando el susodicho, y Lisa logró atraparlo en el aire - y camine que tienes que cargar mis libros hasta mi aula.
_ Pero señorita, soy su chófer, y mi trabajo es conducir el auto donde usted se transporta, nada más, y de hecho la semana pasada no debí cargar sus compras, no está entre mis tareas de trabajo - dijo Lisa, sonando amable, aunque por dentro quería darle una patada a Jennie y mandarla a la luna.
_ Según tengo entendido, mi padre le dijo que siguiera mis órdenes, así que le ordenó que lo haga, o está despedida - Lisa sonrió con burla.
_ Aunque quisiera despedirme señorita usted sabe que no puede, el único que puede hacerlo es su padre, y aunque le haga un berrinche no lo va a lograr - la rubia aguanto la risa al ver el rostro de la castaña, tenía su mandíbula apretada y sus ceños fruncidos - pero como puedo ver usted no es capaz de levantar un libro, con gusto la ayudaré...señorita - Lisa fingió una sonrisa amable.
Jennie apretó más su mandíbula, y sus manos se cerraron convirtiéndose en un puño.
"¡Me llamó débil!", pensó la castaña, mientras Lisa pensaba que aprovecharía la oportunidad de ingresar al interior del edificio y poder admirar más a Irene, a la hermosa Irene.
_ No va a ayudarme, lo que va a hacer es obedecerme, así mueva su esquelético cuerpo y camine.
Lisa quería llamarla duende pero se abstuvo, quería evitar problemas con la "señorita".
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Jeongyeong se preparaba para ir a su trabajo, a una gasolinera, su turno comenzaba a las siete de la mañana hasta las cinco, con un descanso al medio día, no ganaba mucho pero le servirá de mucho, además que en los fines de semana trabajaba en un plazoleta de comidas como mesera, así que con ambos trabajos tenía lo suficiente para sustituir.
Hasta ahora eran las seis y treinta, y la pequeña Chaeyoung dormía plácidamente, en la noche Jeong se desveló por cuidar de la pequeña, la niña tenía fiebre y no le quería bajar, por más cosas que intentará, considero llevarla al hospital porque la fiebre seguía en aumento, pero gracias a los paños y la medicina que con su madre le dieron y pusieron lograron bajarla. Se decidió que hoy la niña no asistiría a clases, para evitar que la fiebre volviera, y sabían que la maestra de la niña no podía acuparse mucho de Chaeyoung al tener más niños a los cuales cuidar.