Ethan: El Peso de la Sangre

CAPÍTULO 35

Ethan

Despierto por la mañana y Nyari ya está despierta. La estoy abrazando y ella juega con mi cabello.

—Buenos días —dice y deja un beso en mis labios.

—Buenos días —correspondo el beso y vuelvo a besar sus labios— ¿Despertaste hace mucho?

—No en realidad —responde y sigo abrazando a Nyari, ella también me abraza.

—Parece que alguien tiene hambre —digo cuando el estómago de Nyari hace ruido —miro a mi esposa y tiene una sonrisa en el rostro.

—Sí, tengo hambre —admite sin que la sonrisa en su rostro desaparezca.

—¿Qué te parece si desayunamos en el pent-house? —propongo.

—¿Ya podemos volver?

—Sí —respondo— desde ayer podemos hacerlo —pero no pudimos volver por los sucesos recientes.

—¿Crees que Denzel y Blake dejen que lo hagamos?

—Yo hablaré con ellos.

—¿De verdad? —a Nyari le brillan los ojos.

—Sí, así que vístete.

—Lo haré de inmediato —Nyari se incorpora de prisa y sale de la cama, hoy ha despertado con mucha energía.

Giro sentándome y recargo mi espalda en el respalda de la cama, observo a Nyari, ella sube la maleta a la cama y escoge ropa para cambiarse.

Ella se cambia frente a mí y yo disfruto la vista.

Salgo de la cama y me acerco a Nyari, me siento en el filo de la cama y la sigo observando.

—¿Qué haces? —dice Nyari mirándome. Aun sigo sentado en el filo de la cama.

—Te observo.

—Vamos —me entrega ropa para que me cambie—, Vístete.

—No quiero —digo.

—¿Si te doy un beso, te cambiarías?

—Sí —respondo.

Y Nyari se acerca a mí y se sienta sobre mis piernas, enreda sus piernas a mi cintura. Coloco mis manos en su espalda metiéndolas bajo su blusa y mis manos recorren su espalda.

—El propósito es vestirnos, no quedar desnudos —menciona Nyari y sonrío por su comentario.

—Yo no veo la diferencia —dejo un beso en su clavícula.

—¡Que gracioso! —dice Nyari y levanto la mirada para verla, ella me mira directo a los ojos. Tomo la blusa de Nyari sobre la cama.

—Ten —le entrego su blusa y añado—, sigamos tu propósito —beso la comisura de sus labios.

—¿Aun tienes sueño? —pregunta Nyari aun sobre mis piernas y sin colocarse la blusa.

—Un poco.

—Entonces sigue durmiendo un poco más —dice Nyari.

—No.

—¿Por qué?

—Yo también tengo hambre, así que antes de que insistas, terminemos de vestirnos, vayamos al pent-house, desayunemos y ahí dormiré un poco más.

—De acuerdo —menciona y pregunta— ¿Estás muy cansado?

—No.

—Podemos quedarnos a desayunar aquí, no es necesario ir al pent-house.

—Vayamos al pent-house, quiero que veas algo.