Capítulo XXV

5.3K 338 4
                                    

-Valeria necesito que me respondas algo con sinceridad.-dijo Derek-

Ella asintió preocupada en silencio dejándole a Derek el turno de palabra nuevamente

-¿Te acuerdas de cómo se llamaban tus padres?.

-¿Por qué tal pregunta?.

-Sólo dímelo.

Valeria no quería acordarse de aquellos que la vendieron por obtener dinero, sin embargo por desgracia sí se

acordaba de sus nombres y de cómo eran de aspecto.

-No, no me acuerdo.-dijo finalmente sin querer recordarlos-

-Sí,sí lo sabes. Y necesito que me lo digas. Es importante.

Valeria volvió a guardar silencio, no se imaginaba que sus padres estuvieran allí arriba esperando para verla.

Al final, accedió a contarle datos de sus padres.

-Mi padre se llamaba Jason, y mi madre Anna. Y ahora, ¿me vas a decir qué pasa?.

-Me falta su descripción y te prometo que después te lo cuento.

-Mi padre era castaño, tenía los mismos ojos que yo, su barba estaba casi cubierta de reflejos pelirrojos. Mi madre era morena de pelo, ojos negros y era muy guapa...

Las descripciones concordaban con ellos, Derek estaba ahora en un estado de alteración que lo ocultaba bajo el silencio intentando que Valeria no se diera cuenta.

-Tus padres te esperan en mi despacho...

Ella no lo quería creer, ¿cómo tenían valor de volver a recuperarla?. No quería subir, se negaba a verlos otra vez, para ella era algo malo que no quería revivir. Derek la convenció, lo mejor era que cerraran el pasado de una vez por todas.

-Te esperaré fuera junto a la puerta.-dijo él-

Valeria salió de la cocina y subió sin ganas ni fuerzas por las escaleras dirigiéndose en cuerpo hacia el despacho dudando un par de veces si seguir o volver atrás, pero en el fondo quería zanjar el asunto de una vez, y ahora que ya era capaz de razonar junto a su madurez, aprovecharía tales capacidades. Abrió la puerta del despacho y sí, los reconoció al instante... Estaban más mayores eso sí, pero los conoció. La sensación para ella fue repugnante, sonrisas hipócritas se dibujaban en sus labios; para ellos, una ilusión de nuevo. Se acercaron a Valeria para abrazarla creyendo que ella correspondería el abrazo, y sin embargo, se echó hacia atrás.

-Sé cómo te sientes...-dijo Anna-

-Bien sabes tú que eso no es cierto. Si te hubieras puesto en mi lugar aunque hubiera sido por un momento, ni tú ni este señor me habríais vendido.-dijo Valeria-

Hubo un silencio incómodo.

-Y no sabes lo que nos arrepentimos cada día.-dijo Jason-

-Pudisteis esperar, pero claro, era más fácil deshacerse de un estorbo. ¿A qué habéis venido?.

-A pedirte que regreses con nosotros.

Valeria rió ante el comentario de su padre.

-Lo que es la vida, ¿verdad?. Las mismas personas que me abandonaron ahora regresan a recuperarme...Qué irónico...Darme una razón por la que debo irme.

-Serás libre, aquí y así no tienes derecho a nada, ni siquiera de amar.-dijo Anna-

-Que equivocada estás...Yo ya soy libre, o por lo menos así me siento. Y por vuestro sucio dinero no te preocupes, yo no necesito de un título para ser feliz. Me quedo aquí con la gente que sí ha sabido valorarme desde el principio.

Valeria, a pesar de tener la libertad en la palma de sus manos, la rechazó por amor, prefería seguir no teniendo derechos antes que abandonar a Derek por alguien que para ella ya no valía la pena. Ante la decisión tomada, sus padres tampoco querían obligarla porque sería complicar todavía más las cosas. Se quedaron tristes, pero también sabían que se lo merecían por inmaduros e irresponsables, unos padres cegados por el deseo ardiente de ser ricos y poderosos. Anna salió junto a su marido del despacho deseándole antes a su hija la mayor suerte y felicidad del mundo. Valeria, como educada que era, fue agradecida con ellos por sus palabras pero nada más. Allí fuera esperaba Derek impaciente, esperó que Valeria se quedara junto a él, y cuando vio salir a los Wittrock, lo primero que pensó fue que se marchaba.

-No sé qué decirte...Me he acostumbrado tanto a ti...-dijo él-

-Ya, y yo a ti.

-Me hubiera gustado poder tenerte un poco más. Ha ido todo esto tan deprisa, que aún no lo asimilo.

-Tranquilo, todavía te queda mucho tiempo para soportarme.-dijo ella sonriendo-

A Derek se le dibujó en ese mismo instante, una gran sonrisa de felicidad, eso significaba que se quedaba con él para todo lo que quedara de vida.

La esclava blanca #Libro1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora