CAPÍTULO 30

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Ethan

Lo que dice Alexei sobre los ataques a las propiedades de mi familia era algo que esperaba, pero no un ataque a mi madre.

Miro a Nyari y veo la preocupación en sus ojos.

—¿Dónde está mi madre en este momento? —cuestiono.

—En el hospital central de tu familia —responde Alexei.

Nyari toma sus cosas y ambos salimos del pent-house, abordamos la misma camioneta en la que llegamos hace dos horas.

—¿Dónde fue el ataque? —pregunto.

—Tu madre estaba en la pista abordando el jet.

—¿Y Elliot? —pregunto y cierro mi puño con fuerza.

—También —responde Alexei y Nyari sujeta mi mano y hace que deshaga el puño entrelazando su mano a la mía—, pero él no está herido —añade Alexei.

—¿Por qué no recibí una alerta? —cuestiono.

—Tu padre dijo que las comunicaciones estaban comprometidas. Un escuadrón del comando escoltaba a tu madre.

—¿Dónde está ese escuadrón? —pregunta Nyari.

—Desapareció —responde Alexei.

Ahora entiendo la razón, el escuadrón que escoltaba a mi madre desapareció y es por una única razón.

Que Alexei haya aparecido en el pent-house significa que mi padre lo envió, al estar comprometidas las comunicaciones y los soldados del comando, mi padre solo confía en Alexei.

Alexei recibió la alerta porque estaba en el comando.

El comandante de Sol Nocturno, está a cargo de la seguridad de Nyari y mía en este momento.

Llegamos al hospital central de mi familia, hospital que no está militarizado, y entiendo por qué mi padre trajo aquí a mi madre.

Bajo con Nyari de la camioneta y ya hay un perímetro establecido por los hombres de Sol Nocturno que escoltan a mi padre cuando el comando no puede intervenir.

Entramos al hospital y entrelazo mi mano a la de Nyari.

Un hombre de Sol Nocturno nos indica dónde se encuentra mi madre.

Avanzo con Nyari a mi lado.

Subimos al ascensor y bajamos en el tercer piso, piso que está desocupado.

Seguimos avanzando y veo a mi padre en la sala de espera del quirófano, su ropa está llena de sangre.

—¿Dónde está? —pregunto hacia Elliot.

—En cirugía —responde—, fue una herida de bala cerca del miocardio.

—¿Tú estás herido?

—No.

—Si lo estás —expone Nyari soltando mi mano—, tu brazo está sangrando.

Dice Nyari y miro el brazo de mi padre y en efecto, está sangrando.

—Deja que te revisen.

—No me moveré de aquí —dice con seriedad. Veo lo preocupado que está por mi madre.

Ordeno que traigan un médico para que revisen a mi padre.

Accede a que lo revisen cuando Nyari insiste.

Revisan su herida y la vendan.

Pasan varias horas y me pone intranquilo que no haya noticias de mi madre.

Ethan: El Peso de la SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora