CAPÍTULO 3

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Ethan

Anoche no pude dormir después de ver a Nyari hacerlo, me molesta mucho que haya vuelto a tomar las gotas, sin embargo, dejó de cubrir sus ojos, cubrirlos es algo que no debió hacer nunca, son hermosos y aún mejor, únicos.

Desde que Nus y Kia llegaron, están diferentes, arañando la puerta y mordiendo mi pantalón, buscan a Nyari y solo han pasado un día aquí conmigo.

—Basta —les reprendo y me ignoran, sigue Kia arañando la puerta y Nus mordiéndome el pantalón.

Me pongo de pie y abro la puerta de la habitación para que salgan y lo hacen, están más inquietos que nunca.

Voy a alimentarlos y no comen mucho, dejan gran parte de su comida, lo único que aceptan, es beber agua.

—¡Qué dramáticos! —mascullo y me ladran.

—¿Por qué no quieren comer? —me inclino y los acaricio a ambos, primero lo hago con Belenus quien tiene un pelaje color blanco y luego lo hago con Kiara quien tiene un pelaje color negro y sus ojos son de distinto color, trayendo a Nyari a mi cabeza.

Kiara, me ladra y Belenus también.

Me incorporo y voy a la ducha, debo ir al comando a continuar con los pendientes que nunca terminan.

Entro a la ducha y tomo una rápida, salgo y me alisto y los cachorros ve ven hacerlo, a ambos los llamo para salir.

—Kiara —la llamo—, Belenus —también a mi cachorro—, vamos.

Ajusto sus correas y salgo con ellos. En el ascensor comienzan a ladrar.

Salimos al estacionamiento y se detienen a medio camino girando, es como si esperaran que Nyari viniera con nosotros, miran hacia el ascensor.

—No vendrá —mascullo y ambos vuelven a ladrar—, silencio —ordeno—, entren al auto —demando abriéndoles la puerta trasera, ambos lo hacen no sin antes dar un último vistazo hacia el ascensor.

Suben al auto, cierro la puerta, rodeo el auto, abro la puerta del piloto y subo.

Conduzco al comando y los cachorros esta ocasión no miran por la ventana, simplemente están echados y nada activos, algo que no es común en ellos.

Llego al comando y ellos avanzan a mi lado.

—Amigo —aparece frente a mí Alexei.

—No fastidies —mascullo viéndolo.

—Te reconciliaste con Nyari —dice con sorpresa y un poco de emoción—, lo ignoro y sigo avanzando—, no lo hiciste —masculla con desilusión—, Pero se supone que los cachorros estaban con ella —Alexei avanza a mi costado derecho mientras que mis cachorros lo hacen a mi costado izquierdo.

—Pues ya no lo están —digo lo obvio.

—¡Se los arrebataste! —se exalta el imbécil.

—Alexei —me detengo y lo encaro—, es muy temprano para escuchar tus estupideces —, doy media vuelta y sigo caminando hacia mi oficina con Nus y Kia, así es como les dice Nyari de cariño.

—Sabes que Nyari llegó al comando antes que tú —escucho las palabras de Alexei, pero no demuestro ninguna reacción—, ¿vas a sancionarla? —Alexei, me sigue hasta mi oficina, incluso entra conmigo. Parece que desea que le asigne nuevo trabajo o que lo envíe lejos.

—¿Por qué habría de hacerlo? —digo tomando asiento junto a mi escritorio.

—Me agrada escuchar eso de tu parte.

Ethan: El Peso de la SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora