Impactada, miró hacia atrás comprobando que nadie la veía y así poder leer la carta:
"Querida Shirley, seguramente no sepas nada de mí. Esta carta es para pedirte un favor, el último de mi vida que por desgracia no podré yo mismo realizar. Me estoy muriendo, el médico dice que no sabe qué es lo que me está matando por dentro, pero yo sí lo sé. Venderé mis esclavos, entre ellos se encuentra una joven de piel blanca llamada Valeria, la única culpable. Tu misión es acogerla en tu casa y hac..."
La carta le fue arrebatada de las manos inesperadamente por la dueña, que enloqueció por unos minutos dándole una bofetada en la boca haciéndola sangrar, un placer inevitable y tentador que Shirley saboreó después de tantos años.
-¡Niñata indiscreta! Puse mi confianza en ti y me has decepcionado.
-Lo siento, no volverá a pasar...
Valeria consiguió calmar un poco el dolor con la temperatura fría de sus manos, los ojos de Shirley parecían querer salirse de las órbitas, deseaba abofetear su cara cientos y cientos de veces hasta poner su piel de color rojo. Frank, que escuchó los locos gritos desquiciados de su esposa, acudió apresurado a la habitación preguntando qué sucedía.
-Esta esclava ha urgado entre mis cosas personales. La voy a...
-¡Quieta, Shirley! Deja que se explique, seguro que se trata de un error. Habla.
-Yo no he urgado, estaba ordenando sus cosas y esa nota sobresalía del libro. Sólo quería acordarme de la sensación que me daba leer. La creía olvidada.
-¿Y qué ponía?
Valeria miró a Shirley, segura estaba de que por dentro deseaba que no revelara la verdad.
-Nada señor, sólo era un poema.-mintió ella-
-¿Un poema? Desconocía esos aspectos de ti, esposa mía. Seguro que no tendrás ningún inconveniente en dejármela leer.
Shirley se negó a dársela, pero Frank se la quitó de las manos y la leyó en completo silencio. Después ordenó a Valeria que se fuera y así lo hizo, bueno, quizás no se fue del todo. Cerró la puerta y puso la oreja sobre ella a ver si se enteraba un poco más de lo que había escrito sobre esa hoja.
-¿Otra vez él? Ya sé que lo sigues queriendo, pero por lo menos intenta disimularlo.-dijo Frank-
-No sabes lo que dices. Él me encargó a esa niña porque fue quien lo mató.
-Ese tipo no tenía corazón, no me extrañaría que quisiera matarlo. Sabes tan bien como yo que lo que pone aquí no está bien, serías como él. ¿Es eso lo que quieres?.
-Él confió en mí y eso es lo que haré.
-Mientras yo esté en esta casa, esa joven va a seguir intacta, y de eso me ocupo yo.
Valeria no quería seguir escuchando más, se apartó de la puerta y se fue corriendo casi a punto de llorar, ahora entendía eso de que su destino ya estaba decidido, Blake la puso en sus manos pidiéndole que le hiciera daño. Cuando llegó a la cocina, todos la miraban preocupados por su aspecto y su labio ensangrentado, los esclavos escucharon un poco la discusión entre Frank y Shirley, algo común por lo visto. Cristian se acercó corriendo a ella intentando limpiarle la sangre, Valeria se apartó.
-No me toques. Déjame por favor...-dijo ella-
Cristian se sintió algo molesto, él quería ayudarla, pero ella no quería dejarse ayudar por nadie.
Blake y Shirley se conocieron una noche de verano cuando a ella se le cayó el sombrero al suelo. Shirley fue a cogerlo y su mano chocó contra la de Blake coincidiendo las miradas estando de rodillas sobre el asfalto. Para la mujer, fue un flechazo inmediato, en cambio, él sólo vio un rostro bonito. Poco a poco fueron haciéndose amigos, forjando una amistad única de las que pocas quedaban. Blake contaba con ella para todo, Shirley con él para la mismo mientras lo amaba en secreto intentando fingir que simplemente lo miraba con ojos de amistad. Fueron conociéndose, Blake entendió la sangrienta historia de su amiga, quizás el único en ese momento, lo que hizo que lo amara más. Shirley también comprendía la disputa entre él y Derek, el problema, era que no lo aconsejaba para bien sino todo lo contrario, le decía que se enfrentara más, que no permitiera que Derek se quedara por encima. Por culpa de tales consejos, Blake se volvió más frío de lo que ya lo era, más malvado, más como ella... Sabía que podía manejarlo como le diera la gana, hasta que un día, Shirley se declaró sin poderlo evitar creyendo que sería correspondida, pero no fue así. Él no la quería, la apreciaba y le tenía infinito cariño, nada más. Eso la hizo enfurecer, entró en un estado de nervios excesivos que la hicieron arañarse los brazos con las uñas de las manos.
Eso provocó un gran distanciamiento entre los dos separándolos para siempre.
Uno de los últimos días de Blake, fue capaz de escribir una carta para Shirley encargándole a Valeria, y fue a ella porque Shirley era la única persona que pondría el mundo a sus pies a pesar de la distancia y de los malos momentos:"Querida Shirley, seguramente no sepas nada de mí. Esta carta es para pedirte un favor, el último de mi vida que por desgracia no podré yo mismo realizar. Me estoy muriendo, el médico dice que no sabe qué es lo que me está matando por dentro, pero yo sí lo sé. Venderé mis esclavos, entre ellos se encuentra una joven de piel blanca llamada Valeria, la única culpable. Tu misión es acogerla en tu casa y hacerle daño, tanto que se arrepienta de mi muerte. Eres lista, siempre lo has sido y sé que se te ocurrirán ideas brillantes para hacerla llorar. Siento comunicarme contigo en estos momentos, siempre he pensado que ya no querías saber nada de mí. Aún así he decidido arriesgarme. Si un día me quisiste, me cumplirás este deseo. Nos veremos en otro mundo cuando partas. Mientras tanto, te echaré de menos".
Llegó la noche, ya todo estaba en calma, Valeria ya se encontraba tumbada en la cama intentando dormir, objetivo imposible de realizar durante dos horas. Finalmente consiguió dormir profundamente, pero una horrible pesadilla se apoderó de su mente arrebatándole las ganas de dormir. Despertó sobresaltada con la frente sudada y la respiración agitada... A lo lejos, vio una silueta sentada sobre el suelo entre tanta oscuridad, no pudo adivinar de quién se trataba, por eso se levantó y se acercó hasta llegar a ella y comprobar que se trataba de Cristian. Estaba despierto, otro más que no se podía quedar durmiendo.
-¿Qué haces ahí? ¿Y tu cama?.-preguntó Valeria-
-Yo no tengo cama.
-¿Como que no?.
Cristian se encogió de hombros y Valeria enseguida entendió que la cama en la que ella dormía, era la de él. Se sentó a su lado.
-Deberías dormir en tu cama. No merezco que me la des.-dijo Valeria-
-Yo ya he dormido bastante ahí, puedes quedártela.
-Me niego. No la quiero.
-Entonces yo tampoco.
Silencio repentino entre los dos cabezotas. Valeria se sentía un poco culpable de haberlo tratado algo regular después de que él sólo había intentado ayudarla desde que entró a la casa.
-Perdóname, no he dejado que te acerques a mí porque estoy dolida por tantas cosas que a estas alturas prefiero no cogerle cariño a nadie.
-Tranquila, no necesito explicaciones.
-Quiero dártelas.
Valeria le contó su historia de principio a fin, desde que fue vendida por sus padres, hasta el descubrimiento de la carta de Blake para Shirley. Y como no, le contó la historia de amor que vivió junto a Derek. Una vez más revivió ese sentimiento que dolía y que era tan difícil de olvidar.
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La esclava blanca #Libro1
RomantikCorre el año 1731, narra la historia de Valeria, una esclava blanca que no conoce otra vida que servir a su amo tras ser vendida por sus propios padres a los diez años de edad, pero un día, la rutina de la joven pasa a ser su peor pesadilla al caer...