La batalla final de Donkey Kong Country, aquella en la que Donkey Kong junto con su sobrino, Diddy Kong, se enfrentaron contra el malvado rey de los kremlings llamado K. Rool, quien había robado la preciada reserva de bananas, aquella fuente de potasio y de alimentación para los habitantes de la Isla DK.
... los que hayan jugado Donkey Kong Country ya conocerán esa historia.
En esta ocasión, veremos otra... historia.
Isla DK, una isla por ahora pacífica, donde vivían algunas especies de animales, en especial, varios primates conocidos también como los kongs. A su vez, dentro de esta especie, había una familia en particular... Esta familia era muy unida; no todos eran familia de sangre, pero su amistad demostraba como si lo fueran:
Cranky, un anciano cascarrabias; Wrinkly, la esposa de Cranky; Funky, un enérgico gorila surfista y piloto; Candy, una gorila femenina; Lanky, un carismático orangután; Swanky, un gorila lleno de lujos; y no podemos olvidar al famoso Donkey Kong, el gran héroe y futuro gobernante de la isla; y, por último pero no menos importante, a Diddy Kong, un pequeño mono araña, sobrino y compañero de aventuras de Donkey.
Días después de aquella mencionada batalla, estaban reunidos algunos de los integrantes de esta familia kong, frente a la casa de Donkey Kong. Todos les agradecían a Donkey y a su sobrino Diddy por haber rescatado dicha reserva de plátanos de las reptiles garras del rey K. Rool.
—Qué agradable es tener nuestra preciosa reserva de vuelta —dijo Cranky mientras terminaba de cerrar la cueva donde se almacenaba dicha reserva.
—Los dos sí que son unos héroes, ya tenemos nuestra reserva de vuelta ¡gracias a ustedes! —exclamó Funky con emoción hacia Donkey y Diddy—. ¡Son los mejores!
—Gracias, Funky —respondió Donkey sonriéndoles—. Sabes que siempre queremos el bien para todos.
—Y como agradecimiento, ¡les haremos una fiesta! —agregó Funky saltando de la emoción.
A esta familia Kong siempre le gustaba celebrar por cualquier motivo, por más pequeño o más grande que sea.
—¡Oh, no, no, no! —exclamó Cranky mostrándose contradictorio—. ¡Nadie hará ninguna otra fiesta! ¡No después de lo que pasó en la última!
Bueno, a diferencia del kong más anciano con barbas blancas y bastón, quien era el abuelo de Donkey, y que solo necesitaba tranquilidad y le gustaba comparar sus viejos tiempos con los actuales. Pero aun así, él debía tolerar las fiestas, ya que la mayoría de kongs eran mucho más jóvenes y relajados que él.
—¡Relájate, abuelo! —le dijo Donkey con unas pequeñas risas—. Te enojaste aquella vez solo porque Diddy tomó tu postre de bananas por equivocación mientras jugábamos a guerra de postres. Si no quieres otra fiesta, no vayas y listo.
—¡Ahora resulta que me quieres excluir! —refunfuñó Cranky levantando su bastón, a punto de darle un bastonazo a Donkey.
—Pero si acabas de decir que no quieres fiesta, entonces simplemente no vas —replicó Donkey—. ¿Por qué no puedes dejar de ser tan idiota y amargado?
—¿Me llamaste idiota? —dijo Cranky lanzándole una mirada amenazante a Donkey, antes de alzar la voz con furia—. ¡¿ME LLAMASTE IDIOTA?!
—¡Ay, no, no, lo siento, no quería decirte así, Cranky! —exclamó Donkey mostrándose algo arrepentido—. ¡ESPERA!... ¡NOOOOO! —gritó antes de huir, al ver que Cranky lo perseguía para darle un par de bastonazos... y así fue. De hecho, este tipo de situación solía ser frecuente entre Cranky y su querido nieto Donkey.
ESTÁS LEYENDO
La Isla del Huracán [Diddy Kong x Dixie Kong]
FanfictionDespués de su aventura con Donkey en contra del rey K. Rool, Diddy retomaría su vida normal en la Isla DK... excepto por tener que regresar a Kong Kollege, donde es atormentado por un cuarteto de niños bravucones. Por temor a las amenazas de ellos...