Ámbar

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Se acostaron en el sillón gigante después de cenar.

— ¿Quién te invitó a salir conmigo? —preguntó Minho.

—Eh... ¿El hermano de una amiga? —respondió Jisung, acostado sobre el estómago de Minho y abrazando su cintura—. No me acuerdo. Fui a una fiesta y terminé aceptando ir a esa cita.

— ¿Y qué te dijo sobre mí?

—Nada.

— ¿Nada?

—Nada. Me hicieron ir completamente a ciegas.

—Hm... ¿Práctico, metódico?

—Minho.

Minho le pegó con la revista de crucigramas en la cabeza.

—A mí me dijeron tu nombre y que eras más chico que yo, nada más.

— ¿Quién fue?

—El novio de la recepcionista del edificio donde está la oficina de mi representante.

—Tan complicado —murmuró Jisung. Minho le pegó de nuevo—. ¿Y por qué aceptaste?

—Me dió curiosidad. —Minho se encogió de hombros.

— ¿Qué esperabas encontrar?

—Esperaba que fuera entretenido conversar con vos. Y que fueras lindo.

— ¿Te decepcioné?

—No —Minho dijo, y escribió algo en la revista—. Era "táctico". ¿Vos qué esperabas?

—Nada interesante. Una chica cualquiera.

— ¿Chica? —Minho sonó sorprendido—. Creí que solo te gustaban los hombres.

—No... Puede gustarme cualquier persona, el género me da igual —dijo Jisung, acariciando la cintura de Minho por debajo de su ropa—. ¿A vos te gustan las chicas?

—Ugh, no. Capital de Portugal.

—Lisboa.

—Ya lo sabía —Minho murmuró y escribió la palabra—. ¿Y vas a fiestas seguido?

—No mucho. Mis compañeros de clase organizan una casi todos los fines de semana. Yo voy a veces.

—No deberías perderte esas cosas. Después todos crecen y nadie tiene ganas de juntarse, y cuando querés acordar hace años que no ves a ninguno de tus amigos.

— ¿Te pasó eso? —Jisung preguntó con curiosidad.

—Un poco... Esta tenés que saberla: tonalidad de amarillo oscuro.

— ¿Cuántas letras?

—Cinco.

— ¿Ámbar?

—Gracias —Minho contestó, acariciando su pelo—. Deberías ir a la fiesta el próximo fin de semana.

Jisung prometió que lo iba a pensar, pero era mentira.

— ¿Tenés trabajos pendientes? —Minho preguntó un rato más tarde.

—Sí —Jisung suspiró.

—Siempre estás atrasado.

—No es mi culpa, me dan mucha tarea.

—Hm...

— ¿Y a vos por qué nunca te veo trabajar? —Jisung se incorporó y empujó la revista hacia abajo para poder ver la cara de Minho.

—Porque trabajo durante la semana para tener el finde libre. —Minho le mostró una sonrisa falsa; Jisung le sacó la lengua—. Soy organizado.

—Práctico y metódico.

Minho le pegó con la revista en el brazo.

—Deberías respetarme más —dijo—. Soy mayor.

—Yo te respeto... —murmuró Jisung— Al menos no intento meter la lengua en t-

Minho le aplastó la cara con un almohadón.

— ¿Qué estás diciendo? —Se colocó detrás de Jisung y tiró de sus piernas, haciéndolo caer boca abajo sobre el sillón. Le dió una nalgada.

— ¡Minho!

— ¿Me estás faltando el respeto de nuevo? ¿No te gusta cuando uso mi lengua?

Cada vez que la palma de Minho caía sobre su cola, el cuerpo de Jisung saltaba involuntariamente, lo hacía gemir.

— ¿No te gusta? —Minho repitió. Metió las manos dentro de la remera de Jisung, acariciando su cintura y moviendo los dedos sobre su piel para hacerle cosquillas. Jisung empezó a reírse—. Admitilo.

Minho le hizo cosquillas bajo los brazos; Jisung se rió más fuerte y se sacudió intentando quitarlo de encima suyo.

— ¿No te gustó tanto que terminaste llorando y mordiendo la almohada? —Minho habló en su oído. Jisung respiró hondo para controlar la risa.

—S-sí... Sí. T-... —Jisung se mordió el labio—. Lo amo.

Minho besó su nuca.

—Vamos a la cama.

Ámbar [Minsung] 🎨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora