CAPÍTULO 48

1.1K 59 0
                                    

Balderick

Abordo el auto y conduzco a la pista, Nyari dijo que debía recoger a alguien, y no entiendo por qué me lo pidió a mí.

Mi hermana organizó una cena para hoy y estoy intrigado por el resultado después del percance de ayer.

Un suceso que aún me hace enojar, pero debo ser una persona racional y comportarme.

Llego a la pista, estaciono el auto, bajo y me quedo recargado en el mismo.

—Joven, Balderick —se acerca Nathaniel.

—Nathaniel.

—No recibí un aviso de que viajaría.

—No lo haré vine a recoger a alguien, ¿sabes quién es la persona que llega hoy?

—No, su hermana fue quien coordinó todo.

—Entiendo, en ocasiones mi hermana es algo...

—Te estás quejando de ser mi chofer —reconozco la voz a mi espalda, doy media vuelta y efectivamente, es...

—Maya —digo mirándola—, ¿Qué haces aquí?

—Así que no soy bienvenida.

—Yo jamás he dicho eso, tú siempre eres bienvenida.

—Por la expresión en tu rostro, supongo que Nyari no te dijo que vendría.

—No dijo nada.

—Ya que quien se supone me llevaría a la cena, no quiere tendré que ir por mi cuenta, Nathan... —trata de avanzar.

—Maya —la detengo sujetando su antebrazo. Miro a Nathaniel para que se retire.

—Tengo que llegar a una cena.

—Yo te llevo.

—Creí que no querías.

—Cuando se trata de ti siempre quiero.

—Pero te estabas quejando.

—De hecho, me quejaba de...

—De Nyari.

—De mi hermana jamás me quejaría, en realidad tengo que agradecerle el decirme que viniera, aun si no me dijo el motivo —Maya sonríe y añado—Y tú tampoco lo dijiste, sin embargo, me gusta que estés aquí.

—No lo parecía hace un momento —doy un paso hacia ella, teniéndola a solo centímetros— Creo que sabes muy bien que realmente me gusta que estés aquí y que de ser por mí siempre estarías a mi lado.

—Balderick.

—Lo sé, acordamos no hablar del tema, no por ello va cambiar lo que pienso y siento por ti.

—Sobre eso...

—Está bien, no hablemos de ello —sonrío hacia ella—, vamos —le abro la puerta del copiloto para que suba—, o seremos dos los reprendidos si no llegamos a la cena.

Maya aborda el auto, cierro la puerta, rodeo y subo al mismo, conduzco de vuelta.

—Ary comentó algo —menciona Maya.

—¿Sobre qué?

—Una discusión que se suscitó el día de ayer.

—No tuvo relevancia.

—Yo diría que, si la tuvo, no eres alguien que es provocado con facilidad.

—Créeme que no tuvo relevancia.

Ethan: El Peso de la SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora