La cama de Minho

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Lo primero que Jisung notó es que la casa de Minho era enorme. Lo siguió a través del pasillo oscuro hasta la última habitación, sin tropezar con sus propios pies por pura suerte de principiante. Se sacó el buzo antes de llegar, impaciente, y Minho lo ayudó a sacar su remera después de cerrar la puerta de la pieza detrás suyo.

Lo segundo que notó es que la cama era esponjosa y suave como... lo que sea. No podía pensar claramente con Minho acomodándose arriba suyo, desabrochando su pantalón, metiendo la mano dentro de su bóxer. Jisung tenía algo de experiencia, pero, ahh, nunca lo habían tocado así. Minho sabía exactamente cuánto apretar y cómo rotar la muñeca para hacerlo poner los ojos en blanco.

Jisung arqueó la espalda y arrugó las sábanas con las manos. Perdió el sentido del tiempo mientras Minho terminaba de sacar la ropa de ambos y volvía a instalarse sobre él. Algo frío se hizo lugar entre sus glúteos y Jisung pegó un saltito.

— ¿Está bien? —preguntó Minho. Jisung asintió con la cabeza—. ¿Preferís ir arriba? —Jisung negó—. ¿Qué te pasa, no podés hablar?

—Está bien. —Jisung se avergonzó de lo aguda que sonaba su propia voz, pero es que nunca había tenido dentro suyo nada más que sus propios dedos y ahora los de Minho lo estaban abriendo y Jisung olvidó cómo respirar.

Minho los sacó justo cuando sus músculos se relajaron y Jisung empezaba a disfrutarlo.

—N-no, volvé... —Jisung reclamó.

—Shh, estoy acá.

Minho hizo algo ahí abajo, pero Jisung no prestó atención, concentrado en los brillitos plateados en los ojos de Minho. Sostuvo las piernas de Jisung por detrás de sus rodillas y las abrió, alineándose con su entrada, y Jisung sintió cómo su cuerpo se estiraba como nunca lo había hecho, solo para recibir a Minho.

Lo tercero que Jisung notó es que estaba dispuesto a entregarle a Minho cualquier cosa que pidiera.

Gritó; clavó las uñas en los brazos de Minho. Apretó su cintura con las piernas para obligarlo a quedarse quieto y Minho le hizo caso, dándole un momento para acostumbrarse a la sensación.

Minho acarició su mejilla. Era más lindo de cerca, con los pómulos marcados y la nariz afilada y las arruguitas que su sonrisa hacía aparecer en las esquinas de sus ojos.

Volvió a agarrar las piernas de Jisung, las dobló contra su pecho y empezó a moverse. Encontró un ritmo y Jisung estaba gritando de nuevo, pero ya no sentía dolor porque el nuevo ángulo hacía que Minho tocara un punto que enviaba una ola de placer a todo su cuerpo cada vez que empujaba.

Minho besó su cuello y envolvió su erección con una mano y Jisung sintió que moría.

Se relajó contra la almohada, recuperando el aliento, y apenas percibió a Minho saliendo de adentro suyo, limpiando a ambos con una toalla húmeda y acostándose a su lado.

Ámbar [Minsung] 🎨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora