—Perdóname por todo, Jughead. Perdóname por no creerte cuando me explicas las cosas. Perdóname por hacerte reunir pruebas para poder creer lo que dices. Yo debería creer un poco más en tu palabra y no lo hago, lo siento— Se disculpo Betty, llorando y abrazándolo.
Jughead le siguió ese abrazo, y fue el abrazo mas sincero y puro que pudo haber recibido; Fue un abrazo reparador, que ambos necesitaban.
—Ya, nena— Le pidió Jughead, separándose del abrazo y posando una mano en la mejilla empapada de la chica, mirándola fijamente. —Esta bien, si me sentí mal cuando vi que no me creías, pero no sufras por eso, mi vida. Tenemos que seguir adelante, los dos—
Betty lo miro fijo a los ojos, con una sonrisa. —¿De verdad me perdonas?—
—Pero por supuesto mi amor, claro que te perdono— Aseguro, sonriéndole. —Cambia ya esa carita, no me gusta ver a mi nena llorar—
Betty sonrió. —Soy un desastre Jug— Admitió, divertida.
—Entonces eres el desastre más bonito— Respondió el ojiazul, dejando un pequeño beso en la frente de la rubia.
Betty sonrió, pero de repente se levanto de la cama y se fue corriendo al baño a una velocidad que a Jughead no le dio tiempo de reaccionar. Lo único que le quedo por hacer fue ir tras ella y verla vomitar una vez más. Ya si se estaba preocupando.
El espero a que ella saliera del baño para enfrentarla de una vez por todas y averiguar que le pasaba exactamente.
—Lo siento tanto, Juggie. No quiero que me veas así, soy un desastre— Se disculpo Betty, pasándose una mano sobre su desordenado cabello rubio.
Jughead la tomo de la mano y la guio a la cama nuevamente. —Siéntate, vamos a hablar—
—Pero Juggie, ya hablamos, por favor. No me siento muy bien y no estoy de humor— Respondió Betty, sentándose lentamente sobre la cama.
—Justo de eso quiero hablar. Olvídate de que soy tu novio y metete en la cabeza que soy el doctor Jones. Ahora dime que te ocurre para poder hacer un diagnóstico— Exigió Jughead, sentándose al lado de Betty, mirándola.
Betty negó. —Jug... no es necesario. Yo....
—No soy Jughead, soy el doctor Jones. Ahora dime que le pasa, señorita Cooper— Exigió Jughead, serio. —Eso no puede ser simplemente porque algo te cayo mal—
Betty suspiro, con la mirada baja. —Hace un par de días me siento extraña. Tengo nauseas todo el tiempo, me la paso vomitando todo el día y a veces me mareo de la nada. Pero como que hoy es mas intenso, no se. Tuve que dejar el trabajo por el día de hoy y dejar que el encargado de los obreros los guiara—
Jughead escucho todo eso con atención, pero de repente le surgió una idea que lo aterro y lo dejo pensando; Una posibilidad llego a su cabeza de doctor y lo preocupo a tal grado que se quedo callado.
Betty noto el silencio del ojiazul, y se preocupó. —Jughead... ¿Por qué te quedas tan callado? ¿Qué te pasa?— Le pregunto, sin obtener respuesta. El seguía muy callado, como shockeado. —Juggie...
Jughead tomo aire y miro a Betty, fijamente. —Betty, mi amor... escúchame. Te hare solo una pregunta y quiero que me la respondas con sinceridad. ¿Sí?—
Betty asintió, mirándolo atentamente. —La que quieras, doctor. Pero... no tengo nada malo... ¿Oh sí?—
—Amor, no... o eso creo— Contesto Jughead, tomando aire. —¿Cuándo fue la ultima vez que tuviste el periodo?—
Betty lo miro, con los ojos abiertos como platos, y algo sonrojada. —Yo... yo... ¿Por qué tengo que responderte esa pregunta?—
—Nena, esta bien, no te avergüences, es algo completamente normal. ¿Cuándo fue la ultima vez que te bajo? Por favor respóndeme— Suplico el pelinegro, tomándola de ambas manos.
Betty tomo aire, bajando la mirada. —No lo sé, tengo un retraso de casi dos meses— Confeso.
Jughead suspiro y se pasó ambas manos sobre el rostro, algo frustrado y preocupado. Su sospecha estaba cada vez mas cerca de ser verdad, y su cerebro de doctor lo sabía.
—Jughead... ¿Qué pasa? ¿Por qué te pones así?— Le pregunto Betty, preocupada y asustada.
Jughead suspiro, mirándola. —Betty, no te asustes mi amor. Mira... no es seguro, pero según lo que me dijiste... cabe la posibilidad... la posibilidad de que estes embarazada—
Betty abrió los ojos como platos, sorprendida y asustada, atónita. —No Juggie. Nosotros... nosotros siempre nos hemos cuidado, tú eres muy estricto con eso. No es posible—
—Betty, no. Mira... no se si te acuerdas. Pero cuando te fuiste conmigo a California hace aproximadamente un mes, fuimos a tu cabaña, bebimos demasiado alcohol y terminamos teniendo sexo. Yo no recuerdo que nos cuidáramos, estábamos muy ebrios y tal vez... solo tal vez cometimos un error— Explico Jughead.
Betty negó, con los ojos cristalizados, mirándolo. —Es que no puede ser, Jughead. Yo no quiero tener un bebé, no todavía—
—Mi amor, yo tampoco. Pero si de verdad estas embarazada lo enfrentaremos juntos y me hare cargo del bebé— Aseguro Jughead.
—No importa, yo no quiero. No estoy lista para ser mamá— Se negó, llorando.
Jughead la abrazo, conteniéndola. —Ya nena, ya. No nos volvamos locos sin saber si de verdad lo estas o no, porque puede ser una falsa alarma— Aseguro, separándose y mirándola. —¿Qué te parece si te acompaño a la farmacia para comprarte unas cuantas pruebas de embarazo? Así te haces mas de una y descartamos cualquier falso resultado—
—Pero tengo miedo Jug. No quiero tener un hijo todavía, lo siento— Confeso Betty, volviendo a abrazarlo.
—Pero amor...— Respondió, continuando el abrazo. —Precisamente por eso tenemos que salir de dudas y descubrir si lo estas o no— Se separo y le sonrió. —Yo voy a estar a tu lado y no te dejare sola, lo prometo—
Betty tomo aire, y asintió. —Esta bien, salgamos de esto—
Jughead le sonrió y beso su frente, y entonces los dos salieron a la farmacia mas cercana para comprar tres pruebas de embarazo; Betty andaba con una sudadera grande, para que no la reconocieran, y a Jughead no le importo andar como el mismo, porque solo había ido a acompañarla.
Después de comprar las pruebas de embarazo, regresaron a la casa de la rubia para salir de dudas de una vez por todas.
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