Capítulo X

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Valeria dormía plácidamente en su cama hasta que voces y gritos le cortaron el dulce sueño que estaba teniendo. Corriendo sin tan siquiera vestirse, salió a la calle donde estaba Derek discutiendo en alto con Blake, que había vuelto para provocar a su hermano, esta vez, con una amenaza más grande: Quemar sus tierras, matarlo a él y llevarse a la chica. Helen intentó separarlos a través del diálogo, que no siguieran discutiendo, pero ambos estaban tan cegados por el odio que no prestaron atención a las palabras de la esclava. Todo pareció tener una pausa cuando las dos miradas se desviaron a Valeria, que observaba la discusión sin saber de qué manera intervenir. Blake le sonrió y enseguida Derek volvió a insultarlo para que dejara de mirarla de esa manera tan perversa. El terror empezó a notarse cuando los dos rivales sacaron sus espadas y se miraron desafiantes dispuestos a iniciar un duelo a muerte. Noel salió de la casa a toda velocidad al despertarse con los gritos, se quedó también inmóvil sin saber cómo separarlos. Sólo había una manera de hacerlo, una muy arriesgada que sólo ella se atrevió a ponerla en práctica por el amor de su vida: Corrió deprisa logrando situarse en medio de los dos para evitar una muerte segura. Valeria miró los ojos de Derek y con calma le bajó el arma muy asustada y preocupada. Derek la miró algo más tranquilo, su actitud lo hizo serenarse. Ella, después de haber logrado que la situación ya no fuera tan tensa, miró los ojos de Blake y le pidió que se fuera para no complicar las cosas todavía más, y Blake incapaz de desobedecerla para ganarse su confianza, accedió a irse, pero antes, una de sus amenazas.

-Hoy me voy, pero pronto volveré y ya sabes lo que quiero. Estás advertido.

Nadie dijo nada ante sus últimas palabras, simplemente se resignaron y callaron viéndolo partir en su caballo. Tras desaparecer por completo, Derek miró a Valeria y le pidió que lo acompañara a su despacho para hablar un momento a solas con ella. Helen miró a la chica para advertirle que tuviera cuidado con sus sentimientos y Valeria le indicó a través de un guiño de ojos que no se preocupara, eso no iba a suceder. Una vez llegado a su destino, Derek le pidió que se sentara cómodamente y ella así lo hizo antes de que él se sentara en frente. Valeria estaba nerviosa, su corazón quería escapar del pecho, cada vez que estaba a solas junto a él era una sensación que le gustaba y le intimidaba al mismo tiempo.

-Debo darte las gracias de nuevo, has vuelto a calmarme. La verdad no sé qué me pasa, pierdo el control de mí mismo y...-dijo él-

-No tienes que dármelas. Estoy en mi obligación.-contestó Valeria-

-Te equivocas. No es tu obligación poner en riesgo tu vida por mí. Yo soy quien os protege. Así que te pido que si vuelve a pasar, no te metas a salvarme.

-Lo hago porque te...

A Valeria se le fueron a escapar sus sentimientos, entonces se dio cuenta de que ella nunca a iba a ser correspondida y se inventó la primera escusa que pasó por su mente, mientras tanto, Derek la miraba esperando su respuesta muy interesado e intrigado.

-Porque te aprecio y eres como de mi familia. No quiero ver que te pase algo malo. Y lo siento, te voy a defender las veces que sean necesarias.-consiguió decir Valeria sin la voz temblante-

Derek se quedó sin habla, esas fueron las primeras palabras de Valeria que sin querer se metieron en su corazón produciendo en él una extraña sensación que le hizo sentirse bien. Sintió un leve cosquilleo por la espalda que ni él entendió, ante sus palabras sólo supo sonreír agradecido y feliz. Después, él se levantó de su asiento y se arrodilló ante la pelirroja para ponerse a su altura, pues ella seguía sentada, acarició su mano derecha y a ambos se le erizaron todos y cada uno de sus pelos diminutos.

-No deberías apreciarme tanto.-dijo él-

-¿Y por qué no?. Tú fuiste quién me rescató de una posible muerte segura. Nadie me quiso excepto tú. Y creemé, desde aquel día lo tuve muy en cuenta.

Por un instante, Derek observó sus labios sintiendo una tentación horrible de besarlos, ella se dio cuenta y albergó una pequeña esperanza para conseguir su amor. Valeria hizo exactamente lo mismo, miró sus labios y ante un silencio le miró a los ojos, él lentamente se fue acercando sintiendo la respiración agitada de la joven muy muy cerca, que deseaba besarlo por fin, pero él reaccionó y se echó hacia atrás levantándose del suelo sin poder creer lo que estuvo a punto de hacer. Valeria se avergonzó, se levantó de su silla y tras pedir disculpas, se marchó corriendo a su habitación descargando sobre su almohada muchas emociones juntas. Lloró de alegría por lo que había pasado, eso significó para ella que algo sí sentía, si no, no habría estado a punto de besarla; lloró también al mismo tiempo de rabia por no haber logrado que sucediera lo que tanto tiempo llevaba deseando. Sus sollozos se oían al otro lado de la puerta, Helen se percató de ello al pasar junto a ella y entró sin pensarlo dos veces, Valeria era como la hija que nunca tuvo y no soportaba para nada verla llorar. Le preguntó qué le sucedía y Valeria se negó a contárselo, no quería recordar otra vez lo que había sucedido, pero cuando se calmó un poco más, le contó todo a su nodriza, que la abrazó sin decir nada porque la comprendía perfectamente.

-Estoy feliz, no puedo negarlo. Sin embargo, no quiero que vuelva a repetirse, no tendría un futuro junto a él como a mí me gustaría: libre de todo, de todos. Además él se merece alguien de su clase social, no una niña pobre y esclava como yo.-dijo Valeria entre los brazos de Helen-

-La única diferencia que os separa es la clase social, ¿el resto?. El resto sólo es un obstáculo más que saltar.

-¿A qué te refieres con eso?. Creía que no estabas de acuerdo con mis sentimientos.

-Y no lo estoy, no quiero verte como yo me vi, pero sinceramente te digo que si lo que quieres es luchar por el amor de Derek, que luches y que si va mal, afrontes tus problemas. Ya te vas haciendo mayor, ya no eres tan niña.

-Lo sé, sabría afrontarlos.

-Tengo que irme. Antes de que decidas si luchar por él o no, piensa en todos los puntos positivos y negativos. Sé que harás lo correcto.

Helen besó la frente de Valeria y se retiró para seguir haciendo sus tareas. En cambio, la chica se quedó un rato más pensando en si quería seguir adelante con su lucha o dejarla atrás para no sufrir por un amor "no libre", "imposible". Unos diez minutos después de haber meditado con calma, decidió olvidar lo que había pasado en aquel despacho y dejar el recuerdo enterrado en su memoria para siempre, olvidarle también a él y olvidar que el amor existe. Salió de su cuarto y caminó hacia las cocinas para preparar la comida, en definitiva, a seguir con sus tareas, a lo único que estaba destinada.

La esclava blanca #Libro1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora