Valeria desencadenó a todos los esclavos dejándolos libres, pero les ordenó permanecer en el ático hasta que ella regresara por motivos de seguridad. Cristian y ella bajarían a la cocina a provocar un incendio y llamar la atención del exterior.
En silencio, bajaron descalzos las escaleras muy despacio evitando que la madera sonara al bajar. Cuando llegaron a la cocina, Valeria cogió un par de velas que estaban encendidas sobre la mesa rectangular acercándose a las cortinas para prenderles fuego, pero de pronto, un grito femenino sonó arriba en el ático. Todo se detuvo en mitad de la oscuridad, Valeria volvió a colocar las velas en su sitio dispuesta a comprobar qué sucedía, Cristian lo impidió, se ofreció a subir él mientras Valeria se ocupaba del incendio. Se pusieron de acuerdo en el trato y Cristian abandonó la cocina para subir nuevamente al ático.
Llegó frente a la puerta abierta parándose frente a ella antes de entrar, no estaba seguro, el ambiente olía a trampa. La situación se pausó, todo quedó en silencio hasta pasar unos efímeros segundos cuando Cristian presintió a alguien detrás de él que se acercaba deprisa. Veloz, se hizo a un lado evitando que Shirley le golpeara la cabeza, pero cuando quiso mirar tras él, fue golpeado con un palo en la frente dejándolo inconsciente. Lo amarró por los pies arrastrándolo al ático y una vez allí, cerró la puerta bajo llave. Comenzaba la última batalla entre Shirley y Valeria, la cruel loca bajó las escaleras yendo a matar a la joven pelirroja que se encontraba quemando las cortinas de la cocina. La chica, ya algo nerviosa por lo que estaba tardando Cristian en regresar, quiso ir en su búsqueda, pero un sonido extraño aproximarse a ella la detuvo.-¿Cristian?.-preguntó Valeria-
Nadie contestó. Entonces supo con certeza quién estaba detrás, quién era. Otra vez, Shirley alzó el palo para golpearla, pero Valeria se apartó a tiempo pudiendo darse la vuelta viéndose cara a cara con la persona que iba a matarla sin rodeos. Valeria alcanzó un cuchillo afilado, llegó la hora de matar o ser matado, el tiempo jugaba en contra de las dos rivales porque la cocina ardía cada vez a más velocidad, pronto el humo se convertiría en un obstáculo que impediría ver con claridad.
-No creo que puedas hacer mucho con eso.-dijo Shirley-
-¿No? Por tu bien espero no tenerte a mi merced.
Valeria miró atrás viendo la ceniza de la chimenea, y por esa mente tan inteligente pasó una buena idea.
Cristian despertó aturdido por el golpe, se sentía mareado, Olivia intentó despejarlo dándole un poco de aire con sus manos suplicándole que espabilara antes de que Shirley acabara con la vida de Valeria. Él se levantó del suelo y comenzó a golpear la puerta fuertemente, esperó poder abrirla antes de que fuera demasiado tarde.
Valeria iba retrocediendo mientras Shirley avanzaba hacia ella, Shirley cargó nuevamente el palo para golpear su cara y Valeria se agachó cogiendo un puñado de ceniza lanzándosela a los ojos rápidamente. Ésta se aturdió y Valeria propinó un fuerte golpe al brazo que sujetaba aquel palo haciendo que se le escurriera de las manos. La joven se lanzó a por su ama con el cuchillo en la mano cayendo al suelo una encima de la otra. Valeria intentó clavarle el cuchillo en el pecho, abrirle el corazón y desangrarla, pero Shirley supo defenderse agarrándola del pelo lanzándola hacia atrás, la caída estuvo a punto de hacerla arder ya que cayó muy cerca de una gran llama que subía más alto.
Shirley pudo arrebatarle el cuchillo y levantarse del suelo contemplando a Valeria herida, ya que su cabeza golpeó con furia el suelo. La joven logró levantarse también algo débil, se columpiaba hacia los lados comenzando a ver borroso y difuminado a causa del humo. Shirley sonrió, ya la tenía en su poder, ya no sabía defenderse de nada, así que la cogió del cuello pasando el cuchillo por la piel del mismo dispuesta a rajar, pero Valeria la empujó estampando su espalda contra un mueble. Shirley puso los ojos en blanco y cayó al suelo boca abajo totalmente inmóvil.
De pronto, la puerta de la cocina se abrió, por ella aparecieron Robert y su escolta policial que venían a salvarlos a todos. Ya que la cerradura era imposible de trucar, tuvieron que saltar el muro subiendo por una escalera.
Valeria fue a correr hacia Robert cuando de repente, Shirley se levanta y agarra a su presa colocando el cuchillo otra vez sobre su cuello.-Fuera de mi casa o la mato.-dijo Shirley-
La cocina seguía ardiendo, dentro de poco, el fuego comenzaría a bloquear las puertas de salida si no salían inmediatamente de allí.
-Déjala en paz, ya no tienes nada que hacer, Shirley Milton.-dijo Robert-
-Pues como ya no tengo nada que hacer, a esta puta me la cargo.
Shirley fue a cortar su piel, pero recibió un golpe por detrás, Valeria retiró el cuchillo de su cuello y empujó a su ama a las llamas del infierno. Su cuerpo comenzó a arder y sus gritos a sonar por todo el barrio despertando a los vecinos. Cristian había llegado a tiempo, había logrado rescatarla antes de que la matara. Se abrazaron y enseguida se pusieron al lado de Robert y compañía viéndola morir entre llamas. Salieron de la cocina antes de que se quemaran, comprobaron al salir a los jardines, que un grupo de hombres saltaba el muro para apagar el fuego y así poder subir al ático cuanto antes.
Tras varios minutos de esfuerzo, lograron detener el fuego de la cocina, ya todo había acabado. Robert y Valeria se abrazaron.-Siento haber tardado tanto, necesitaba reunir pruebas para que me escucharan.-dijo él-
-¿Cómo lo hiciste?.
-Varios vecinos que escucharon los gritos han testificado, también el juez que condenó a Shirley a pagar una deuda. Además, también está la misteriosa desaparición de su marido. Las pruebas la acusaban.
-Pero la policía de esta ciudad...
-Tranquila, he contactado con buenos policías. Estos no son como los últimos que se fueron sin hacer nada. Digamos que he investigado un poco.
Por fin, el infierno había acabado, los policías bajaron a los esclavos del ático y los estuvieron curando médicos muy buenos que Robert pagó.
Pasaron los meses, Robert propuso a la pareja de enamorados trabajar en su propiedad sin engaños, con libertad de seguir amándose, sin humillaciones. Pero decidieron iniciar una escapada juntos lejos de Virginia para empezar una nueva vida. Sí, eran esclavos, pero al ser de piel blanca pudieron fingir ser de alto rango.
Los primeros meses no tuvieron más remedio que hacerse estafadores para conseguir dinero a costa de los ricos, y una de las víctimas fueron los padres de Valeria. Cuando reunieron el dinero suficiente para mantener una casa en la ciudad de Lewis, Virginia, empezaron una vida más digna: buscaron trabajo, y sí, lo consiguieron. Ya nunca más volvieron a robar por necesidad, supieron mantener su economía hasta el fin.
Sin embargo aún quedaban heridas que cerrar. Un año después de todo el terror, Valeria se dispuso a ir en busca de Noel una última vez para arreglar las cosas. Volver al lugar en el que se crió por años la puso nostálgica, allí fue donde conoció el amor por primera vez y donde el destino se lo arrebató de la forma más cobarde. Noel la recibió, pero no quiso su amistad ni su perdón, el alma de aquel muchacho estaba podrida y resentida, su alma ya no sabía perdonar y había olvidado lo bonito que era amar. Sin más dilación, Valeria volvió a irse para siempre del que una vez fue su hogar y regresó junto a Cristian a casa, iniciando esa vida que tenían prevista, (él con veintitrés años entonces, y ella con diecinueve) para el resto de la eternidad. O al menos, eso era lo que creían.
CONTINUARÁ.
NOTA: (SEGUNDA PARTE YA DISPONIBLE EN MI PERFIL CON EL NOMBRE DE: "Kielhalen, Dulce Venganza")
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La esclava blanca #Libro1
RomanceCorre el año 1731, narra la historia de Valeria, una esclava blanca que no conoce otra vida que servir a su amo tras ser vendida por sus propios padres a los diez años de edad, pero un día, la rutina de la joven pasa a ser su peor pesadilla al caer...