Capítulo 24

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—Esto es justo lo que necesitamos. Una noche sólo para nosotros. —Sienna Gaikwad se estiró sobre la camilla dejando que unas manos expertas masajearan su cuerpo.

—Una noche sin maridos —gruñó Plan—. Las recuerdo muy bien. Eran un infierno. Siempre acababa con una horrible resaca después de quedar contigo, Sienna.

Su amiga se rió.

—Estoy harta de quedarme en casa por la noche. Sun siempre llega tarde, y cuando vuelve, sólo quiere dormir.

Había algo en la voz de Sienna, cierto resentimiento que Plan recordaba haber notado varias veces durante los últimos años.

—¿Sun y tú no conseguís ajustar las agendas ? —le preguntó.

—La misma historia de siempre. —Sienna agitó la mano con indiferencia—. Pero ahora que has vuelto al mundo de los vivos, he pensado que una noche sólo para nosotros una buena manera de divertirnos.

Plan consideró la idea durante un instante.

—Mi nuevo mecánico necesita supervisión —dijo finalmente con sorna—. Y, por supuesto, pienso supervisarlo personalmente.

Gun resopló y Sienna lanzó un gritito.

—Todavía no puedo creer que estés pensando en tener una relación con ese hombre. A Tin le habría dado un ataque, Plan.

El comentario de Sienna fue seguido por un tenso silencio. Sienna había sido amiga suya y de Tin, pero había tenido más de un encontronazo con su marido.

—Tin habría querido que fuera feliz —afirmó Plan con voz queda.

—¿Con un hombre como ése? —se burló Sienna—. Vamos, estás con él sólo porque tiene unos ojos que te recuerdan a tu marido y la misma actitud dictatorial. A un hombre así no le gusta saber que sólo es la segunda opción. Pronto tendrás problemas.

—Los tendré de todas maneras. —Plan se encogió de hombros como si aquello no tuviera importancia.

¿Por qué no quería hablar con Sienna? ¿Por qué no quería compartir con ella la certeza que sentía en su interior? Siempre le había contado todo a Sienna y tenía que reconocer que la había ayudado mucho cuando Tin «murió».

Sin embargo, ahora no quería compartir su alegría con nadie, aunque tenía que reconocer que tenía que morderse los labios para no acribillar a Gun a preguntas, porque sabía, en el fondo de su alma, que tanto su amigo como Off eran partícipes de lo que estaba ocurriendo.

—Te lo dije, libérate de la tensión sexual —masculló Gun desde su camilla al lado de Plan—. Déjalo disfrutar, Sienna. Estoy seguro de que se sentirá mucho mejor.

El deje divertido en la voz de Gun podría significar cualquier cosa.

—Un día de estos voy a hacerte pagar ese consejo —le advirtió Plan—. Ese hombre es tan posesivo que conseguirá volverme loco.

<<Sí, de hecho, ya lo estaba haciendo.>>

—Tin era una persona de trato fácil. —Sienna suspiró—. Jamás se ponía celoso.

Oh, eso no era del todo cierto, se dijo Plan para sus adentros. Tin había sido celoso, pero lo había ocultado muy bien, incluso ante él. Había sido cordial, alegre y educado, pero por dentro era un hervidero de emociones. Y los celos habían sido una de ellas. Plan supo durante años que Tin ocultaba aquella emoción en particular. Se había controlado porque confiaba en él. Porque sabía que no había manera de que Plan se quedara encerrado en casa estuviera él o no en una misión. Pero Plan había sentido claramente el eco de sus celos.

La cara oculta del deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora