Betty sonrió con la tierna escena, y se puso de pie, acercándose a su ex y a su hijo. —Jughead, que bueno que llegas otra vez. Necesito hablar contigo de algo muy importante—
Jughead dejó a Julian en el piso, y miró a Betty fijamente. —¿Sobre qué? ¿Sobre Julian?—
—Tiene que ver con Julian, claro. Pero... No sé cómo decirte esto— Admitió Betty, mirando a su hijo y sonriéndole. —Bebito... ¿Quieres mostrarle a papi tus juguetes nuevos?—
Julian asintió, feliz, y miró a Jughead. —Juguetes papi, espera— Le pidió, dirigiéndose a las escaleras.
—Aquí te espero, pequeñin— Aseguró Jughead, mirando a su hijo y después a Betty, serio. —Te escucho. Vamos, no tengo mucho tiempo—
—Es que...— Empezó a hablar, bajando la mirada y jugando con sus dedos. —Te vas a enojar, mucho—
Jughead la miró con una ceja alzada.—Ay por favor... No me digas que estás embarazada de nuevo—
—¿Que?— Preguntó Betty, mirándolo. —Claro que no. ¿De dónde sacas eso? Las últimas veces que tu y yo... Ya sabes... Yo no dejé de tomarme las pastillas—
Jughead respiró, aliviado. —Perfecto, menos mal. Entonces... ¿Que es? Más vale que dejes tus rodeos y que me digas de una vez por todas—
Betty tomó aire, mirándolo. —Lo pensé, y lo pensé mucho. Por eso he tomado una decisión. Me iré a California—
—¿Que?— Preguntó Jughead, atónito. —Pero de vacaciones... ¿No?—
—No, si... No se— Contestó Betty. —Escucha... Últimamente estoy demasiado estresada y siento que debo cambiar de ambiente. Posiblemente me valla a California solo por un tiempo—
—Pero no piensas irte con el niño... ¿O si?— Preguntó el ojiazul, preocupado.
—Claro que me llevaré a Julian, es mi hijo. Y descuida, será solo una temporada—Aseguró Betty.
—¡No, Betty! ¡No!— Exclamó Jughead, ya enojado. —¡Eso dijiste cuando nos separamos y no fue así!—
—¡Pero no me grites!— Exigió la ojiverde, empezando a temblar. —No me grites más. Es tu culpa que yo me quiera ir. Solo me lastimas, te quiero lejos—
Jughead tomó aire, tranquilizándose un poco. —Es que no puedo permitir que me separes de mi hijo—
—Pero podrás ir a verlo cuando quieras—Aseguró la ojiverde, limpiándose las lágrimas que había derramado. —Podras ir a verlo o puedes traerlo aquí a Riverdale, si es que vas a estar disponible para cuidarlo, claro. Jug... Ya no quiero seguir aquí. Necesito ir a un lugar diferente y despejarme—
—Es que solo piensas en ti. ¿Qué hay de Julian? ¿Acaso sabes si el va a querer ir a California cuando es feliz aquí? No lo separes de mi, Betty— Suplicó Jughead.
—El va a estar bien. Cuando cumpla tres años, lo puedo inscribir en un colegio, es muy listo y yo le he enseñado muchas cosas en casa. Hay muchos niños con los que puede jugar y hay parques y espacios increíbles en dónde va a ser muy feliz, te lo prometo— Aseguró la rubia.
Jughead la miró, con sus ojos cristalizados, mientras ella lo miraba en silencio y lloraba.
No quería pensar en cómo sería su vida con su hijo lejos, y también lo mataba pensar en que lastimó mucho a Betty y la hizo tomar esa decisión.
Si era lo mejor para ellos, lo menos que el podría hacer, era apoyarlos.
—Papi— Lo llamó Julian, acercándose a él con un avión de juguete tan grande que apenas lo podía sostener. —Avion grande—
Jughead miró a su hijo, se agachó frente a el y besó su cabeza. —Es un avión increíble, mi niño. Te amo—
Julian sonrió y miró a su padre, extrañado. —¿Papi llora?—
Jughead negó, divertido. —Papi no llora campeón. Ven aquí— Lo abrazó.
Julian le siguió el abrazo, feliz, pero no se imaginaba lo que estaba pasando; No se imaginaba que su madre lo llevaría muy lejos del pueblo que conoció desde su nacimiento.
Y Betty, por su parte, ya estaba totalmente segura de su decisión.
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Una semana más tarde, Jughead estaba llevando a Betty, a su hijo y a Alice al aeropuerto; Se ofreció a llevarlos, y Alice iba a quedarse con su hija y nieto en California una temporada.
Esa semana la aprovechó al máximo con su pequeño, antes de que se fuera.
Antes de que se fuera con la mujer de su vida, aunque en este momento no lo quisiera admitir.
Llegaron al aeropuerto, Betty, su madre e hijo bajaron del auto junto a Jughead, y había llegado el momento más difícil.
La despedida.
—Ven aquí campeón— Llamó Jughead a su hijo, agachándose y abrazándolo, llenándole la cara de besos. —Te amo tanto hijo... Cuídate y pórtate bien—
—Te quiero papi— Respondió el niño, abrazándolo con todas sus fuerzas.
Betty miraba cómo Jughead abrazaba y besaba a su hijo sin parar, y el apego que el niño le tenía. Le rompía el corazón ver esa escena y saber que se iban a separar.
—No quisiera interrumpir o ser aguafiestas, pero se nos va el avion— Avisó Alice, mirando a su ex yerno con su nieto.
Betty asintió y se acercó a su hijo, tomándolo de la mano. —Vamos Jul—
Jughead miró a su hijo y le sonrió. —Adios amiguito— Miró a Betty. —Cuidende mucho, Betts. Te avisaré cuando valla a ver a Julian—
—Esta bien, cuídate tu también— Le pidió la rubia, sonriéndole y dándole la espalda junto a Alice y Julian para retirarse.
Jughead se puso de pie y vio cuando Julian frenó a Betty y lo miro a el, extrañado.
—Papi, ven— Le pidió Julian, extendiéndole su pequeña mano.
Jughead negó. —Lo siento amiguito. Esta vez papi se queda—
—Betty, el avión, se nos va— Le advirtió Alice, mirándola, seria.
Betty asintió y tomó a su hijo en brazos. —Vámonos Julian, papi no viene—
Julian rompió a llorar, mirando a su padre ahí, de pie, mientras su madre se lo llevaba. —¡Papi! ¡Ven! ¡Papi!— Gritó.
—¡Iré a verte, hijo! ¡Lo prometo!— Le gritó Jughead al niño, con los ojos cristalizados.
Jughead no dejó de mirar hasta que su hijo, junto a su madre y abuela, desapareció y se fueron a su avión, camino a California.
Le rompió el corazón ver a su hijo llorarle de esa manera, y ahora sí estaba seguro de que había perdido a la mujer de su vida.
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Y se marchó 🥲 ¿Que creen que pase de ahora en adelante?
