Capítulo VIII

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Por la tarde después de haber comido, Helen y Valeria salieron a la ciudad a hacer unas compras. Subieron a un carruaje arrastrado por un par de caballos blancos y se marcharon para volver tarde. Helen y Valeria bajaron y memorizaron juntas las cosas que les hací­an falta y luego se dividieron cada una por un lado quedando dentro de una hora en el mismo sitio que estaban antes de irse. Valeria miraba los puestos atentamente y despacio para buscar lo que necesitaba, cuando unos diez minutos después, un hombre se para a su lado, pero ella ni se da cuenta hasta que reconoce la voz que le dice su nombre: Blake. Ella se quedó inmóvil ante su presencia repentina e inesperada, lo último que recordó fue una discusión entre él y su hermano cuando era pequeña, y que según lo que Helen le contó una vez; Blake querí­a llevársela consigo. Se sentí­a desprotegida, si Blake querí­a secuestrarla, era la oportunidad perfecta, solo bastarí­a con una amenaza bajo el filo de un cuchillo, sin embargo, las cosas no fueron así. Blake se mostró educado ante ella fingiendo ser un hombre respetuoso y de buen carácter, mas bien Valeria sabí­a, que aquello sólo era un papel que interpretar. La joven, disimulando su temor ante su presencia tenebrosa, le saludó amablemente.

-Cada dí­a estás más bonita. Veo que mi hermanito te cuida bien.-dijo Blake-

-Gracias señor, la verdad es que allí estoy muy bien.

-¿Te cuento un secreto?.

Poco le agradaba ese "secreto" que le quería contar, se limitó a asentir para no enojarlo o serí­a peor, en su interior deseaba que Helen apareciera de repente para ayudarla a salir de aquel apuro.

-Cuando eras pequeña y fuiste comprada por mi hermano, yo te vi antes y quise llevarte conmigo, pero como siempre, se me adelantó. ¿Nunca te has planteado cómo hubieras estado en mi propiedad?.

-No, la verdad es que no señor.

-Pues si algún día me necesitas búscame por aquí, suelo estar todas las mañanas.

-Lo tendré en cuenta...

Blake no apartaba la mirada ni un segundo de la pelirroja, la cual le atraía a cada segundo con más fuerza deseando atraparla y llevársela para él sólo. El hecho de que Valeria fuera de Derek lo atormentaba por dentro y más ansiaba poseerla. De pronto, Helen vio aquella escena a lo lejos y se aproximó a Valeria rápidamente porque sabí­a que se encontraba en apuros. Los nervios de la joven desaparecieron en el instante en que Helen se puso a su lado. La cara de Blake no fue muy agradable, él sabía que Helen estaba al tanto de los asuntos que tení­a con su hermano. Por mostrarse educado, saludó a la esclava negra deseando por dentro apartarla de Valeria y armar un escándalo público, mas si lo hací­a, nunca se ganaría la confianza de su adolescente de la que se habí­a encaprichado. Tras saludar a Helen y despedirse de Valeria, se retiró caminando erguido y rabioso por no haber seguido charlando con la joven. Valeria suspiró de alivio al verlo partir, por un momento pensó que se la llevaría delante de toda la gente sin importar quién pudiera entrometerse. Helen preocupada, le preguntó si había sufrido algúnn tipo de daño y que si estaba bien; ella contestó que no la había tocado y que se encontraba en perfectas condiciones. Tras el susto, volvieron a mirar puestos en el mercado para seguir comprando lo que les hacía falta. Regresaron a casa sobre las seis de la tarde, Derek les preguntó qué tal les había ido y Valeria no dijo nada para no ocasionar un problema con su hermano, se limitó a contestar que todo fue bien y luego se retiró a la cocina para disponerse a hacer la cena. Derek conocí­a muy bien a la pequeña de la casa sabí­a que le habí­a mentido, le preguntó a Helen qué había sucedido, y como siempre, se lo contó con todo detalle. Derek comenzó a alterarse de una manera descontrolada dispuesto a ir en busca de su hermano para darle un escarmiento, sus gritos de desahogo sonaban por toda la casa despertando a Noel, que bajó enseguida las escaleras corriendo hasta su padre para saber qué le ocurrí­a, y tras el joven, Valeria se acercó también un tanto preocupada. No había manera de tranquilizarlo, estaba fuera de sí sin razonar, no le importaba para nada el peligro que corrí­a si se presentaba solo a la hacienda de Blake. Noel lo sujetaba para que no cometiera ninguna locura de la que podría lamentarse después, o sufrir los demás si acababan con su vida.

-Eso es lo que busca, no le sigas el juego padre. Sabes de sobra que lo que quiere es buscarte un pleito para que te hunda. No te voy a permitir que te muevas de aquí­.-dijo Noel-

-Si no le paro los pies, esto nunca acabará.-dijo Derek-

Valeria dio dos pasos adelante,los suficientes como para estar frente a él e intentar tranquilizarlo.

-Noel tiene razón. No le permitas el gusto de ver que sus actuaciones te afectan. Porque así será él quien quede satisfecho. Además, ¿cuánto tiempo lleva diciendo lo mismo?. Hoy podrí­a haberme llevado y no lo ha hecho, lo que demuestra que simplemente es un maldito cobarde. Señor, no vale la pena, sólo tú saldrás lastimado en todo esto.

Derek, algo más calmado por escuchar las palabras de Valeria, le sonrió y se fue a su despacho en el cual se encerró hasta la hora de cenar. Valeria junto a Helen hicieron la cena un buen rato en silencio, ninguna dijo nada al respecto salvo unos minutos antes de servir la cena en la mesa del comedor principal. La nodriza de la muchacha le aconsejó tener cuidado y huir de él si alguna vez lo volvía a ver por las calles de la ciudad. Valeria prometió cuidarse de Blake, además no estaba dispuesta a cruzar ni una palabra más con él, lo detestaba en lo más profundo de su ser, sobre todo sabiendo que por su culpa, Derek estaba mal, y para ella era importante su felicidad ya que era el hombre que ella amaba de corazón y de verdad.

La esclava blanca #Libro1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora