j: epílogo

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Fecha de modificación: 08/08/2024.

Tipo: Documento Microsoft Word.

Tamaño: 16 KB. 

Para J:

No sé muy bien como empezar esto. O los motivos que me obligan a estar sentada hoy frente a este documento de Word y escribirte. Estás dormido en la cama, supongo que podría despertarte y contarte todo esto, pero parecías tan cansado al llegar a casa que... puede esperar. Quizás sea mejor así, sabes que me expreso mejor por escrito, me permite imponer un orden lógico a las palabras y dotar a mi discurso de un sentido más completo.

Se me ha ocurrido otra pregunta, una de tantas, pero, en esta ocasión es especial porque me la he hecho a menudo en el pasado y solo ahora me veo capacitada para darle una respuesta: ¿qué es el amor?

A lo mejor piensas que estoy loca si lo primero que digo es que creo que es como un pegamento, pero déjame explicarme.

Tú mejor que nadie sabes que la vida no es justa. Que las cosas malas ocurren. Has vuelto a hablar de tu padre, aunque sé que aún te cuesta y yo te estaré eternamente agradecida por compartir esta parte de ti conmigo. La parte que duele. La parte que está un poco rota. De ahí mi metáfora desafortunada: el pegamento.

En mayor o en menor medida todos estamos un poco rotos en algún aspecto de nuestra personalidad. Para mí un individuo es la suma de infinitésimas partes que lo configuran y se combinan entre ellas. Por eso concibo a las personas como algo dinámico, flexible. Debemos ser así para adaptarnos a los cambios intrínsecos de la existencia.

¿Te acuerdas de la clase de Etología a la que asistí?

Bueno, hay otro término que me gustó: plasticidad fenotípica. La habilidad de variar tu yo externo y amoldarlo a las condiciones de un medio cambiante para así poder sobrevivir. Todos tenemos un poquito de eso.

El amor es lo que mantiene esos fragmentos unidos. Lo que nos permite seguir hacia delante y nos da verdaderos motivos para hacerlo. No hablo solo del amor romántico. Yo te quise muchísimo antes de entender lo que era platónico o no.

El amor romántico es importante, parece el fin último de la humanidad: la unión de dos (o más) personas en un proyecto común. Cuando se quiere bien a la persona adecuada saca lo mejor de cada uno y aporta granitos de arena imprescindibles para el desarrollo individual y colectivo del alma.

Pero este año he aprendido que no es el único.

Existe el amor fraternal, el amor de la familia que, cuando todo va bien (y me duele horrores pensar que esa red te falló una vez) te permite seguir adelante a pesar de los tropezones de la vida. Yo no sería quién soy ahora de no ser por mis padres o mi hermano. Su amor hacia mí y mi amor por ellos es uno de los pilares en los que sustento mi manera de entender el mundo.

Nunca pensé que escribiría esto, pero... quiero a Frances. Y a Ada. La amistad es un tipo especialmente conmovedor de amor. Las mujeres son maravillosas y las mujeres que se quieren entre ellas, aún más.

Cuando me tumbo en tu pecho, escucho tu respiración y la mía se acompasa, cuando no estamos haciendo nada en absoluto, solo estar el uno con el otro, ser el uno para el otro, la emoción que me embarga le da un sentido a esta existencia aleatoria y llena de trampas.

Así que, a lo mejor lo que digo ahora suena un pelín raro, pero es una enseñanza que me ha costado comprender: el amor por uno mismo es lo que te permite sobrevivir en última instancia.

Y por fin puedo decirlo: me quiero.

Me quiero un montón.

No soy perfecta, ni mucho menos, pero por lo menos ya he abierto las líneas de diálogo y estoy en el camino correcto para explorar y sanar. Soy una persona merecedora de amor: de amor romántico, de amistad, de amor familiar y de amor propio. Por fin. Por fin he llegado a este punto.

Quererme me hace quererte más, y (creo) mejor.

¿Y sabes qué es lo que más me ilusiona de todo esto?

Que solo estamos empezando.

Será una tontería para algunos, pero es algo que yo jamás pensé que tendría: un comienzo. Contigo. Conmigo. Con todas esas nuevas personas que quiero y me quieren.

Esta será la última carta que te escriba, ya no lo necesito, porque estás aquí.

Pero me parecía justo dejar esto por escrito: el final y... nuestro principio.



🌊FIN🌊


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