El lago 2

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—Pensé que... —La voz de Minho se quebró. Jisung no se animó a mirarlo a la cara; miró el pasto y el agua mientras lo escuchaba hablar—. Si te besaba, pensé que iba a darle seriedad a la relación. Y no quería hacerte comprometer con una relación conmigo.

Jisung quiso preguntar por qué, pero no encontró su propia voz. Apretó su mano y Minho entendió.

—Porque, si estuvieras conmigo... vivirías a los veinte años la vida de una persona de treinta —Minho explicó. Cuando lo miró de reojo, Jisung lo vio mordiéndose el labio—. No puedo quitarte una etapa entera de tu vida, Han.

— ¿No es un poco tarde para decir eso, Minho? —Jisung podía sentir que empezaba a enojarse y no quería permitirlo porque el enojo siempre lo hacía llorar—. ¿Cómo no dejar que te bese podría cambiar algo si... si tenemos una rutina juntos? ¿No es eso más compromiso? ¿No es peor...? —Jisung respiró hondo—. ¿No es peor saber que toda la semana espero a que me llames para volver a verte, que todos los viernes espero que pases a buscarme para volver a casa con vos?

—Sí, lo es. Y no era mi intención llevarlo tan lejos. Pasamos demasiado tiempo juntos. Hace meses que pasás todos los fines de semana conmigo, en vez de estar con tus amigos o salir de fiesta o...

—No me gustan esas cosas, Minho. —Jisung intentó soltar su mano, pero Minho la agarró más fuerte.

—No quiero discutir, Han. Estoy tratando de decirte cómo me siento.

—Ni siquiera sabés lo que me gusta, ¿o sí? —Jisung siguió hablando como si no lo hubiera escuchado. Minho no contestó—. Me gusta estar con vos. Me gusta que cocines para mí y leer libros juntos y hacerte reír. No necesito nada más, Minho.

—Lo sé. Sé lo que sentís por mí, Han. Me di cuenta de que estás enamorado de mí y sé que te quedarías a vivir conmigo si te lo propusiera.

— ¡Porque lo estoy! ¿Vos no, Minho?

— ¿Desde cuándo?

—Desde la noche que nos conocimos —Jisung susurró. Nunca lo había admitido en voz alta. Había otra cosa que quería contarle a Minho sobre esa noche y probablemente este no fuera el mejor momento, pero Minho se había quedado en silencio y Jisung necesitó dejar que las palabras salieran—. Fue mi primera vez.

— ¿Vos nunca...?

—Más o menos, pero... No. No así.

Minho dejó de caminar y Jisung se detuvo con él. Minho se quedó mirándolo, pero Jisung fijó la vista en el reflejo de la luz del sol sobre el agua del lago.

—No sabía, Han... No tenía idea. Si hubiera sabido que era tu primera vez, yo...

—No —Jisung lo interrumpió—. Yo quise hacerlo. Te elegí.

Minho se acercó a él y agarró su otra mano. Siguió hablando con un tono de voz más suave.

—Han... ¿No pensaste que deberías estar con alguien de tu edad en vez de seguir perdiendo el tiempo conmigo?

— ¿Cómo podés decir eso?

—Porque estás desperdiciando tu juventud conmigo. No tenés idea de las experiencias que estás dejando de lado por elegirme a mí.

—Minho, ¿vos estuviste con alguien más en estos meses?

—No. No podría hacer eso.

—Entonces, ¿por qué debería hacerlo yo? ¿Por qué buscaría otra persona si puedo estar con vos? —Jisung sabía que se estaba alterando y que estaba levantando demasiado la voz, pero ya no le importaba—. Siempre decís lo mismo. Que sos muy viejo para mí, que voy a aburrirme de estar con vos y que debería... ¿Es ese el problema o es que no estás listo para admitir que me querés? —Le dio tiempo de contestar, pero Minho no lo hizo—. Y siempre elijo quedarme. Porque me gustás y te quiero y puedo elegir.

Minho lo abrazó. Jisung quiso quejarse, quiso pedirle que se tomara la conversación en serio, pero se derritió en sus brazos como el personaje de esa novela.

—Tengo un secreto —Minho dijo sin soltarlo, apoyando la mejilla sobre el pelo de Jisung—. Pero tengo miedo de que sea demasiado tarde para decírtelo. Debería haberlo confesado antes, Han, y me da miedo que me odies cuando lo sepas.

— ¿Por qué me estás subestimando? ¿Por qué me estás tratando como si fuera un niño, Minho? No lo soy.

—Perdón, Han... —Minho le dio un beso en la frente y lo apretó en sus brazos—. Te merecés saber toda la verdad. Pero necesito tiempo, necesito pensar.

— ¿Necesitás tiempo... solo?

—Sí.

Jisung se soltó del abrazo. Hizo un último esfuerzo para contener las lágrimas y hablar:

—Quiero ir a mi casa.

Ámbar [Minsung] 🎨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora