Capítulo 29 Parte II.

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Dos días después

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Dos días después.

Se supone que debería estar feliz en este momento, pero no, estoy encerrada en la habitación del hotel llevándome de comida y tragando como cerdo, así paso mis bajones, comiendo, siempre me sentía mejor después de comer, pero ahora no, me siento de la mierda, tengo el corazón hecho pedacitos.

—Debí comprarme un gato —me metí una cucharada de helado a la boca—, ellos son fieles.

Me sentía tonta hablando sola, cada dos segundos miraba mi teléfono esperando que alguno de los dos me llamara pero no fue así, ninguno me ha llamado ni buscado, me sorprende que no lo hicieran, supongo que no les importo, pero al carajo, no debería importarme, yo misma los dejé.

Tomé mi teléfono para llamar a mi papá, quería saber como estaba, desde que descubrí lo que escondía Damian, no dejaba de pensar en el y de lo mal que me siento por haber convivido con la persona que le desgració la vida a mi papá.

—¿Pa? ¿Cómo estás?

—¿Cómo estoy Gina Rosaline? ¡Preocupado! Ava me llamó para decirme que tiene dos días sin saber de ti, que no le contestas el teléfono.. ¿Se puede saber donde estas metida? —se escucha preocupado.

—Lo lamento papá.. Quería estar sola para pensar las cosas.. Si te digo donde estoy, promete no decirle a mamá.

—Ahora si estoy preocupado.. ¿Que sucede mi niña? ¿Esta todo bien? —se me hizo un nudo en la garganta al escucharlo.

—No estoy bien papá, las cosas no están bien y necesito que lo sepas.. —suspire—, ven a esta dirección, por favor no le digas a nadie —le di la dirección del hotel.

—Voy para allá.. —colgó.

Tenía que saberlo, tenía que decirle lo que estaba sucediendo, no puedo guardarle algo como eso a mi papá, tiene derecho a saber lo que Damian hizo.

De solo pensar en todo lo que tuvimos que hacer para que mi papá estuviese bien en aquella época, yo estaba demasiado joven y tenía que cargar con casi todo el peso de la casa ya que Sebastian ya no vivía con nosotros, me tocaba cocinar, limpiar, trabajar de medio tiempo en lo que sea para poder pagar los gastos de la casa y de la rehabilitación de papá, recuerdo que tuve un año con el mismo par de zapatos ya que no podía darme el lujo en ese momento de comprar unos decentes, de pensar en los cambios de humor de mis papás, hace qué me moleste más con Damian, fue tan cobarde, solamente pago el hospital y envió dinero, como si eso fuese a remediar el daño que le hizo a mi papá.

La puerta de la habitación sonó, sabía que era el. Me puse mis pantuflas y fui a abrirle.

—Hola pa —me hice a un lado para que entrara a la habitación, jamás me había sentido tan mal, ahora que lo veía cojear de esa forma.

¡Dos para Llevar! [+18] -Finalizada- ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora