Capítulo 71: Pánico Latente

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Diddy y Dixie tenían sus mentes en blanco, a la vez que sus pulsaciones eran tan aceleradas que no podían pensar bien en ese momento. Ambos se hallaban atrapados en aquellas sillas mecánicas, al igual que el resto de niños kongs secuestrados, mientras estaban con el bando de simios malvados presente.

—Ay, qué pena, monitos —les recalcó Mandrew mientras les hacían muecas de burla junto con los otros tres—. Pero ustedes no ganaron.

Diddy y Dixie querían gritarles con todas sus fuerzas, pero la presencia del grupo de simios adultos se los impedía. Ambos, aunque sabiendo que era en vano, agitaban los pies en el aire y trataban de sacar sus manos de los grilletes, con lo que solo se ganaban más risas burlescas por parte del cuarteto de Jemky.

—¡Ay, pero qué tontos! —les dijo Melenky mirándolos de forma burlona—. ¡No pueden salir de ahí!

¡Muchachos! —exclamaron los simios hacia el cuarteto, deteniéndoles sus risas al instante—. ¡Vengan acá! Ya vamos a empezar con estos niños.

El cuarteto se dirigió donde los simios, mientras que Diddy y Dixie se ponían cada vez más tensos y agitaban sus pies de forma continua ante lo que estos decían.

El mandril de solapa roja se encontraba realizando unos ajustes al aparato que llamaban bisturí eléctrico estrella, al cual le estaba colocando una cuchilla nueva. Mientras, el orangután de solapa negra estaba preparando unas cuantas mezclas en recipientes, utilizando los cuarzos nuevos que habían traído.

Diddy y Dixie, al ver eso, solo empezaban a temblar mucho más; ambos ya sabían con certeza lo que esos simios estaban por hacer con esos objetos, ya que recordaron las instrucciones que habían leído en aquel libro y en cómo las utilizarían en todos esos niños kongs... y podrían incluirlos a ellos dos también.

—¿Cuánto tiempo se tarda en mecanizar a un niño? —les preguntó Melenky a los simios.

—El procedimiento completo dura unos dos días —le respondió un mandril mientras limpiaba otras herramientas—. Más que todo porque deben estar en refrigeración por veinticuatro horas. Las otras veinticuatro horas anteriores es donde se los interviene. La parte más difícil es cuando se les coloca los sensores de movimiento; hay que asegurarse de que el niño no se mueva tanto o podría salir algo mal.

—O sea que... ¿eso se le hace cuando aún están vivos? —les preguntó Rocky.

—Así es, muertos ya no funcionará —les respondió el orangután líder—. Y cuando ya dejen de moverse es que se les coloca el resto del mecanismo, y se les coloca estas mezclas por sus venas —agregó mostrándoles un frasco con una de las mezclas que estaba haciendo—. Debe hacerse rápido, antes de que ya no sirvan. De último se los curan y quedarán como nuevos, y de ahí irán a refrigeración.

—Suena fácil —comentó Mandrew mirando de forma pensativa a la manada de niños kongs.

—No tan fácil —les dijo el orangután líder—. O al menos con esos cuatro mocosos que ya mecanizamos no lo fue, pero puede que ahora lo hagamos con mayor facilidad. A todos se los debe sedar primero con los hipnotizantes, así se quedarán quietos durante el procedimiento y no sentirán ningún dolor, o mejor dicho: ya ni sentirán ni se darán cuenta de nada.

—Vaya, entonces es algo complejo —dijo Jemky cruzando los brazos—. ¿Y sí nos dejarán hacer uno a nosotros, verdad?

—Les iremos enseñando —les respondió el orangután líder—. Les dejaremos que los últimos niños los hagan ustedes. ¡Pero solo si lo hacen bien y no salen con alguna payasada! —agregó alzándoles la voz en tono de advertencia y espantándolos un poco—. Y les dejaremos hacer eso solo porque los necesitamos lo más pronto posible.

La Isla del Huracán [Diddy Kong x Dixie Kong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora