Capítulo XVII

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Valeria y Derek salieron a la ciudad para comprar alimentos, algo no muy tí­pico en un hombre con dinero, ya que eso lo solí­an hacer los esclavos. Lo cierto era que él quería acompañarla para estar con ella más tiempo y como no, a solas, sin gente conocida que los pudiera observar o criticar. Se dividieron un momento, él se excusó en ir a comprar algo imprescindible que no pudo nombrar mientras que ella miraba el puesto de frutas y verduras. Cinco minutos después, unas manos taparon los ojos de Valeria, ella feliz por reconocer el tacto de la piel de Derek, sonrió y acarició sus manos impaciente por verlo a su lado. La joven se dio la vuelta cuando por fin pudo ver más allá de lo oscuro y Derek le hizo una reverencia para después entregarle una rosa roja como el color de su pelo, la que tomó en su mano muy amorosa, siempre con esa sonrisa que cortaba el aliento. Más tarde, ya habían­ terminado lo que tení­an que hacer y decidieron dar una vuelta por la ciudad con cuidado de no perder la orientación para luego regresar. No podí­an besarse en público por el escándalo que se podí­a formar, y aún así el paseo fue divino bajo los rayos del sol y el calor del verano casi a punto de finalizar, pero como siempre, lo bueno poco dura si hay alguien que envidia lo que haces o lo que eres. Blake aplaudió con ambas palmas tras ellos viendo las heridas de los latigazos sobre la espalda de Valeria, quizás algo que utilizarí­a más tarde a su favor. La pareja se volteó para ver quién era el necio que aplaudía y comenzó una situación muy tensa para todos.

-Bravo... Ya veo cómo defiendes a tus queridos esclavos que hasta permites que los azoten en la espalda.-dijo Blake-

-Tú no sabes nada, así que cierra la boca y déjanos tranquilos.-replicó Derek enojado pero manteniendo la calma-

-¿Te duele, Valeria?

-No, estoy bien, gracias.-contestó ella-

-Ven Derek, tenemos que hablar.

Valeria miró a Derek suplicando por dentro que no lo hiciera, no porque sabí­a que sus charlas nunca solían acabar bien, sin embargo, Derek accedió y le prometió a su niña que sería poco tiempo. Ella aceptó a cambio de dejarla que estuviera cerca por si algún casual tenía que intervenir y separarlos. Derek asintió y se retiró junto a su hermano para charlar.

-Bien sabía que contigo no estaría tan perfectamente como tú se lo prometiste.-dijo Blake-

-Tú nunca te cansarás de tu envidia... Sé que la quieres, y siento decirte que nunca la tendrás.

-Valeria vendrá a buscarme tarde o temprano, y si no, tiempo al tiempo. ¿Qué se puede esperar de ti?.

-Una vida mejor que contigo.

-Sí claro, ya lo veo...

Derek empezó a perder la paciencia, su hermano lo sacaba de quicio con el tono tan malévolo que utilizaba, y más si hablaba de Valeria para decir que se iría con él, que se la llevaría cuando llegue el momento. Sin poder hacer control de sus actos, empujó a Blake y él a cambio le sonrió porque estaba consiguiendo lo que querí­a, que era provocarlo. Valeria se acercó corriendo y una vez más logró ponerse en medio para evitar que se liaran a golpes delante de la gente, que ya de por sí­ los estaban mirando.

-Vámonos...-le pidió ella a Derek.-

Sin decir nadie nada más Derek se marchó junto a Valeria con las cosas que habí­an comprado, después montaron cada uno en su caballo y se fueron a casa sin decir ni una palabra por el camino, ella sabí­a que cuando Derek se enfadaba, necesitaba su espacio de relajación y en completo silencio, pero aún así­ no dejó de preocuparse por su estado de ánimo.

La esclava blanca #Libro1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora