Capítulo 69: Con las Manos en la Masa

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La manada de simios malvados se dirigió por el segundo piso hacia el laboratorio, con Diddy y Dixie en brazos. Durante el recorrido... Diddy y Dixie alcanzaron a ver unas siluetas corriendo al final de algunos pasillos, por supuesto, se trataba del cuarteto de niños mecánicos, a quienes por fortuna, ni los simios ni el otro cuarteto los vieron. Aun así, ambos rogaban que ninguno los viera, puesto que sabían que estarían acabados en donde los simios se enteraran del procedimiento reciente que hicieron con esos cuatro niños kongs.

La manada de simios entró al laboratorio y, de inmediato, colocaron a Diddy y a Dixie en las sillas donde en un inicio tenían a los niños kongs secuestrados, mientras mantenían sus armas apuntándoles todo el tiempo. Los simios presionaron unos botones en las sillas, y con esos activaron unos grilletes que ataban a Diddy y a Dixie de las manos, las piernas y del torso. El cuarteto de niños bravucones también se hallaba a los lados observándolos.

—Bien, ahora sí podremos empezar —dijo el orangután líder mirando con seriedad a Diddy y a Dixie—. Escapar de aquí no es para nada una buena opción, niños monos. Ahora... nos alegra tenerlos de vuelta —agregó mirándolos de forma amenazante.

Las miradas amenazantes del grupo de mandriles y orangutanes los ponían demasiado tensos a ambos; era una tensión tan fuerte que incluso los hacía limitarse a solo pensar en la Isla DK y a sus familiares de allá.

—¡Niños! —les dijo el mandril de solapa marrón al cuarteto—. Han hecho algo bueno en atrapar a este par, nos sentimos orgullosos de ustedes —agregó antes de sonreír y darle unas pequeñas palmadas a Rocky, quien era su hijo.

—No han hecho las cosas mal después de todo —agregó el mandril de solapa roja sonriendo y dirigiéndose hacia Melenky para luego abrazarlo.

—Necesitábamos de verdad a ese par de monitos —agregó el mandril de solapa azul, dándole palmadas a Mandrew de forma sutil.

—¡Buen trabajo, muchachos! Van a ser premiados —agregó el orangután líder mientras cargaba a Jemky en brazos.

De pronto, los simios les estaban haciendo gestos de felicitaciones a sus respectivos hijos, a excepción del orangután de solapa negra, quien no parecía ser padre de ninguno, pero que de todas formas se mostraba con la misma expresión. Era una escena que, por lo visto, no era tan común en esa familia.

—¡Y bien! —exclamó el mandril de solapa marrón mientras soltaba a Rocky, a quién tenía cargado—. ¡Ahora traigamos a todos esos mocosos para empezar!

—Y hay que preparar las cosas —agregó el orangután líder—. Manny y Terry, ustedes ayúdenme ordenando estos cuarzos por su color —les dijo a los mandriles de solapa azul y roja respectivamente—. Will y Rusty, ustedes vayan preparando los aparatos —agregó hacia el otro orangután y el otro mandril.

—¿Nos van a enseñar también a nosotros a hacer una mecanización? —les preguntó Melenky al grupo de simios con una mirada de súplica.

—Solo porque necesitamos terminar esto rápido, hijo, les vamos a enseñar —le respondió el mandril de solapa roja, antes de cambiar a una mirada fija y seria—. Pero solo no vayan a salir con alguna payasada o una travesura, ¿sí?

—Oigan, por cierto —dijo Jemky luego de un rato—. ¿Ustedes han capturado también a un gorila que anda por aquí? —les preguntó con curiosidad a los simios adultos.

—¿Un gorila? —dijo el mandril de marrón mientras preparaba unos aparatos en un mesón—. Ah, sí, ese gorila. No les hemos contado, pero lo atrapamos hace unos días, está hipnotizado por si se lo preguntan. Y le ordenamos que no le hiciera daño a ninguno de ustedes, así que no le teman.

La Isla del Huracán [Diddy Kong x Dixie Kong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora