CAPÍTULO 41

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Ethan

—Eso haremos —digo mirándola—, amor.

—Hum.

—¿Segura que no estás molesta conmigo?

—No estoy molesta —da un paso hacia mí y me abraza. Correspondo el abrazo y la envuelvo en mis brazos—, no puedo estar molesta contigo y creo que te pasa lo mismo a ti —menciona mirándome y no evito una sonrisa en mis labios.

—Hablemos.

—Esta mañana quise hablar —recalca—, pero tú no quisiste.

—Dijiste que no estás molesta.

—Y no lo estoy.

—Siéntate —haga que se siente en mi silla, lo hace y voy por la otra silla y la coloco frente a Nyari y me siento.

—¿De qué quieres que hablemos?

—De lo que está pasando, de esos sobres y del hecho de que los oculté.

—Expusiste tus motivos.

—¿Y realmente escuchaste?

—Sí, lo hice, dijiste que hay situaciones que, aunque sabes que soy capaz de tolerarlas, no quieres que las experimente —dice Nyari y sujeto la mano de Nyari.

—Además de lo que dije ¿hay algo que tú me quieras decir?

—Quiero que no me ocultes información —expresa Nyari—, no quiero que se haga una costumbre, entiendo tus motivos y el por qué lo hiciste, pero no nos ocultemos nada, enfrentemos los problemas juntos.

—No se hará una costumbre, no te voy a ocultar nada

—¿Cada cuánto tiempo llegan?

—Llega uno cada mañana —agrego—, de hecho, es un tema que debemos investigar.

—¿Por qué?

—Cuando llegó el primer sobre, se lo dije a Blake y se reforzó la seguridad, pero siguen llegando sobres.

—Significa que alguien del edificio es quien los entrega y seguramente conoce nuestros movimientos muy de cerca.

—Así es.

—Eso me preocupa —habla Nyari y entrelaza su mano a la mía.

—He revisado las cámaras de seguridad, pero no hay nada, las cámaras se quedan sin grabar y luego de la nada aparece el sobre en recepción.

—Debemos analizar con cuidado, quizá esta situación pueda tornarse a nuestro favor.

—¿Cómo podría tornarse a nuestro favor?

—Bueno, una vez que descubramos quién es la persona que nos vigila tan de cerca y cómo es que no lo hemos descubierto en todo este tiempo, haremos que crean lo que demostremos.

—Esa es una muy buena estrategia —entrelazo mis manos a las de Nyari.

—Ethan.

—Te escucho.

—Me encantan que digamos lo que sentimos —dice mirándome y sé que se refiere a los documentos del divorcio, las amenazas de los ancianos y todo lo que hablamos sobre ello.

—A mí también me gusta nuestra comunicación —confieso, a mi esposa le he dicho lo que a nadie y le he contado cosas que nunca creí hablar con alguien.

—Mi dragón —dice Nyari mirándome— ¿Qué decidiste sobre la nueva sede del comando?

—¿Cuál es tu opinión? ¿Qué me recomiendas?

Ethan: El Peso de la SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora