La primera en levantarse y acercarse a mí es su madre. Una señora de porte regio, elegante y muy bella, a la que ya había visto en la fiesta que Theodore dio en mi honor en Ibiza y a la que, debido a mis nervios, no me había parado a observar. A simple vista parece altiva, incluso algo desagradable, debido al rictus serio de su cara y eso, a decir verdad, me causa un poco de rechazo. Cambio de opinión en cuanto la veo sonreír. Una sonrisa sincera que le llega a los ojos y que me recuerda a esa que tan pocas veces he visto en su hijo y que tanto me gusta. Se parecen mucho, sobre todo en la mirada; tienen el mismo color de ojos. Se llama Victoria; sí, yo también lo creo, un nombre poco original y muy de la realeza británica.
—Encantada de volver a verte, Rebeca. Los amigos de mis hijos siempre son bienvenidos en Clover House—el beso en la mejilla y el tono dulce de su voz me sorprenden, para bien.
—Gracias, señora James.
—Victoria, querida, lo de señora me envejece y estamos en familia.
Como si ese fuera el pistoletazo de salida para darme la bienvenida, el resto de la familia se va sumando a la presentación y los saludos. El señor James, August, parece campechano y no tan estirado como su mujer; es alto, fuerte y con el pelo entrecano; salvo en los ojos y la boca, Theodore es su vivo retrato. Amber, de pelo castaño claro, alta y hermosa; de ojos almendrados y rasgos finos, es la siguiente en besar mi mejilla y abrazarme; luego lo hace su marido, Albert, que cambia el abrazo y el beso, por un estrechamiento de manos, firme y un poco rudo.
—Tú eres la chica que prácticamente salió corriendo de la terraza de aquella cafetería en Ibiza, ¿verdad?
Alison, la morena despampanante de aquel día, la que creí que podría ser la novia de Theodore, me ha reconocido. «Y yo que pensaba que había sido discreta en mi huida...».
—Sí, la misma que viste y calza—respondo avergonzada.
—Mi hermano insinuó que te marchaste por él.
—Tu hermano es un engreído y un arrogante que se cree que todo gira a su alrededor—digo sin pensar.
—Cierto, pero tiene muy buen corazón. No estarías aquí si no lo supieras—me guiña el ojo—. Encantada de conocerte, Rebeca.
—Lo mismo digo, Alison.
—Me encanta tu amiga, hermanito, parece que te tiene bien calado—unos brazos fuertes me abrazan con demasiada familiaridad, para mi gusto—. Es guapa y muy lista, seguro que nos llevaremos muyyy bien—sus ojos verdes se clavan en los míos, dejándome sin aliento. Es un tío impresionante, pero no tanto como Theodore—. Soy Adrien, preciosa, el más atractivo, el más divertido y la oveja negra de la familia—sus labios se posan en mi mejilla y los deja ahí varios segundos, incomodándome.
—No te pases, Adrien—advierte Theodore a mi lado tensando la mandíbula.
—Encantado de conocerte, nena—continúa ignorando la advertencia de su hermano—. Las amigas de éste—lo señala sin mirarle—, siempre quieren ser las mías después de conocerlo a él. Ya sabes, por la decepción y esas cosas...
—Adrien James, compórtate—su madre le da un golpecito en el brazo—. No le hagas caso, Rebeca, a mi hijo le encanta molestar a su hermano. Si no es una cosa es otra, siempre igual—pone los ojos en blanco—. Son como niños pequeños.
—Tranquila, Victoria, a los tipos como Adrien me los meriendo con patatas, y si no pregúntele a Theodore, él sabe de lo que hablo—miro al susodicho y enarco una ceja—. ¿Verdad, amigo mío?
—Verdad—responde serio—. Yo que tú me andaría con cuidado, Adrien, con esta mujer uno nunca sabe a qué atenerse. Así que, por tu bien, mantente alejado de ella.
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Aposté por mí
RomanceJoven, guapa y sexi; impulsiva, divertida y sin pelos en la lengua; positiva, pase lo que pase, siempre ve el vaso medio lleno y no hay nada que le quite el sueño. Sus amigas, Olivia y Sheila, dicen que es una cotilla, una celestina y que se aprovec...