Capítulo XXVI

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-¿Por qué decidiste quedarte?. Con ellos eras libre.-dijo él-

-Para mí libertad no es un dote poderoso, ni tener dinero... Para mí libertad es estar aquí contigo, con Helen que es mi madre... Con esos sólo me unía la misma sangre. Nada más.

-Entonces, ¿te quedas?.

Valeria le sonrió antes de contestar el "sí" que tanto estaba deseando escuchar de su voz, esa que salía de su boca tan dulce y tentadora. La abrazó sin dudar, acababa de demostrarle que lo amaba por encima de todas las cosas y eso a él le reconfortó en lo más profundo de su ser. Después de todo el trago amargo, la fiesta continuó pero no de la misma manera: Valeria apenas salió a servir ni a recoger por evitar la incomodidad, se tiró la mayor parte de la noche fregando el suelo de la cocina, limpiando y secando cubiertos, en definitiva, dejando impecable toda la sala. Sobre las cuatro de la madrugada, todos marcharon a casa y juntos todos los demás, colaboraron para recoger.

Tres días después, Valeria se encontraba poniendo la mesa del comedor cuando comenzó a escuchar una fuerte discusión entre Derek y Noel arriba cuyo lugar desconocía. Se detuvo para entender con claridad qué decían exactamente y todo lo entendió cuando escuchó su nombre... Una vez más se volvían a pelear por ella. Al parecer, todo fue por un beso entre la pareja que Noel vio en sus narices y que en el fondo le seguía molestando, o más bien, enrabietando, su carácter era similar al de un niño pequeño cuando se encapricha de un juguete que no tiene. Tras varios minutos de discusión continua,Valeria no sabía qué hacer si subir arriba e intentar detenerlos o quedarse ahí quieta sin hacer nada. De pronto, pareció que los gritos cesaban tornándose todo en un incómodo silencio. Valeria no se lo pensó dos veces, subió las escaleras para llegar lo más rápido posible a donde estuvieran los dos y supervisar qué había sucedido. Mientras ella caminaba por el ancho pasillo, por la puerta de la habitación de Derek salió Noel con la frente sudada y la cara roja, aunque más bien eso sería de la mismísima rabia. Los dos se quedaron mirando mientras se cruzaban los caminos. En la mirada de él, había un odio inmenso que la intimidaba, un odio que la hizo agachar la cabeza sin poder hacer control de ello. Al llegar ella junto a la puerta de la habitación de Derek, se detuvo, cogió aire profundamente y se dispuso a entrar; error que todos pagarían muy caro. Derek estaba sentado sobre su cama con las dos manos cubriendo su rostro, ni siquiera se percató de la presencia de Valeria hasta que escuchó sus pasos acercándose. Derek la miró un par de segundos antes de levantarse y pagar el cabreo con ella.

-¿Qué haces aquí?. ¡Vete!.-dijo Derek-

-¿Qué pasa?.

-Siempre tienes que estar en medio de todo...

- ¿Por qué me dices eso?.

-Desde que puse mis ojos en ti no hago nada más que discutir con Noel.

Valeria no podía consentir que la culpara de tal cosa, ella no lo había obligado a amarla.

-Haberte apartado cuando lo dijiste y ahora no estarías lamentándote de nada. Y no te permito que me culpes de lo que sientes por mí.-dijo Valeria-

-Tienes razón, mi error más grande has sido tú, el que me ha traído problemas con mi hijo y con mi hermano.

Valeria quedó rota en mil pedazos que parecían cristales, notando cómo se desgarraba su alma lentamente.

-¿Error?. Tranquilo, no tendrás por qué seguir arrepintiéndote.

La joven salió de la habitación a toda velocidad cerrando la puerta tan fuerte que casi estuvo a punto de romperla. Derek golpeó la pared con ambos puños una y otra vez hasta hacer sangrar sus nudillos. A Valeria, de camino a la cocina para contárselo a Helen, se le ocurrió una idea muy peligrosa para poner a prueba las palabras de Derek y comprobar con sus propios ojos si de verdad ella significaba un error para él. Helen, al verla llegar de esa manera tan rebotada y con lágrimas en sus ojos, dejó todo lo que estaba haciendo para escuchar a su pequeña que era como su hija, pero Valeria no decía nada, estaba totalmente cegada en su idea.

-Me voy.-dijo Valeria-

-¿A dónde?.

-A buscar a Blake.

-¿Estás loca?. Provocarás un gran conflicto entre los dos otra vez.

-No me importa. Veamos qué tal error puedo ser...

La esclava blanca #Libro1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora