j

505 56 14
                                    

Fecha de modificación: 31/05/2018.

Tipo: Documento Microsoft  Word.

Tamaño: 14 KB. 

Para J:

Hoy me he acordado de ti. Fue sin querer, completamente involuntario, un pensamiento al azar que me destruyó en segundos. Llevaba cinco días enteros sin pensar en ti. Sé que parece extraño llevar la cuenta de algo así. Sobre todo, cuando aseguro haberme olvidado. Mis padres han dejado de hablar de ti. Creo que saben que me duele. Que lo entienden, aunque no se lo haya dicho.

Lloré durante un mes entero. No te lo cuento para que te sientas culpable. O sí. La verdad es que ya no sé nada cuando se trata de ti. Es raro, porque antes lo sabía todo. Sabía donde estabas. La cantidad exacta de azúcar que le echabas al té. Que por mucho que digas que tu color favorito es el azul oscuro, sé que es el amarillo. Detalles que recopilé una lista cuando dejé de llorar, una noche. Una lista que luego quemé. Sí, muy dramático. Yo también opino que lo fue. Pensé que me purificaría, que estaba renunciando a ti, definitivamente.

Porque tengo la sensación de que debería, que no vas a volver y no decirte adiós sería una estupidez por mi parte.

Ha pasado un año y no te has comunicado conmigo, ni con nadie, así que me figuro que es definitivo. Que te has marchado para siempre. Que nunca más volveré a saber cosas sobre ti.

Está bien.

Lo repito mucho, está bien, está bien, está bien. Como un mantra que se agrieta cuando, como hoy, un recuerdo me asalta de la nada. Estaba en la playa cuando pasó. Caminaba descalza por la arena y vi una concha. Y me acordé de ti. De que siempre buscabas las más grandes, las más bonitas y me las dabas cuando volvías de surfear. Aunque sabía que a ti te gustaban las rotas. Desde que éramos muy pequeños te han encantado las cosas rotas.

Es curioso, porque justo ahora, yo te encantaría.

No sé si estoy rota, tal vez solo mellada, astillada como la pantalla de un teléfono que se te ha caído sin querer del bolsillo. Nunca me había sentido así. Y me da rabia. Me da rabia que tú hayas sido quien haya despertado todos estos sentimientos nuevos en mí, cuando, sin duda, eres la persona que más feliz me ha hecho nunca.

No te odio.

Aún no.

Ojalá algún día aprenda.

Será el día que deje de quererte.

O no.

¿Crees que se puede querer y odiar a la vez? Pero odiar de verdad. No como odias los M&M verdes, sino un odio que te brota de las entrañas. Un odio que se convierte en un filtro de tu realidad, ¿crees que es posible, acaso?

Espero que no.

Tiene pinta de ser un sentimiento de lo más solitario.

Donde duermen los trenesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora