Capítulo 13

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¿Ser salvaje con él? ¿Hacer realidad todas las fantasías que había tenido cuando se acostaba con Tin? Plan levantó la mirada hacia Mean, consciente de que estaba muy excitado y de que su cuerpo clamaba por él.

Plan apenas podía respirar. El deseo le atravesaba las venas y la tensión ardía en lo más profundo de su ser.

- Quieres que te penetren con fuerza, sin contención, Rathavit.- La voz de Mean era más ronca, más tentadora, cuando agarró a Plan del pelo y tiró de él.

Plan sintió un fuego incontenible en las entrañas y parpadeó al percatarse de que se le aflojaban las rodillas.

- ¿No quieres tirarme del pelo? Vamos, Rathavit. No me darás nada de lo que le dabas a él. Así que dame lo que no le dabas.

Plan se retorció contra Mean al sentir sus labios contra los suyos, murmurando sobre ellos. Tenía los ojos abiertos, atrapados por los profundos y feroces ojos de Mean.

- Lucí tus arañazos como otros hombres lucen sus medallas- gruñó Mean antes de mordisquearle los labios-. Tuve que darme placer a mí mismo mientras recordaba lo ardiente que fuiste entre mis brazos. Mientras imaginaba tu boca, tus ojos, sabiendo cuan voraz podías llegar a ser.

De golpe, Mean lo había introducido en sus fantasías. 

Plan se lamió los labios y se imaginó la escena a su pesar. Sentía las manos de Mean en el pelo, inmovilizándolo, al tiempo que lo presionaba contra él, exigiéndole que lo tomara en su boca, que lo succionara.

Mean observó su mirada, vio su deseo y su miembro se puso más furo y grueso que nunca.

Manteniendo una mano en el pelo de Plan, Mean usó la otra para quitarle la camisa de los hombros. Su marido se había puesto esas ropas como una defensa contra el mundo pero Mean no iba a permitir que se escondiera de él.

Debajo tenía una camiseta sin mangas metida en los vaqueros.

- No pienso...

- No pienses- le ordenó Mean en voz baja sin apartar la mirada de él-. A menos que quieras pensar en mí follándote la boca. Porque lo haré, Rathavit. Observaré cómo esos labios rosados se abren para recibirme.

Plan ya lo había tomado en su boca antes pero no era aquello lo que Plan quería ahora; no era lo que necesitaba.

- Quítate las botas.- Mean le sostuvo la mirada al tiempo que lo empujaba y lo dejaba caer sobre el sofá-. Quítatelas ahora Plan o tendrás los vaqueros en los tobillos mientras te penetro duramente. ¿No preferirías rodear mi cintura con esas preciosas piernas para apresarme dentro de ti?

Plan se lamió los labios de nuevo observando como él se apartaba y se sentaba sobre la mesa de café para quitarse sus propias botas. Se las desató y se levantó cuando Plan se movió.

Pero Plan no se había levantado para quitarse las botas, sino para arrojarse sobre él. Mean cayó sobre la mesa, atrapándolo entre sus brazos en el proceso y agarrándolo por el pelo mientras Plan asaltaba sus labios con un grito de necesidad y anhelo.

- ¿Demonios, sí!- Plan se deslizó sobre Mean, montándose a horcajadas sobre sus caderas. Le enterró las manos en el pelo cuando Mean abrió la boca e intentó controlar el beso.

Plan se convirtió en un tigre salvaje. Se retorció sobre Mean, arqueó la espalda para que su erección se frotara contra la de Mean y le desgarró la camisa.

Mean se las arregló para quitársela antes de levantar la camiseta de Plan mientras él le chupaba y mordía el cuello, dejándole una marca que Mean sabía que todo el mundo vería más tarde, algo que no le importaba en absoluto.

La cara oculta del deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora