Al amanecer siguiente muy temprano, Valeria despertó después de un sueño completamente en blanco, se dirigió sigilosa a la cocina para apoderarse de un poco de ese veneno tan letal, estaba decidida a poner su plan en marcha, era ahora o nunca, prefería matarlo antes de que la tomara por la noche. Se hizo con las cajas de cartón bien escondidas sacando de su interior el bote de veneno. Una vez ya abierto, buscó un pequeño frasco para poder depositar un poco. Al hacerse con él, introdujo el frasco pequeño de cristal dentro del polvo amarillento hasta llenarlo hasta arriba. Lo guardó en uno de sus bolsillos de su humilde vestido marrón y volvió a dejar todo como estaba. Acto seguido se lavó profundamente las manos para evitar algún accidente involuntario y se fue a doblar sábanas a una sala adaptada para ello, como una lavandería. Continuó con sus tareas hasta que se fue aproximando la hora de comer, momento que Valeria tenía que aprovechar para cocinar. Mientras la preparaba, se le ocurrió echarle directamente el veneno, no podía esperar hasta la cena para hacerlo porque no sabía cuándo comenzaba a hacer efecto. Con cuidado, sacó el frasco y lo abrió, pero entonces Helen entró de golpe y Valeria lo guardó de nuevo poniéndose nerviosa. Helen no era tonta, la vio perfectamente y sabía que algo malo estaba tramando.
-¿Qué es eso?.-preguntó Helen-
-¿Que es qué?
-Eso que escondes.
-No he escondido nada.
Helen le metió la mano en el bolsillo y sacó el pequeño frasco.
-¿Esto qué es?.-volvió a preguntar-
-Veneno. Y sí, lo quiero para matarlo.
-No puedes hacer eso. Si te descubren estás muerta.
-¿Crees que eso me importa? Total, ha lo he perdido todo.
-A ti puede que no, pero a mí sí me importa. Me importas tú, él me da igual.
-Entonces déjame hacer lo que tú y todos estáis deseando. Te prometo que lo haré tan bien que nadie sabrá quién ha sido. Necesito hacerlo, él se merece que le venguen.
-No creo que Derek te quisiera ver así.
-Sé que me entendería. Devuélveme el frasco Helen. Por favor.
Helen tuvo que pensarlo unos cuantos segundos, aunque finalmente se lo entregó. Justo entonces comenzaron a llegar los demás esclavos a limpiar y ordenar un poco la cocina, Valeria ya no pudo seguir con sus planes de venganza. Siguió cocinando a regañadientes sin ganas. Una hora después, Valeria le sirvió la comida a Blake en el comedor principal con su copa de vino, la cual ella se quedó mirando, era perfecta para echar sobre aquel líquido rojo sus queridos polvos amarillos al anochecer. Depositó en la mesa la bandeja de plata con su plato y la bebida mientras él la miraba embobado de la cabeza a los pies deseoso de probarla. Le agarró la mano y la acarició, ella la apartó deprisa evitando que la siguiera tocando, no lo soportaba. Su gesto no le gustó demasiado y consiguió enojarlo.
-No vuelvas a hacer eso o te mandaré azotar.-dijo Blake-
-Entonces ve buscándote una sustituta para esta noche, señor.
Blake se levantó de su asiento y la cogió del cuello apretando cada vez más fuerte.
-Tu carácter ya se me empieza a atravesar. Te juro que a partir de esta noche volverás a ser una sumisa. ¿Y sabes por qué? Porque te haré tanto daño que se te van a quitar las ganas de seguir subiendo el tono.
Valeria consiguió apartar las manos que apretaban su cuello, el corazón deseaba escapar de su pecho tanto como ella de esa casa, había visto pasar la muerte ante sus ojos por un tiempo límite, ahora que ya la había soltado se sentía más tranquila. Blake besó su frente a la fuerza y luego le dio un empujón sin lograr tirarla al suelo.
-Espero no tener que verte hasta esta noche o no sé de lo que seré capaz. Lárgate.
Valeria se fue del comedor corriendo un poco asustada, sabía que no debía contestar de esas maneras, pero no podía evitarlo, Blake la hacía perder totalmente el control de sus emociones a pesar de tenerle miedo ya que era un hombre violento y malvado capaz de matar a quien fuera necesario con tal de encontrar su propio bienestar.
Hasta que se aproximó la hora de cenar, Valeria se pasó toda la tarde lavando, tendiendo y planchando la ropa y las sábanas de Blake, el tiempo se le pasó totalmente deprisa. La chica se dirigió a la cocina rápidamente antes de que alguien la descubriera y vació el frasco de veneno en la jarra de vino de Blake de la que solamente él podía beber. Una vez ya hecha la cena, la puso en un plato hondo y luego llenó una copa de vino. Ella ya empezaba a sonreír, pronto Blake caería para siempre. Lo primero que hizo Blake nada más llegar su cena, fue beberse entera la copa de vino, estaba sediento después de una tarde entera montando a caballo. Su rostro se transformó de golpe al saborear el líquido, estaba un poco más amargo de lo normal, por eso detuvo a Valeria llamándola por su nombre.-¿Es el mismo vino de siempre?.-preguntó Blake-
-No. No quedaba del otro y bueno... No volverá a pasar.
-¿Quién ha comprado este?
-Me imagino que la esclava que tiene el permiso para salir, pero yo se lo pedí. Pensé que este también podría gustarte. Mi padre lo bebía.-decía Valeria mintiendo para no levantar sospechas de nada-
-No está mal. Aunque sigo prefiriendo el mío de siempre. Que no vuelva a pasar.
-Claro, señor.
Valeria se retiró de la sala suspirando de alivio, pudo respirar hondo tranquilamente cuando salió de allí, ahora sólo faltaba que Blake cayera preso del veneno entre un dolor inmenso de estómago y muriera por fin su mayor estorbo.
Comenzó a barrer la cocina con la ayuda de Helen y otra esclava más, ansiando que Blake no apareciera. Anhelaba la pequeña esperanza de que el veneno hiciera rápido su efecto, pero entonces, la presencia de él rompió sus esperanzas ahí parado junto a la puerta esperando que Valeria se acercara.
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La esclava blanca #Libro1
RomanceCorre el año 1731, narra la historia de Valeria, una esclava blanca que no conoce otra vida que servir a su amo tras ser vendida por sus propios padres a los diez años de edad, pero un día, la rutina de la joven pasa a ser su peor pesadilla al caer...