Betty tomo aire, cerrando los ojos con fuerza. Nunca en su vida había sentido tanto dolor. —Creo que se me rompió la fuente—
Por otra parte, Jughead se había quedado abajo con su padre, pero estaba un poquito preocupado por su novia; últimamente la protegía demasiado.
—Calmate muchacho. Si algo pasa, ellas avisaran— Lo tranquilizó Fp, haciendo un breve silencio. —No puedo creerlo. Aún no creo que tu y la chica que salvaste en la playa en aquel verano vallan a darme un nieto—
Jughead sonrió, encogiéndose de hombros. —Supongo que es el destino. Nos separamos por años y aún así nos volvimos a encontrar. No planeamos este hijo, pero si el universo quiso que fuéramos padres, por algo fue—
—Oh, entonces fue un accidente— Contesto Fp, con los ojos abiertos como platos.
—No, bueno... Si, pero no como crees. Es un accidente bueno, lo juro— Se justificó.
—Ya, muchacho, tranquilo. Yo sabía que tu y Betty no iban a perder el tiempo en California, los dos solos— Respondió Fp, divertido. —Solo te pido que no metas la pata con esa chica. Es una buena muchacha, de buena familia y buenos valores. Cuidala a ella y a mi nieto—
—Claro que si. Son mi vida, papá— Aseguró Jughead, con una sonrisa. —Y creo que las chicas están tardando mucho. ¿Debería ver qué hacen?—
—¡Jug Jug!— Gritó JB, bajando las escaleras con Betty tomada de manos mientras ésta se hiperventilaba. —¡Ya va a nacer el bebé!—
Fp y Jughead se pusieron de pie, poniendo toda su atención en Betty especialmente.
Jughead fue quien corrió hacia ella y tomo su rostro entre sus manos. —Nena... ¿Ya? ¿Viene el bebé?—
Ella solo asintió mientras Jellybean seguía a su lado, y Jughead inmediatamente se puso en marcha y la llevó hasta el auto para llevarla a tener al bebé al hospital.
En el auto iban también Fp y Jellybean, y quisieron quedarse a esperar a que el bebé naciera para conocerlo, en la sala de espera.
Poco después llegó Alice con la familia, y la sala de espera estaba llena de personas que iban a esperar a que naciera el pequeño retoño de Betty y Jughead.
Alice fue hasta la habitación en la que estaba su hija menor, y permaneció a su lado mientras se acercaba el momento del nacimiento de su tercer nieto.
—Ya, linda, ya, respira— La tranquilizó Alice, al lado de su hija mientras ésta se retorcía en aquella camilla. —Mira, yo pase por esto dos veces. Cuando nazca ya no te dolera—
—Mamá... Quiero que esto termine ahora, duele mucho— Se quejó, sentándose lentamente sobre la camilla, cerrando los ojos con fuerza, llorando por el dolor.
—Va a pasar, nena. Va a pasar. En la sala de espera hay mucha gente que te quiere y esta esperando a que nazca tu hijo. Vas a estar bien, mi vida. Mamá te ama— Aseguró Alice, abrazando a su hija y besando su cabellera desorganizada.
—Hola chicas— Saludó Jughead, entrando a la habitación con su mascarilla, gorro y traje azul. Se acercó a su novia y besó su cabeza. —Mi amor... ¿Lista para dar a luz?—
Betty negó, mirándolo con los ojos vidriosos. —¿Por qué no me detuviste cuando tomamos de más y terminamos haciendo un bebé?—
—Mas tarde no dirás eso, amor— Respondió Jughead, mirándola a ella y a su suegra. —Escuchen... Yo voy a recibir al bebé. No he asistido a muchos partos, pero tengo experiencia y la doctora que atendió el embarazo estará presente también. ¿De acuerdo?—
—Perfecto, cuida mucho a mi niña y al bebé, por favor— Le pidió Alice.
—Pero por supuesto— Aseguró Jughead, volviendo a mirar a Betty. —¿Lista para tener a nuestro bebé?—
—Jug... Sácame de esto, por favor— Le pidió Betty, entre lágrimas.
Jughead besó su cabeza, mirándola fijamente. —Yo voy a recibir a nuestro bebé, mi amor. Voy a estar a tu lado todo el tiempo y te prometo que todo va a salir bien—
Betty asintió, y después de unas horas muy dolorosas en las que Jughead estuvo calmándola y consintiéndola, llegó el momento en el que se encontraban en la sala de parto los enfermeros, la doctora y Jughead, asistiendo el parto de la rubia.
—¡Ahhh! ¡No puedo, te lo juro!— Gritó Betty, desesperada y en pleno trabajo de parto.
—Lo haces muy bien mi amor, vamos. Ya casi termina, ya puedo ver su cabecita. Valla... Tiene mucho cabello— Admitió el ojiazul, mientras asistía el parto de su novia.
—¡Cállate! ¡No sé para qué me acosté contigo! ¡Agh! ¡No aguanto más!— Gritó Betty, cerrando los ojos con fuerza, con las lágrimas descendiendo por sus mejillas.
—No nena, no te rindas. Ya viene, ya viene, ya está afuera. ¡Lo tengo!— Exclamó Jughead, entusiasmado.
—¡Aaaahh!— Gritó ella, en su último intento.
De repente, los gritos de Betty cesaron y con su silencio llegó el llanto de un niño; El bebé ya había nacido.
—¡Aquí esta! ¡Aquí esta!— Avisó Jughead, feliz, con el recién nacido llorando entre sus brazos. El tenía razón cuando dijo que tenía mucho cabello, porque el bebé traía una cabellera negra y brillante como la del padre. —Es un hermoso niño. Mira, mi amor, es precioso— Admitió, mostrándoselo a Betty.
Betty estaba tan agotada que apenas pudo abrir un poco los ojos, y cuando vio a su hijo, tan pequeño y tan frágil que lloraba, ella también empezó a llorar.
Pero a llorar de felicidad.
—Dios, no... Es... Es hermoso Juggie— Admitió Betty entre lágrimas, tomándolo con cuidado entre sus brazos y acostándolo en su pecho. —Es tan pequeño....
El pequeño dejo de llorar en cuanto sintió el calor de sus padres, abrazándolo y protegiéndolo.
—Valla... Bienvenido, hijo. Julian Jones Cooper— Lo nombró Jughead, besando la cabecita del pequeño.
—Julian...— Lo llamó Betty, mirándolo con una sonrisa, aún llorando de la felicidad. —Eres el fruto de mi vientre. Eres el producto de mi amor con tu papi y no sabes lo mucho que me arrepiento de las veces en las que no te quise. Pequeño... Ahora que te tengo en mis brazos, te puedo asegurar que te amo como a nada en el mundo, porque eres mi hijo— Beso su frente.
—Te amamos mucho Julian. Bienvenido campeón— Le dijo Jughead, depositando otro dulce beso en su frente.
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