CAPÍTULO 29

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Nyari

—Significa que algo no anda bien.

—Y si pasa lo mismo que con mi rastreador —habla Ethan y recuerdo que la ocasión en la que Ethan se iba a reunir con un informante de la familia Dónovan, no transmitió una señal el rastreador.

—Es probable que eso haya pasado, pero ahora debemos descubrir si fue activado o no.

—¿Alguna idea de cómo hacerlo? —habla Ethan y analiza la situación, creo que no fui la única que olvidó por completo el virus.

Sonrío y él me mira.

—No, no él no —dice de inmediato.

—¿Qué? ¿Por qué? —mascullo y Ethan vuelve a su escritorio.

Sabe muy bien que mi idea es hacer que Bal analice la situación, él manejo mucho mejor la tecnología y el virus que la familia Dónovan tiene en su poder, es una creación de mi hermano.

Es de los mejores programadores...

—Cuándo pregunté si algún día se llevarían bien tú y mi hermano —recalco—, me dijiste que no me preocupara.

Avanzo hacia Ethan y me recargo en el filo de su escritorio mirándolo.

—Y sigo con la misma postura, no debes preocuparte.

—Entonces no hay algún motivo por el que te niegues a que Balderick analice la situación.

—La hay —dice Ethan firme.

—¿Cuál? —pregunto.

—No me agrada.

—Tus palabras son algo contradictorias, dices que no me preocupe, lo que me da a entender que se llevarán bien, pero me dices que no te agrada.

—Ese es un gran análisis —dice Ethan mirándome.

—No te burles —dejo de recargarme en su escritorio.

—No me burlo —sostiene mi muñeca cuando quiero alejarme.

Ethan hace que vuelva a recargarme en el filo de su escritorio.

—¿Por qué tiene que ser tu hermano? —pregunta Ethan, se pone de pie y me mira.

—¿Tienes a alguien mejor que él? —digo y no responde, así que añado—, él creó que virus y sabrá mejor qué  hacer que nosotros.

—De acuerdo —Ethan accede—, que tu hermano revise, analice y descubra qué es lo que ocurre.

—Se lo haré saber y me llevaré esto —tomo el expediente.

—Espera —pone ambas manos a cada lado de mi cintura, me sube sobre su escritorio y él queda en medio de mis piernas.

—¿Hay algo más que me quieras decir?

—Quiero un beso —sale de su boca y sonrío.

—No —digo y disimulo mi sonrisa.

—¿No? —Ethan acerca sus labios a los míos y seguido de ello roza sus labios contra los míos.

—No —niego con la cabeza.

—¿Por qué? —pregunta y me mira directo a los ojos.

—Me dijiste fea —digo, hago que se aparte y bajo de su escritorio.

—Hay un contexto detrás de esa situación.

—El contexto lo empeora todo —recalco.

—Dijiste que ya no estabas molesta.

Ethan: El Peso de la SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora