Capítulo 18.

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No se en cuanto tiempo nos tardamos en llegar, lo único que sabía en este momento es que me estaba perdiendo en las caricias de Damian, sus besos y lo bien que olía, hacia mi cuerpo estremecer. A penas se abrió el ascensor en el departamento, Damian me llevó a la sala, todo el departamento estaba casi que a oscuras, solo alumbraba la chimenea. 

—No me gusta compartir Gina, suelo ser muy celoso con lo que me pertenece —su pulgar delineó mis labios. 

—No le pertenezco a nadie Damian —lo desafié con la mirada, el solo sonrio de lado, sus manos tomaron mi cintura y me hizo girar quedando frente a Azael, el estaba terminando de quitarse la camisa.

—Azael es la única persona a parte de mi que puede tenerte, nadie más —susurró en mi oído— y me pone celoso que hayan hombres que creen que pueden tenerte, eso me molesta y mucho. 

Azael se sacó el cinturón y lo tiró al suelo, soltó el botón de su pantalón y tomó mi mano para meterla dentro de su boxer y tocar su miembro bastante erecto, mi mano sin perder demasiado tiempo rodeo su falo para así, empezar a masturbarlo con lentitud. Damian deslizó el vestido hasta sacarlo por completo de mi cuerpo y así quedar completamente desnuda ante ellos. 

—Eres una Diosa Gina —Azael rozo sus labios con los míos, tomó mi mandíbula sin ejercer demasiada fuerza y estampó sus labios con los míos, era tan excitante y delicioso sentir como su lengua jugaba con la mía en un vaivén de deseo, no había nada que comparar, ambos besan delicioso. 

Poco a poco me estaba perdiendo en sus besos ya que Damian besaba mi cuello y podía sentir su lengua tocar mi piel sensible al igual que sus dedos apretando mis pezones. Un fuerte jadeo se escapó de mis labios cuando senti como Damian empezó a azotarme con fuerza mientras que Azael me tenía inmovilizada, el dejo mis labios y me sonrio. Damian había parado con los azotes a mi trasero y pude sentir un poco de ardor, Damian me dio la vuelta para solamente besar mi cuello y apretar con rudeza mi trasero. Después volvió a girarme pero esta vez hacia a un lado, mirando hacia el sofá, Azael estaba sentado en el con las piernas abiertas y una mano dentro de su boxer. 

—Ven aquí linda —soltó de forma suave, y yo sin perder tiempo fui hasta el, abri un poco mis piernas para subir a su regazo, sacó la mano del boxer y luego tomó mi cintura con ambas manos, apretaba con tanta fuerza que podía sentir sus dedos entrar en mi piel, me alzó a la altura de su rostro y así poder saborear mis pechos. 

Mi cabeza se fue hacia atrás y cerré los ojos disfrutando de la sensación que me estaba dando Azael lamiendo y succionando mis pechos con rudeza, jamas habia tenido sexo de esta forma, tan sucia y tan dura, debo confesar que me encanta en la forma que ellos me brindan placer y lo que más me gusta de esto es que los tengo a ambos solamente para mi. 

Azael se detuvo y me acomodó encima de el, en mi campo de visión apareció Damian, se paró frente a mi, su camisa estaba suelta al igual que el cinturón, en su mano tenía un vaso con licor, su mirada era tan intensa que sentía que taladraba en lo más profundo de mi ser. Dio un gran trago para acercarse a mi, tomar mi mandíbula y darme un intenso beso logrando pasar el licor de su boca a la mía, lo trague con mucha rapidez, aun así un poco logró escurrirse por mis labios, fue tan excitante que Azael limpiara el resto de licor de mis labios con su lengua y se saboreara sus labios, joder que sexy. 

¡Dos para Llevar! [+18] -Finalizada- ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora