Pasaron cinco minutos, Valeria logró salir ilesa de su escondite sin darse cuenta de que se había manchado de sangre por detrás. Al atardecer, Valeria agradeció de corazón a Cristian haberla ayudado, sin él a saber qué habría sucedido.
-¿Qué excusa le pusiste?.-preguntó ella-
-Fingí que se me olvidó lo que iba a decirle. Fue fácil engañarla.
Juntos sonrieron aliviados, por suerte para todos no ocurrió una segunda desgracia. Ella le contó todo lo que vio, le confesó haberse encontrado la cabeza de Frank en uno de los sacos que se ocultaban debajo de la cama y que no fue capaz de abrir el otro por si se encontraba su cuerpo hecho pedazos o algo mucho peor.
Con una pequeña tos, Shirley entró por la puerta de la cocina ordenando a Valeria que se diera la vuelta de espaldas. Obediente así lo hizo, Shirley vio las manchas de sangre que antes le parecieron ver, sus orificios nasales se hincharon y la sangre suya ya empezaba a hervir por dentro convirtiéndola en el monstruo que realmente era.-¿Y eso?.-preguntó Shirley acercándose a la joven-
-No entiendo a qué se refiere, señora.
-A eso rojo que tienes en el camisón.
Entendió de inmediato a qué se refería, entendió que por culpa de su curiosidad, la sangre de Frank manchó su camisón. A Valeria le comenzó a entrar un terror inmenso, un miedo que hasta podría volverla loca. Atormentada ante la idea de que Shirley la matara, sus cuerdas vocales quedaron totalmente bloqueadas. La ama de la casa vio su miedo reflejado en la cara del que quiso sacar algo de provecho.
-¿Has visto a Frank?.-preguntó Shirley para provocarle más terror-
-¿Cómo?.-preguntó Valeria haciéndose la despistada-
-Llevo horas sin saber de él.
-No, no lo he visto.
-¿Segura?
Valeria volvió a quedarse inmóvil, las preguntas de Shirley la estaban torturando en todos los sentidos. Harta de todo, Shirley agarró el cabello de su esclava y la tumbó en una de las mesas rectangulares alcanzando un cuchillo con la otra mano libre poniéndoselo al cuello. Valeria cerró los párpados con fuerza comenzando a sudar. Cristian intentó impedir a su ama pidiéndole que la dejara libre, pero envuelta una vez más en ira, intentó alejarlo rozando el brazo con el filo del cuchillo.
Otra vez, Valeria sintió el acero frío en su garganta, que no sabía si estaba a punto de ser cortada o no. Shirley sonreía al verla así, por fin estaba cumpliendo parte de la promesa de su antiguo amigo Blake.-Frank puso exactamente la misma cara que tú cuando me puse encima de él y rocé su cuello con ese trozo de cerámica afilado. No sabes lo que me divertí viéndolo morir y sangrar al mismo tiempo. Cortar gargantas resulta entretenido.
Valeria suplicaba por su vida entre llantos y gritos de histeria, creía que ese sería el día de su muerte.
-¡Suéltala!.-gritó un hombre entrando por la puerta con cuatro personas más-
Shirley no tuvo más remedio que hacerlo, esa gente desconocida venía a llevarse a los esclavos para ponerlos en venta una vez más. Todos se reunieron en el patio exterior, los contaron uno por uno y anotaron la cifra en un pequeño cuaderno. Acto seguido, les ordenaron hacer filas y se los llevaron lejos de esa casa por fin. De camino a la ciudad, Valeria agarraba la mano de Cristian, no quería que los separaran para siempre como cuando Helen fue apartada de su lado hace nueve meses.
Ya en la ciudad, los subieron a una especie de escenario colgándoles al cuello el cartel de "SE VENDE". La gente los miraba y se detenían a echarles un vistazo. El primer día ya se habían llevado a cinco de veinte. Por suerte, Cristian y Valeria seguían unidos.-Preferiría seguir en esa casa antes que alejarme de ti.-dijo él sin soltar sus manos-
-Yo también. ¿Ves por lo que no quería cogerle cariño a nadie? Ya he perdido varias personas así tan injustamente.
-Te juro que te buscaría hasta encontrarte. Nunca me daría por vencido.
Valeria se atrevió a besar sus labios en público, algo un poco escandaloso para los civiles que paseaban de un lado a otro por las calles. El encargado de todos ellos los separó de un empujón advirtiéndoles a ambos que no lo volvieran a hacer si no querían recibir un severo castigo. Esa era la injusta realidad de aquella época tan llena de desigualdad. Cristian y Valeria tenían que conformarse con estar uno al lado del otro e intercambiar las miradas de vez en cuando.
Dos días más tarde, ahí seguían estando pasando hambre y sed, los alimentos que ingerían eran escasos y estaban incluso podridos. El agua estaba asquerosa, llena de mierda e insectos rondando alrededor de la jarra, aún así era potable y los mantenían con vida un día más. Seguían sobre el escenario compuesto por tablas de madera en mal estado, estaban sentados luchando contra el frío de diciembre y algunos copos de nieve que ya comenzaban a caer. Valeria estaba cabizbaja, no tenía fuerza ni para levantar la cabeza, no quería ver a nadie pasar.
Vio unos pies con zapatos negros que se paraban justo en frente de su silueta, de su aspecto desaliñado y maloliente. Ella fue capaz de alzar la vista para ver el rostro de aquel que la estaba mirando todo el rato, y al comprobar de quién se trataba, no podía creerlo. Esa cara le resultaba familiar.-¡¿Tú?!.-dijo Valeria creyendo que soñaba-
Noel no decía nada, la seguía observando en silencio y seriamente.
-¿Qué haces aquí?.-preguntó Valeria-
-Paseaba, y al reconocerte me acerqué. ¿Qué tal estás?.
-No muy bien... ¿Y tú?.
-Ahora mejor al saber que estás pagando por lo que le hiciste a mi padre.
Valeria suspiró profundamente y tomó aliento antes de contestar al que una vez supuestamente fue su mejor amigo.
-Yo amaba a tu padre con todo mi ser, entregué por él lo que nunca imaginé que entregaría por nadie. La culpa sólo fue del canalla de Blake.-se expresó ella-
Cristian escuchaba entendiendo que Noel era el hijo de Derek. La conversación lo hizo sentir un poco incómodo, odiaba escuchar el nombre del hombre al que Valeria amó.
-Ayúdame. Déjame volver.-le pidió Valeria-
-No. No te mereces volver, no serías bien recibida.
-¡Por favor!
Cristian se metió en medio, ya no soportaba que el cretino de Noel la siguiera aplastando psicológicamente.
-Si no vas a ayudarla, no sé qué haces aquí.-dijo Cristian-
Noel centró la mirada de odio ahora en los ojos verdes de Cristian.
-¿Quién eres tú para darme órdenes, esclavo?. Oh, un segundo. No me digas que ahora eres el consuelo de esta fulana, ¿no?. Vaya Valeria, qué rápido pasas página. Me pregunto qué diría mi padre si supiera que te acuestas con este.-dijo Noel-
-Él tiene razón, no sé qué haces perdiendo el tiempo hablando conmigo. Vete.-dijo Valeria-
Noel escupió sobre la cara de Valeria diciéndole que era una puta como últimas palabras. Cristian limpió su cara al ver que no reaccionaba de ninguna manera y juntos vieron a Noel marcharse de allí.
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La esclava blanca #Libro1
Roman d'amourCorre el año 1731, narra la historia de Valeria, una esclava blanca que no conoce otra vida que servir a su amo tras ser vendida por sus propios padres a los diez años de edad, pero un día, la rutina de la joven pasa a ser su peor pesadilla al caer...