Ámbar [Minsung] 🎨

De campamento

Cuando Minho lo llamó para avisarle que estaba afuera, Jisung bajó tan rápido como el ascensor viejo se lo permitía y corrió al auto. Tomó a Minho por sorpresa con un beso en la mejilla.

Minho sonreía cuando Jisung hacía ese tipo de cosas. Jisung sentía que estaba juntando puntos, que podría comprar su desapego cuando tuviera suficientes. Planeaba hacerlo una bola y estrellarla contra la pared y prender fuego los pedazos.

Desde el asiento del acompañante, Jisung miró por la ventanilla. Abandonaron el centro de la ciudad y...

— ¿Estás yendo por otro camino? Esperá... ¿No estás yendo a casa?

—Te estoy secuestrando —Minho dijo seriamente.

—Oh. —Jisung se sonrojó. Minho estaba diciendo cosas muy tentadoras últimamente—. Bueno.

Minho se rió de él.

— ¿Qué? ¿Te gustaría?

Habría sido como esa novela de Lee Know en la que el protagonista secuestra al omega hijo de un multimillonario para cobrar el rescate, pero cuando recibe el dinero ya se había enamorado de él y eso lo cambia todo. A Jisung le habría gustado eso: que Minho lo eligiera por sobre otras cosas.

—Sí, mucho.

Minho se rió de nuevo. Jisung se mordió el labio y metió las manos en el bolsillo de su hoodie. Jugó con el dije que había guardado ahí, el que había fabricado más temprano. Tenía que buscar un buen momento para dárselo a Minho.

— ¿A dónde estamos yendo? —preguntó.

—De campamento.

— ¡¿Campamento?! —Jisung se preocupó—. Minho, no traje nada. No traje ropa, ni comida, ni... carpa.

— ¿Desde cuándo necesitás ropa? Todo mi armario es tuyo, cada vez que me pongo una remera siento tu olor.

—Minho. No digas eso.

— ¿Qué tiene?

—Me da vergüenza.

—No te da vergüenza cuando te la chupo a través de la tela de mis propios bóxers.

—Minhooooooo. —Jisung se tapó los oídos y pegó saltitos en el asiento.

Minho le hizo masajitos en la nuca. Jisung no podía escucharlo, pero no tenía duda de que Minho estaba riéndose de él otra vez.

— ¿Y todo lo demás? ¿La comida y la carpa? —Jisung preguntó para cambiar de tema.

—Tengo todo en el baúl. Lo estuve planeando toda la semana, para festejar que estás de vacaciones.

— ¿Sabías que iba a aprobar los exámenes? —dijo Jisung, sin despegar la vista del paisaje. Estaban yendo por un camino de tierra, con el campo alrededor.

—Nunca dudé de vos, Han.

La sinceridad en la voz de Minho le dio escalofríos.

El auto dobló en una curva y el lago apareció a lo lejos, reflejando la luz anaranjada del sol que se escondía en el horizonte. Jisung se quedó sin aire; nunca había venido hasta acá.

Se inclinó hacia adelante para ver mejor y la mano de Minho volvió a su cuello, rascó con suavidad su nuca, enroscó los mechones en las puntas de sus dedos.

— ¿Estás feliz? —preguntó Minho, bajando la velocidad a medida que se acercaba al lago, hasta detener el auto junto a un árbol grande.

La pregunta no tenía ningún sentido.

—Siempre estoy feliz con vos, Minho.