Ethan: El Peso de la Sangre

CAPÍTULO 15

Ethan

Abro los ojos y veo que Nyari sigue en la cama junto a mí, pero ya está despierta. Supongo que ya no volvió a dormir.

Está sentada en la cama con la espalda recargada en el respaldo de la cama, no sé en qué momento llegó mi cabeza a sus piernas.

Acaricia mi mejilla con cuidado y parece pensativa muy pensativa.

—¿En qué piensas? —digo y Nyari agacha su mirada y me mira con una sonrisa cambiando su expresión anterior por completo.

—¿Qué? —dice.

—¿Qué es lo que estás pensando? —sujeto su mano aun con mi cabeza en sus piernas, y beso su mano.

—En lo que dijiste hace unas horas.

—¿Qué hora es? —pregunto. 

—Pronto será medio día.

—Has estado pensando en ello hasta ahora.

—Me dejó una mala sensación.

Me incorporo y sujeto su mano sentándome frente a ella, Nyari encoje sus piernas para darme espacio.

—Y estoy molesto.

—Pero no sé por qué.

—Se detuvo el dolor —toco su pecho.

—Eso no importa.

—A mí me importa.

—Ya casi no lo siento, así que hablemos —Nyari sujeta mi mano que mantenía en su pecho y la une a la suya.

Dos días, dos días fue lo que dijo Denzel.

—Deberías estar ayudando a Maya para el evento de esta noche.

—¡Tú sugiriendo que ayude a Maya! —su expresión es de sorpresa pura.

—En cualquier momento entrará por esa puerta y hará un escándalo —estoy seguro que así será, Jeremaya siempre ha entrado de esa forma en el tiempo que llevo con Nyari.

—Y luego tú me harás un drama.

—Yo no hago dramas.

—Si los haces, pero no me cambies el tema.

—Ary—la puerta de la habitación es abierta de golpe y esa voz la reconozco—, tienes que venir conmigo.

—¿Qué ocurre? —dice Nyari mirando a su amiga.

—Necesito que me ayudes con algo.

—Maya dame un momento, estaba hablando con Ethan sobre...

—Ve con ella —mascullo y bajo de la cama.

Nyari se sorprende por lo que he dicho y su amiga también mirándose entre sí.

Pero si no hago esto, Nyari seguirá preguntando hasta abordar el tema y no hablaré del tema hasta que ya no sienta dolor.

—En serio —dice su amiga sorprendida—, dejarás que mi amiga —recalca la palabra mi amiga—, venga conmigo sin oponerte.

—Puedo cambiar de opinión —digo y...

—Claro que no —sujeta el brazo de Nyari y la lleva con ella.

—Maya necesito cambiarme —se queja Nyari.

—Lo haces más tarde.

—Pero Maya... —su amiga se lleva a Nyari casi jalando. Bueno, prácticamente es así como se la llevó.