Dixie se hallaba acostada en la camilla. De pronto, sus ojos empezaron a abrirse un poco después de haberse sumergido en un profundo estado de sueño. Luego, como si fuera de golpe, ella abrió los ojos de un solo y no supo por qué, pero... sintió una urgente necesidad de levantarse mientras tenía cierta aceleración en sus latidos. No le iba a tomar tanta importancia... de no ser porque escuchó un ligero pero repentino ruido en las afueras de la sala, lo cual activó su curiosidad de forma inmediata.
Decidió bajar de su camilla antes de echarle un vistazo a que Diddy se encontrara bien. Luego, aún con cierta curiosidad, se dirigió hacia la puerta y apoyó su oreja contra la misma... Alcanzó a oír con claridad ciertos ruidos extraños por los pasillos de afuera. Aunque después de todo, supuso que serían más de las personas médicos que a lo mejor andarían cerca... de no ser porque, unos segundos después, empezó a oír ciertos murmullos acompañados de unos golpes en una puerta. Y, como si fuera poco, Dixie dio un salto del susto cuando oyó que golpearon la puerta de la misma sala donde estaba, al mismo tiempo que parecía moverse la perilla. Ella empezó a tener un mal presentimiento, así que se limitó a quedarse quieta hasta que ya no oyera ningún ruido tras la puerta; sabía que si se tratara de alguno de los médicos, no tendrían por qué tocar así.
Un par de minutos más tarde, Dixie sentía una enorme incertidumbre y, de la forma más sigilosa que pudo, giró la perilla de la puerta, desactivando el seguro y abriéndola poco a poco hasta poder asomar su cabeza hacia afuera. Las luces de los pasillos se hallaban apagadas y apenas entraba iluminación por las ventanas.
De pronto... Dixie abrió los ojos al máximo cuando, en cierto rincón del pasillo, alcanzó a ver unas siluetas más altas que ella. Dichas siluetas se hallaban al lado de una de las paredes, más específico... en la puerta de la anterior sala donde los habían llevado a Diddy y a Dixie.
—No abre —se le escuchó susurrar a uno de esos sujetos mientras trataban de abrir la puerta.
Dixie comenzó a tener una respiración agitada luego de oír la voz de la silueta que habló... No era posible eso. De repente, a los pocos segundos, una de esas siluetas se volteó a mirar en dirección a Dixie, lo cual la puso en alerta al instante.
—¡Es la chimpancé mocosa! —exclamó uno de los sujetos, esta vez dejando oír su voz con claridad.
Dixie se escondió de nuevo en la sala y cerró la puerta lo más deprisa que pudo, asegurándola de inmediato. Las palpitaciones en su corazón se habían activado de forma severa y temblaba de forma continua al ver que aquellas siluetas pertenecían a los mismísimos simios, en este caso... el orangután líder junto con los dos mandriles restantes, los de solapas azul y roja. Dixie se preguntaba con demasiada desesperación cómo pudieron haber llegado esos simios... Y eso significaría un grave peligro.
De pronto, la puerta de esa sala empezó a ser golpeada otra vez de forma repetitiva.
—¡Maldición, la ha asegurado! —se le escuchó decir a uno de los simios forcejeando con la perilla—. ¡No abre!
—O si no disparemos a ver si se desactiva el seguro.
Las palpitaciones y la tensión en Dixie aumentaron al oír eso; ahora sí estarían en severos peligros. Un par de segundos después, se escuchó un fuerte disparo que incluso llegó a atravesar la puerta. Dixie se apartó de inmediato, lejos de la puerta, y lo primero que hizo fue colocarse junto a la camilla donde estaba Diddy mientras pensaba qué podría hacer ahora.
—¡Ya casi! —se le escuchó decir a otro mientras continuaban ejecutando disparos contra la puerta—. ¡Abran paso, voy a abrirla!
De pronto, la puerta estaba siendo golpeada con mayor agresividad como si la fueran a tumbar. Hasta que unos segundos después... los simios consiguieron crear una entrada lo suficientemente grande y en donde comenzaron a ingresar uno por uno, todos con arma en mano.
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La Isla del Huracán [Diddy Kong x Dixie Kong]
FanficDespués de su aventura con Donkey en contra del rey K. Rool, Diddy retomaría su vida normal en la Isla DK... excepto por tener que regresar a Kong Kollege, donde es atormentado por un cuarteto de niños bravucones. Por temor a las amenazas de ellos...