—Bien... me hicieron preguntas... pero son cosas sin importancia. Igual ya no quiero hablar de mis padres. Hablemos de la propuesta que quieres hacerme— Le pidió Betty al chico, mirándolo mientras tomaba de su malteada también.
Jughead tomo aire, dejando su malteada a un lado, algo nervioso. —Betty... en estos últimos días han pasado cosas entre nosotros... y la verdad es que nunca había estado tan feliz desde que me mude a Riverdale, gracias a ti— Confeso.
Betty sonrió, sonrojada una vez más. —No se que decir. Yo... yo tampoco había sido tan feliz. Pero... ¿Qué estas queriendo decir exactamente?—
—Si, estoy dando muchos rodeos. Iré directo al grano— Aseguro Jughead, tomando aire.
Betty lo miraba, con la ilusión de que el dijera lo que ella quería escuchar en ese momento. De solo pensarlo, su corazón se aceleraba y su respiración por igual.
—Te escucho— Le aviso la ojiverde al chico, mirándolo fijamente.
Jughead aclaro su garganta, mirándola. —Tu proyecto culmina en dos semanas... ¿No? O sea que tendrás unos días libres—
Betty asintió, algo confundida. —Si, en dos semanas terminare mi proyecto en el sur de Riverdale y tendré unos días de descanso. ¿Por qué?—
Jughead tomo ambas manos de Betty por encima de la mesa, sin dejar de mirarla. —Betty... voy a tener muchísimo trabajo en estas dos semanas, pero después tendré unos días libres que aprovechare para regresar a California y ver a papá y a JB. Entonces... me preguntaba si tu... si tu querrías... no se. Si tu quisieras acompañarme, si no tienes otros planes, claro—
Betty suspiro, algo decepcionada por no haber escuchado lo que quería escuchar, pero la propuesta sonaba como algo serio. —¿Estas diciendo que quieres que te acompañe a California en nuestros días libres y ver a tu familia?—
Jughead asintió, con una sonrisa. —No hay problema si no quieres y si no puedes, pero me encantaría que fueras y me acompañaras—
Betty lo miro en silencio un momento, sin poder creer lo que el le estaba pidiendo. —No lo sé... ¿De verdad quieres que yo valla a California contigo? ¿Los dos, solos?—
—Tengo una cabaña que compre hace un año para cuando fuera de visita a California. Ahí nos podemos quedar. Por favor piénsalo, me encantaría que fueras conmigo. Por favor— Suplico Jughead, apretando levemente las manos de la rubia por encima de la mesa.
Betty no decía nada al principio, solo pensaba en por que Jughead le pediría algo así, y por qué no le había pedido aun algo que ella deseaba escuchar.
—Esta bien, no veo por qué no puedo ir contigo, si tanto lo quieres— Acepto Betty, sonriéndole.
Jughead sonrió, y abrazo a Betty por encima de la mesa, y también empezó a llenarle la cara de besos, feliz. —Oh Betts... no te arrepentirás, hermosa—
Betty soltó una pequeña risa, y cuando se separo del abrazo, lo miro. —Pero iré contigo bajo una condición—
—Lo que sea, pídeme lo que sea— Acepto Jughead, mirándola fijamente.
Betty tomo aire. —Veras... este sábado que viene estaré libre, y tengo entendido que los sábados en la tarde tu también. Me toca cuidar a los gemelos de mi hermana y quisiera algo de ayuda, si quieres—
Jughead abrió los ojos como platos, mirándola fijamente. —¿Cuidar a los gemelos contigo este fin de semana? No tendría mejor plan que ese—
—¿Entonces es un sí?— Pregunto Betty, con un brillo en sus ojos.
En apenas media hora, lo que se suponía que seria un rato de películas juntos, se convirtió en cuatro rondas seguidas de sexo salvaje sobre el sofá de la casa de Jughead; La había invitado a que vieran una película juntos en su casa, pero la temperatura subió y las cosas se salieron de control.
Tener sexo siempre que podían y se encontraban solos, ya era costumbre en estos últimos meses. Pero esta aventura era algo que muy pocos, casi nadie, sabia.
—Mas... Jug... mas...— Gimió ella, mientras se aferraba al cabello del chico y lo sentía cada vez mas profundo en su interior.
—¿Así, preciosa? ¿Así?— Gruño el, golpeando con mas fuerza y profundidad dentro de ella, sintiendo que se perdería en su interior.
Y mientras el sofá temblaba con ellos teniendo sexo frenéticamente sobre él, finalmente subieron juntos a la cima del placer, sus gemidos haciendo eco por toda la casa hasta que se quedaron quietos, recuperándose del cuarto round.
El salió de ella, se puso de pie, se deshizo del condón y empezó a vestirse, o al menos solo los pantalones; Como doctor, sabía perfectamente que podría ocurrir un accidente no deseado si no se cuidaban a la hora de hacer el amor, y por eso, siempre tomaba en cuenta protegerse el y protegerla a ella.
Betty se sentó sobre el sofá, después de colocarse nuevamente la ropa, y vio que la película que Jughead y ella iban a ver, se había terminado.
—Se termino y no la vimos— Le aviso Betty al ojiazul, mirándolo, divertida.
Jughead sonrió y se acerco a ella, dejando un tierno y delicado beso en sus labios. —Estar encima de ti es mejor que cualquier película— Aseguro.
Betty sonrió. —La pase muy bien, pero supongo que ya tengo que irme—
—No te vayas... quiero... quiero que nos bañemos juntos— Le suplico, dejando varios besos en el rostro de la chica.
—Jug... también me encantaría, pero... no traje más ropa— Le recordó.
—Ponte la mía, Betts. Te quedara grande, pero puede funcionar, por favor, metete a la bañera conmigo— Le suplico Jughead, aun dejando repetidos besos en todo su rostro.
Betty rio. —Está bien, esta bien. Pero sin hacer... que no tengamos... ya sabes. Es que creo que ya no puedo más— Confeso, divertida.
—Esta bien, no pasara más nada— Aseguro Jughead, sonriéndole y dándole un profundo beso.
Lo que olvidaron es que no eran capaces de mantener el control cuando estaban así, uno frente al otro, totalmente desnudos, y eso termino en otras dos rondas de sexo duro en la bañera.
Sumergidos y perdidos en su mundo, sin imaginarse que en cualquier momento se podría derrumbar.
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