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La cantidad de eventos que se sucedieron luego de aquella victoria fueron abrumadores. Carlos disfrutaba de cada uno de ellos con una alegría exultante, había recibido reconocimientos de toda índole, atesorandolos en su memoria con verdadero agradecimiento. Lo entrevistaban de muchos países del mundo, su historia había sido de una resiliencia admirable y era tan carismático que no había nadie que no se sintiera feliz con sus logros.
Paula lo acompañaba con discreción, luego de aquella victoria en el paddock, ambos habían acordado no volver a exponerse y ella se lo agradecería. Prácticamente vivían juntos, ella se quedaba en su departamento, lo esperaba luego de cada evento para disfrutarlo entero. Él la seguía haciendo sentir tan deseada que no tenía dudas de que su amor era correspondido.
Aquel sábado parecía especial, luego de haber asistido solo a demasiados compromisos, la familia de Carlos se reuniría en la alcaldía para un homenaje íntimo. Entonces él ya no quiso continuar esperando. Había elegido, con la ayuda de sus hermanas un vestido especial y luego de dejarlo sobre la cama había escrito una nota para invitarla a ser su cita. Había sido tan dulce que Paula debió contener su emoción al leerla.
Había pasado poco más de una semana desde que aquellas fotos habían sido publicadas y si bien al principio había sentido temor, se había terminado de convencer de que nadie en Argentina la había reconocido.
Su recuerdo de aquellos días la amenazaban, pero el amor que le brindaba Carlos era lo suficientemente fuerte como para que no se dejara vencer.
Feliz por poder acompañarlo, se puso aquel precioso vestido rosado, con espalda totalmente descubierta y cuando salió del cuarto la mirada de Carlos le confirmó que la encontraba hermosa.
-Te he imaginado en ese vestido, pero la realidad supera mis pensamientos, Pooh. Eres tan hermosa.- le dijo Carlos acercándose para abrazarla y depositar un dulce beso en sus labios.
Ella sonrió con genuina alegría.
-Vos estás demasiado lindo.- le respondió al verlo con aquel traje y volviéndose a sonrojar. Si bien llevaban casi un año juntos, aún se sonrojaba frente a aquella mirada que lograba atravesarla.
Carlos volvió a besarla y cuando sus manos recorrieron su espalda para descender debajo de la tela del vestido ella intentó separarlo.
-No podemos, te están esperando.- le dijo aún sonriendo y él pareció maldecir. Pero tenía razón, esa noche era demasiado especial, ya tendría tiempo para cumplir sus deseos, pensó y tomándola de la mano la guió hasta la salida para cumplir con lo que había planeado.
La recepción había sido hermosa, Carlos había dejado a Paula en una puerta lateral y había bajado del auto sólo. No era lo que deseaba pero ella se lo había pedido y no había querido enfrentarla. Si todo salía como pensaba, la próxima vez bajaría junto a ella.
Se encontraron en el salón y disfrutaron de cada discurso y video que lo mostraba levantando aquel título que tanto merecía. Había mensajes de antiguos campeones y todos sus amigos lo acompañaban con genuina alegría.
La velada estaba llegando a su fin. Paula conversaba con las hermanas de Carlos, cuando él se acercó y le pidió que lo acompañara. Caminaron hasta el hall. Era un edificio majestuoso, una escalera de piedra revestida con la más antigua alfombra vestía el lugar. El ruido de la calle apenas se oía a través de las puerta de madera con cristal repartido. Sólo un hombre de seguridad parecía caminar por aquel lugar y al verlos juntos se retiró obedeciendo a lo que parecía haber sido una señal de Carlos.
Paula miraba hacia los lados como si comenzara a sentirse nerviosa. Había tomado la falda enorme del vestido que llevaba y lo apretaba como si de esa manera pudiera mitigar sus nervios.
-Me estas dando miedo, Chili ¿Qué está pasando?- preguntó sin poder borrar su sonrisa, con la sensación de que algo bueno estaba por suceder.
Carlos no respondió, le regaló esa sonrisa de lado que a ella tanto le gustaba e inclinando una de sus rodillas tomó una caja de terciopelo de su bolsillo.
-Quiero que sepas que no hay nada que me gustaría más que pasar el resto de mi vida junto a ti. Te quiero, te amo como decis vos.- agregó imitando el acento argentino con gracia mientras los ojos de Paula se empañaba, pero sus labios parecían haberse tensionado.
Al ver que no respondía, Carlos comenzó a asustarse ¿Estaba en shock o estaba pasando algo más? pensó y poniéndose nuevamente de pie volvió a hablar.
-¿Quieres casarte conmigo?- le preguntó sin perder la sonrisa con sus ojos expresivos atentos a su respuesta.
-A lo mejor quiere, pero no puede. - se oyó desde la puerta y entonces Paula sí pareció entrar en verdadero estado de shock.
Carlos miró al hombre que acababa de hablar con desagrado. Era alto y de espalda ancha, llevaba una camisa negra arrugada y unos jeans oscuros con una cadena colgando de uno de sus bolsillos, otorgándole un aspecto algo anticuado. Su cabello era oscuro, pero lo llevaba casi rapado y si bien parecía tener ojos claros su mirada era demasiado oscura.
-No se quien eres pero esto es un evento privado.- le respondió Carlos volviendo a mirar a Paula que tenía la mirada clavada en el suelo y había llevado sus manos a sus labios como si quisiera evitar que se movieran.
-No hay problema, solo vine por mi esposa y nos vamos.- le respondió con ese acento que tan mal sonaba en su voz.
Y al ver como se acercaba a Paula quiso interponerse.
-¿Qué crees que estás haciendo?- le dijo colocando su mano sobre aquel enorme brazo y mirando a Paula todo su mundo pareció desmoronarse dejándolo devastado.
-No me dejes con él.- fueron las únicas palabras que le pareció oír en un tono demasiado bajo, pero la sensación de haber sido engañado no le permitió pensar en nada más.
Por eso no hablaba de su pasado, por eso evadía el tema, pensó recordando cada conversación en la que había intentado conocer algo más de ella. ¡Le había pedido matrimonio! Ni siquiera la conocía bien, pensó demasiado malhumorado y sin poder continuar allí soltó el brazo de aquel desagradable hombre para alejarse con prisa.
¿De quién se había enamorado?, se preguntó demasiado aturdido.

La última vueltaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora