CAPÍTULO 42

1.5K 86 9
                                    

Nyari

—Tienes con que negociar, eso es un gran chiste.

—Pero es verdad y creo que, por tu actitud, que tenga con que negociar, es algo que te preocupa más de lo que quieres admitir.

—Estoy completamente seguro de que no es verdad y aunque fuera lo contrario, es algo que me tiene sin cuidado.

—Tu actitud demuestra lo que tus palabras quieren ocultar.

—Sabes que hay todo un equipo de seguridad allá afuera.

—Equipo que no notó me presencia cuando entré.

—Buen punto, olvidé que mi pupilo ayudó en tu crianza.

—No te expreses de esa forma de Blake.

—Solo hice un comentario no tienes por qué molestarte.

—Tus intenciones es lo que me causa repulsión, así que no te expreses así de él.

—Bien, no voy a decir nada de Blake —dice y se pone de pie—, deberías irte.

—Pero aún no terminamos de hablar.

—Tú no puedes negociar, estás en desventaja, siempre has estado en desventaja —me coloco de pie y lo miro con una sonrisa.

—¿En serio lo estoy? —digo y él trata de comportarse con naturalidad— ¿Realmente estás completamente seguro de lo que afirmas?

—Lo estoy.

—No suenas tan seguro.

—Vete, soy un hombre ocupado y tengo muchos asuntos con los que divertirme.

—Estuve pensando con mucho cuidado.

—No quiero saberlo.

—Pero vas a escucharlo.

—Soy un hombre con la paciencia limitada, así que no me hagas enojar y márchate —dice, pero no lo hago, tengo que confirmar mi teoría y lo que una vez dijo Blake.

—¿Porque ahora?

—¿A qué te refieres?

—¿Por qué después de tantos años decidiste meterte en nuestro camino con tanto descaro y amenazarme?

—Es muy temprano para escuchar tontería, vete que estoy perdiendo la paciencia.

—Solo respóndeme ¿Por qué ahora?

—Porque estás casada —dice un poco exaltado y luego recupera la compostura— ya te lo había dicho

—No, esa no es toda la verdad.

—¿Por qué tienes curiosidad por saber más?

—Porque no había acabado de entenderlo, porque ahora, pudiste amenazarme el año anterior, y uno antes que ese, incluso cuando era niña, pero decidiste hacerlo ahora.

—¿Cuál es tu conclusión?

—Me necesitas.

—¡Qué gran chiste!

—Realmente me necesitas digo sorprendida —era solo una sospecha, pero acaba de confirmarlo.

—Dime ¿Qué es eso con lo que pretendes negociar?

—Zafirina —digo y la expresión de su rostro cambia por completo.

—Zafirina está muerta.

—No, Zafirina estaba desaparecida —recalco— y la usaré y cuando llegue el momento tendrás que aceptar lo que dirá y accederás a mis peticiones.

Ethan: El Peso de la SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora