Capítulo 25: Las Llaves

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Al día siguiente, todos los animales estaban despertándose. No había sido una noche de sueño de calidad para Diddy y Dixie; los espacios donde tuvieron que dormir eran muy incómodos, pero aun así, fueron lo suficiente como para un sueño reparador.

De pronto, la puerta de la habitación se abrió, despertando de golpe a los dos kongs. Entraron las personas, de nuevo con pilares de comida detrás y, al igual que el día anterior, la repartieron a cada uno de los animales. La comida era la misma, por lo que Diddy tuvo que comérsela a la fuerza, mientras que Dixie aún cargaba bananas en su mochila. Al finalizar, los empleados salieron de la habitación. También se podía oír de nuevo a una multitud de voces humanas afuera en el zoológico.

—¿Dormiste bien? —le preguntó Diddy a Dixie al verla llegar hasta su jaula.

—No —respondió Dixie sobándose la cabeza—. El escondite era muy estrecho... ¿Quieres bananas?

Dixie le regaló un par de bananas a Diddy y se sentó junto a la jaula de él mientras comían. Mientras ella miraba por toda la habitación, se dio cuenta de algo que le llamó la atención al instante... Por casualidad, los empleados que hace poco estuvieron ahí, habían dejado la puerta de ingreso abierta, con lo que se le iluminó la mente a Dixie.

—¡Diddy, mira! —señaló ella hacia la puerta, y Diddy se volteó a mirar.

—¿No estarás pensando en ir hacia allá, verdad? —interrogó Diddy captando la idea de Dixie.

—¿Y por dónde más se podría ir? —dijo Dixie encogiéndose de hombros—. Tal vez encuentre las llaves para poder abrir tu jaula.

—Pero... ¿y si esos señores te atrapan? —exclamó Diddy con preocupación.

—Sabré esconderme bien, no te preocupes —respondió Dixie sin quitarle la mirada a la puerta.

Dixie se dirigió de inmediato hacia la puerta y echó un vistazo hacia afuera. Había un amplio pasillo con algunas puertas a los alrededores, y se pudo divisar una escalera al fondo que daba hacia el siguiente piso.

—Oye, niña Trixie —la llamó un elefante que estaba enjaulado cerca de la puerta—. Espero que no se te ocurra cruzar esa puerta o terminarás igual que nosotros.

—Solo necesito unas llaves —respondió Dixie.

—Los únicos que tienen esas llaves son esos tres domadores, ¿sabes qué peligro conlleva hacer eso?

—Pero jamás sacaré a Diddy de aquí sin hacer nada —replicó y, sin discutir más, cruzó la puerta y comenzó a caminar con sigilo por la nueva sala.

Dixie miraba cada rincón del pasillo: este tenía un aspecto refinado con accesorios de decoración y cuadros elegantes. De pronto, se escucharon unos pasos que venían hacia donde se encontraba Dixie, por lo que ella corrió de inmediato hacia la escalera del fondo. Luego, un grupo de empleados asistentes pasaron por ahí.

—¡Ay! ¿Pero quién dejó esta puerta abierta? —exclamó uno de ellos, cerrando al instante la puerta de la habitación de animales.

Dixie continuó subiendo las escaleras para ver qué había más arriba. Pero luego, se quedó paralizada cuando, a pocos centímetros frente a ella, apareció una pierna humana y otra ortopédica. Miró hacia arriba, temiendo haber fracasado tan rápido en su búsqueda; era uno de los domadores... Por fortuna, este estaba leyendo unas hojas de papel que sirvieron para cubrir la presencia de Dixie. Ella se escabulló de inmediato justo cuando el domador alzó la cabeza y bajó las escaleras. Por un momento, se le había acelerado la respiración a Dixie mientras llegaba al siguiente piso.

El ambiente del nuevo piso era también bastante elegante, contaba además con grandes cuadros y estanterías. Dixie, por curiosidad, le echó un vistazo rápido a cada cosa que había colgada en la pared, donde se podía observar varias portadas de revistas y periódicos sobre el circo y el zoológico, con títulos como: "Zoovlaki, premiado al mejor", "Visitamos el Zoológico Zoovlaki, un lugar asombroso", "El Gran Circo de los Hermanos Zoovlaki, una atracción que no te debes perder", "Al mejor y más impresionante circo de la ciudad", a más de llevar fotos actuales y antiguas del lugar. Incluso, había fotos de los tres domadores cuando eran más jóvenes y con todas sus extremidades completas, pero así mismo, tenían un aspecto diferente... Dixie los miró con detalle y con un gesto de extrañeza. Más adelante, vio otro artículo titulado: "Premio a los hermanos Owens, conocidos como los 'Hermanos Zoovlaki", acompañado de un subtítulo: "Brand, Brett y Fred Owens, famosos por su Circo Zoovlaki", lo que parecía mencionar los nombres de aquellos domadores.

La Isla del Huracán [Diddy Kong x Dixie Kong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora