Cap 21

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—Oh, pero mira a esa hermosura...—me agacho cuando Tyler entra a la cocina con Zeus y el perro de inmediato corre hacia mi intentando lamer mi rostro—. Hola bonito, ¿me extrañaste?

Rasco detrás de su oreja antes de besar su cabeza sin dejar de acariciar.

Zeus es el perro más hermoso y cascarrabias que he visto, es literalmente la imagen de Christopher, aunque conmigo es un pequeño bebé mimado que parece buscar mi atención.

»Que hermoso, si—sonrío alejando mi rostro para que no me llene de baba mientras acaricio su pelaje—. Que bonito estás.

—Es como su mamá—se ríe Miranda y sonrío besando la cabeza de Zeus antes de levantarme y tomar el vaso de jugo que me ofrece

—Lo es—Christopher entra a la cocina y me concentro en el lobo siberiano que roza su cabeza contra mis piernas—. Buenos días.

—Buenos días, señor—murmura Miranda

—Buenos días—asiento—. En dos días Kazuki hará una especie de gala para presentarse formalmente, estamos invitados.

—Bien, ¿Quieres ir?—pregunta y me encojo de hombros sin quitar mis ojos de Zeus

—No es opción, más tarde tengo un vuelo a Washington, supongo que nos vemos mañana—dejo el vaso vacío—. Debo resolver cosas, adiós.

—Malika...

—Después, Christopher—lo interrumpo sintiendo a Zeus seguirme, por lo que tomo mi maleta del sofá antes de agacharme y acariciar su cabeza—. Volveré pronto bonito, cuida de él—beso su cabeza antes de levantarme y salir del Penthouse para encontrarme de frente con Evan y Mohamed

—¿Nos vamos?—pregunta Evan y asiento entregándole mi maleta—. Tienes mala cara, cariño, ¿qué pasa?

—¿Problemas en el paraíso?—se burla Mohamed y le doy un golpe en el brazo—. Tomo eso como un si. ¿Qué pasó?

—Christopher y el problema con Antoni—resumo cansada

—Oh, ¿y le dijiste de qué trata la reunión?—Evan enarca una ceja y yo niego apretando los labios—. Dios.

—No me va a dejar fuera de esto, no de nuevo—sentencio entrando al elevador junto a ellos—. Iremos a la reunión, veremos que hay que hacer, acabaré con esto y problema solucionado.

—Hasta la parte dónde Christopher se entera—Mohamed niega—. Será mejor que busques una buena excusa, aunque dudo que funcione.

—Me da igual. Que él se ocupe de la campaña, yo puedo con Antoni.

***

Washington, Estados Unidos.

—Disculpen el retraso—me disculpo entrando a la oficina y William se remueve en su asiento dándome una mirada de desaprobación mientras me siento junto a Evan

Tenemos una reunión de inteligencia con la división Alpha de Washington para trabajar en conjunto a ellos en una misión, esa es la verdadera razón de esta reunión.

Paso mis ojos sobre cada uno de los tres altos mandos presentes que están presentes junto a Evan, Mohamed, dos chicos más y yo.

William Harper, mi jefe, general de la FEMF. Logan Damons, encargado de la seguridad internacional de la división Alpha, y George Scott, general de la división Alpha de Washington.

—No necesito presentarla, ya conocen a Kiara Cavallaro, mi mejor pieza en la división de Rusia—me presenta y asiento—. Kiara estará al frente de la misión.

—Un gusto conocerla por fin, Capitana Cavallaro—me dice Logan

—El gusto es mío, General. Les agradezco por confiar en mi para esta misión.

—Okey, ya todos sabemos que al grupo élite de Londres no le ha ido muy bien capturando a Antoni—nos dice y asentimos ante lo obvio—. Es hora de intervenir, y los mejores soldados son ustedes.

No está muy lejos de la realidad, la élite londinense no ha podido capturar a Antoni y ya es hora de intervenir.

—¿Qué tenemos que hacer?—pregunta Evan

—Rastrearlo. Encontrarlo y asesinarlo—nos mira a todos—. Pero esto debe mantenerse bajo discreción. Nadie, ni siquiera el ministro, puede saberlo—me mira directamente a mi y asiento

No es nuevo que no le rindamos cuentas a Alex, después de todo, él nunca entró a la división Alpha y no es nuestra obligación darle informes.

—Los tres estamos en Londres, podemos trabajar desde ahí—propongo—. Y no es discutible movernos a otro lado.

No pienso moverme de Londres, le dije a Christopher que me iba a quedar junto a él y pienso cumplir.

—Bien, entonces Mendoza y Anderson irán con ustedes—señala a los hombres a su lado y me doy un momento para detallarlos

Ambos altos, cuerpos ejercitados y bastante grandes en comparación a mi. Ambos tienen sus ojos sobre mi, detallándome sin disimulo o vergüenza, lo que solo me hace sonreír con burla.

Mendoza es un hombre moreno, hay tatuajes cubriendo sus brazos y lame sus labios carnosos fijándose en mis pechos mientras Mohamed niega.

Anderson, en cambio, tiene una mirada que demuestra curiosidad y yo detallo el tatuaje que cubre la parte exterior de la mano.

—¿Los Moss?—pregunto asintiendo en dirección a su tatuaje y levanta las cejas antes de dar un ligero asentimiento

—¿Tú no mataste al líder? ¿No acabaste con los Moss?—Mohamed frunce el ceño y asiento—. Genial.

Hace un par de años, en una de mis misiones involucraban a la mafia Noruega. Los orillamos a reunirse y luego lanzamos una bomba en el lugar.

El reconocimiento de los cuerpos indicó que habíamos salido exitosos, acabamos con los Noruegos, y yo fui la encargada de la misión.

—Entonces fuiste tú—dice Anderson y lo miro sin entender

—Señores, deben encargarse del caso—George llama nuestra atención—. No hay lugar para fallos, nunca lo hacemos y esta no será la primera vez, ¿Entendido?

—Si señor.

Los tres asienten antes de levantarse dejándonos en la sala junto a Anderson y Mendoza.

—¿Cuál será la excusa para tenernos en Londres?—pregunta Mendoza y miro a Evan

—Serán parte de la escolta de Kiara—me señala—. Diremos que ahora que el candidato Morgan es su prometido y ella es la próxima primera dama, los jefes los enviaron a ustedes para cuidarla. Igual que nosotros.

—¿Son sus escoltas?—se burla Mendoza

—Si, genio—bufo—. Si no te gusta podemos escoger a otra persona para el puesto, ¿Lo harás o no?

—Estoy dentro.

—Bien.

Mi celular suena y aprieto los labios al ver el nombre de Christopher antes de descolgar y llevar el aparato a mi oreja.

—Dime.

—¿Cuándo vuelves?—pregunta

—Te dije que mañana, ¿Por qué? ¿Pasa algo?

—Te extraño.

Bajo la guardia suspirando.

—Yo también, recuerda tu reunión con la élite en unas horas—murmuro—. Debo colgar, te amo.

—Te amo.

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