La sorpresa agrandó los ojos de Plan cuando Mean lo agarró por la cintura, lo subió a la isleta de la cocina y se ubicó entre sus muslos antes de abrirse la cremallera de los vaqueros y sacar su rugiente erección por la abertura.
—¿Estás loco? —se rio Plan excitado y lleno de deseo. Mean podía oler su excitación. Y cuando le separó más los muslos y vislumbró su miembro ya erecto entre ellos, pudo ver hasta qué punto estaba excitado.
Mean inclinó la cabeza y le pasó la lengua por su miembro, desde la base hasta la punta. Rodeó el glande con los labios y miró a Plan a la cara cuando se echó hacia atrás, apoyando los pies en los hombros de Mean.
Mean torturó el pequeño orificio en la punta con la lengua, lo rozó, lo mordisqueó y observó a Plan, oyéndolo gemir mientras lentamente introducía sus dedos en el estrecho canal de Plan hasta tocar su punto dulce, una y otra vez.
Cuando sintió a Plan a punto de estallar, Mean se irguió, se sujetó el miembro por la base y se colocó entre sus muslos antes de penetrarlo con rapidez.
—Mean —gritó Plan.
Un abrasador placer volvía a atravesar de nuevo las terminaciones nerviosas de Plan, resonando a través de su cuerpo mientras luchaba por conservar la cordura.
Mean lo sujetó de las caderas para atraerlo hacia sí, y Plan se agarró al borde de la encimera al sentir que sus piernas resbalaban por los brazos de Mean.
Hubo pocos preliminares, pero tampoco los necesitaba.
Había estado preparada para Mean cuando se despertó solo esa mañana, echándole de menos. Desesperado por una caricia más, por un beso más, antes de tener que afrontar cualquier cosa que pudiera llegar.
—Maldita sea. Eres tan estrecho que noto cómo te cierras a mi alrededor —gimió Mean inclinándose hacia Plan y tomando posesión de sus labios—. Como fuego y éxtasis juntos.
Plan jadeó cuando su cuerpo se adaptó a la invasión, tomándole y sintiendo al mismo tiempo placer y dolor, como un infierno de sensaciones que apenas podía asimilar y que lo acercaban al clímax. Le metió los dedos entre los cabellos y retuvo la cabeza de Mean contra él mientras hacían el amor con sus bocas y sus lenguas. Se movieron e impulsaron el uno contra el otro hasta que un placer violento y desesperado los desgarró, y Plan gimió suplicando más.
Y Mean se lo dio. Se movió entre sus muslos penetrándolo con rápidos envites, llevándolo más allá de cualquier límite y llenando su mente con un estallido de colores cuando la liberación explotó en sus cuerpos.
Mean derramó su semilla dentro de Plan. Su gemido fue áspero, ronco y lleno de necesidad. Temblando, estremeciéndose de placer, envolvió a Plan entre sus brazos y lo estrechó contra su cuerpo, enterrando la cara en su hombro.
Plan no podía imaginar la vida sin Mean. Sencillamente no podía hacerlo.
Mean lo besó lenta y profundamente, luego abrió los ojos y se lo encontró mirándolo.
—Mmm, menuda sorpresa. —Plan sonrió mientras Mean se apartaba de él, pero tuvo que contener el aliento ante la sensación de su polla saliendo de su cuerpo, rozando la piel hipersensible de su entrada. Después Mean lo levantó y lo dejó en el suelo—. ¿Se supone que tengo que poder andar ahora?
Mean inclinó la cabeza para robarle otro beso y Plan le acarició el amplio torso.
Finalmente, Mean le brindó una amplia sonrisa antes de dar un paso atrás y colocarse los vaqueros.
Plan hizo un rápido viaje al cuarto de baño y, al regresar, se encontró a Mean tomando un café y mirando fijamente el taller a través de la amplia ventana de la cocina.
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La cara oculta del deseo
FanficSeis años después de recibir la desgarradora noticia de que Tin Medthanan, el hombre al que ama desesperadamente, jamás regresará de su última misión, Plan todavía llora la muerte de su marido. Sin embargo, Tin sigue vivo a pesar de haber sufrido lo...