Regalos

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—Ahh, ¿ya llegaron a ese nivel?

—Dejame. —Felix giró su cuerpito para cubrir la carta que estaba escribiendo. Había dibujado una fila de corazones rosas que recorría los cuatro lados de la tarjeta.

Desde que Hyunjin le había propuesto ese juego, Felix había recibido una carta por día y destinado todos sus ratos libres a escribir una respuesta. Habían puesto algunas reglas para que el juego saliera bien; Felix se las había contado, pero Jisung no lograba aprenderlas de memoria.

— ¿Ya está cerca de encontrarte? —Jisung preguntó.

—Espero que sí... Le di algunas pistas. Pero también espero que no, esto es demasiado divertido.

Jisung aprovechó que el profesor no lo estaba mirando para sacar su celular.

Por qué me estás escribiendo? No estás en clase?, decía el mensaje de Minho.

Jisung escribió la respuesta escondiendo el celular debajo de la mesa:

Clase de historiaaa no me divierte :/ Vos qué tas haciendo?

—Hyunjin me dijo que mis cartas son muy tiernas y que debo ser muy lindo —Felix dijo a su lado.

— ¿Por eso los veinte corazones?

Compras en el súper, Minho respondió.

Traeme cheesecake porfis

— ¡Hey! Solo son doce. —Felix levantó la tarjeta y se la mostró a Jisung con una sonrisa.

—Hyunjin tiene razón —admitió Jisung,  revolviéndole el pelo.

Tan demandante.

Jisung sonrió. Hubiera querido ir al súper con él. Hacer compras con Minho siempre era divertido, se tomaba todo con mucha seriedad y se la pasaba hablando de nutrientes, pero dejaba que Jisung echara en el carrito todo tipo de paquetes coloridos.

Nos vemos hoy?, escribió, mordiéndose el labio.

Sí. Paso a buscarte cuando me desocupe.

Oki, te espero<3

Tengo una sorpresa para vos.

Cuando entraron a la casa, Minho lo agarró de la mano y lo guió directamente a la oficina.

Estaba llena de cosas. Jisung podía ver una pila de bastidores nuevos apoyados contra la pared, todavía envueltos en film protector, otra pila de blocs de hojas para dibujar sobre el escritorio, y unas cuantas cajas cerradas cerca de la ventana. Acrílicos, lápices, acuarelas... Jisung leyó las etiquetas.

Levantó un paquete de cuero que estaba sobre el escritorio. Lo abrió aunque ya sabía lo que era: pinceles. Sintió su corazón acelerándose en su pecho. Era su marca favorita; había mirado este mismo kit más de una vez en la librería antes de volver a dejarlo en su lugar porque no podía pagarlo.

Se sentía demasiado pesado en sus manos, como si no debiera estar ahí.

— ¿Compraste todo esto? —preguntó.

—Sí. —Minho se paró detrás de Jisung. Apoyó el mentón sobre su hombro y rodeó su cintura con los brazos.

— ¿Por qué? —Jisung susurró. Sintió a Minho encogerse de hombros.

—Para que tengas las cosas que querés.

Jisung estaba nervioso; apretó el kit de pinceles. Lo dejó de vuelta sobre el escritorio para no arruinarlo.

—No puedo... —Giró en los brazos de Minho para enfrentarlo—. Es mucho, Minho. No puedo aceptarlo.

—Han... No llores.

Minho sostuvo el rostro de Jisung, que apretó la mandíbula para que las lágrimas no cayeran.

—No puedo devolverte todo esto. —Jisung bajó la mirada—. Ni siquiera puedo pagar mi propia cena cuando salimos. No puedo hacerte un regalo así.

Minho acarició sus mejillas y lo obligó a mirarlo.

—No tenés que devolverme nada —dijo.

—Pero quiero... Yo también quiero hacer cosas por vos.

—Está bien, Han. Me hacés compañía.

— ¿Compañía? No quiero solo hacerte compañía —Jisung murmuró. Minho estaba siendo ridículo.

Quiero amarte. Quiero sentir que soy suficiente para estar con vos.

—Pintá algo para mí —Minho le pidió—. Regalame un cuadro.

Ámbar [Minsung] 🎨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora