CAPÍTULO 7

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Nyari

Ethan accedió a quedarse a dormir esta noche aquí, algo que me agrada mucho.

Entramos al baño para cepillarnos los dientes.

—Este es el tuyo —le entrego a Ethan su cepillo de dientes, él, lo toma y cepillamos nuestros dientes por un tiempo, terminamos y lavo mi rostro.

—Hablemos sobre las invitaciones —menciona Ethan.

—¿Qué con ellas?

—Parecías desconcertada cuando llegaron —me acerca una tolla para secar mi rostro.

—Es muy raro que la familia Dolunay extienda sus invitaciones —confieso y tomo la toalla para secar mi rostro.

—Me atrevo a afirmar que no es la primera vez que recibes una invitación, o sí.

—No, no era la primera vez, es la tercera en este año.

—Dijiste que es raro ¿Por qué?

—Porque no es común que lo hagan, son extremadamente reservados en ese sentido.

—¿Siempre asistes a sus eventos? —cuestiona, no respondo y agrega—, ¿Te excluían?

—No, no me excluían, siempre me mantuve al margen y traté de no involucrarme en su política.

—¿Trataste?

—Es complicado.

—¿Puedo escucharlo? —habla y creo que siendo él, puedo decirlo. 

—Fue muy difícil la comunicación cuando llegué al clan.

—¿Te intimidaron? —parece molestarle, pero no lo hicieron. 

—Morgana siempre ha sido una mujer justa, de carácter fuerte y con una moral muy elevada —explico—, Hubo circunstancias que fracturaron una parte de la convivencia con alguien de su linaje.

—¿Tuviste problemas con Morgana?

—No fue directamente con Morgana —explico—, Morgana es una mujer que respeto mucho, una mujer noble, pero también cruel.

—Tengo entendido que es la abuela de tu amiga.

—En efecto, es la abuela de Maya.

—¿Es buena tu relación con Morgana? —cuestiona.

—Sí —respondo—, ¿Por qué preguntas?

—Curiosidad —responde y agrega— ¿Has hablado con tu amiga?

—La llamé hace unos días, pero no respondió —supongo que está aplicando lo que yo hice.

Salimos y voy al closet a cambiarme por algo ligero, elijo un vestido de una pieza, me quito el brasier y me coloco el vestido.

Tomo algo de lo que Ethan ha dejado aquí y camino de nuevo hacia la cama.

Ethan se ha quitado la ropa, tanto superior como inferior, quedando únicamente en bóxer.

—Puedes dormir con esto —estiro su pijama para que la tome.

—Prefiero hacerlo como estoy en este momento —masculla con descaro.

—Bien —accedo a que lo haga, de todos modos, si insisto en que se coloque el pijama, no lo hará. Dejo de lado su pijama y me acerco a mi lado de la cama.

—No pienses en colocar almohadas de nuevo —advierte Ethan mirándome fijamente, menciona eso porque tengo una almohada en mi mano.

—¿Por qué?

Ethan: El Peso de la SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora