Capítulo XXX

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-¿Derek?.-atinó a preguntar-

Nadie contestaba, la silueta misteriosa seguía sentada sin hablar.

-¿Eres tú?.-volvió a preguntar-

-No, no soy Derek.-contestó al fin-

Valeria pudo comprobar cómo aquel extraño de voz familiar, se levantaba y se dirigía hacia la ventana para hacer a un lado las cortinas y dejar pasar la luz. La plateada luz de la luna llena entró poco a poco, pero todavía no se le veía bien el rostro. Aquel hombre volvió a sentarse sobre la silla dejando ver al fin su rostro. Valeria quedó anonadada, ¿qué diablos hacía Blake ahí sentado? ¿Y por qué los demás no estaban?.

-Vendrás conmigo.-dijo él-.

-No pienso hacerlo.

-Vendrás si no quieres que mate a tu querido Derek. Hay algo que no te puedes perder.

-¿Qué vas a hacer, cobarde?.

-No te lo voy a volver a repetir. O levantas los pies del suelo o te lamentarás de no haberlo hecho.

Valeria no dudó, retiró las sábanas que cubrían su cuerpo y puso los pies en el suelo, levantándose. Blake se levantó también de la silla y se puso detrás de ella. Rápidamente, sacó de nuevo esa daga y se la puso al cuello.

-Si haces alguna tontería te corto en pedacitos, ¿entendiste?.

Valeria asintió, y Blake salió con ella del sótano hacia el exterior, donde en la casa tampoco había nadie, simplemente se escuchaban sus pasos salir hacia fuera. La vista de ella se encontró con unos cien hombres armados, muchos de ellos retenían a los esclavos en los que se incluía Helen. Noel también estaba ahí preso temiendo por su vida y por la de todos los demás. En cambio, a Derek lo tenían retenido apartado del resto de gente, ¿qué significaba todo aquello?.

-Te propongo algo hermanito: Tú quieres a esta estúpida tanto como yo, así que... Para hacer las cosas justas y merecidas, ¿por qué no un duelo? Si ganas, me iré junto a mis hombres, pero si pierdes me la llevaré a ella y al resto de esclavos.-dijo Blake-

-Acepto. Pero si quieres hacer las cosas justas y merecidas, primero empieza por soltarme y segundo por entregarme un arma.

-¡No Derek! La palabra de tu hermano es basura. ¡No lo hagas!.-gritaba Valeria-

-Cállate la boca antes de que te la cosa, ¿quieres?.-le susurró Blake-

Blake la arrastró junto a él hasta que juntos se pusieron frente a Derek. Dejó que se miraran durante medio minuto por si acaso no se volvían a ver nunca más.

-Recuérdame si te falto...-dijo Derek-

-No Derek, vas a vencer. Tienes que hacerlo por ti, por tu vida. Para mí eso es lo que más vale en estos momentos.

-Voy a llorar...-interrumpió Blake cogiéndola del brazo para entregarla a uno de sus hombres-

-¡Te quiero!.-le gritó ella-

Derek le sonrió, no podía hacer otra cosa. Después de aquello, Blake ordenó que liberaran a su hermano y le dieran una espada para luchar a muerte.
La pelea dio comienzo entre más de cien miradas que lo estaban observando todo con detalle, dos espadas chocaban con ira, rivalidad y odio. Dos vidas en juego por conseguir a Valeria; la mujer que enamoró a uno de ellos y enloqueció al otro hasta el punto de ser capaz de matar. Los diez primeros minutos no parecía que ganara nadie, estaban a igual competencia, sin embargo cinco minutos más tarde, Derek comenzó a ganar terreno, por lo que empezó a hacerse más fuerte, debilitando a su vez, a su hermano. Sus espadas seguían chocando, a cada segundo cada vez más deprisa, ambas frentes sudaban, los dos estaban envueltos en una lucha por la supervivencia, aunque Derek no podía parar de pensar en Valeria ni por un instante, ella era su escudo, sus ganas de volver a ver un nuevo amanecer. Ella miraba el combate nerviosa, deseando que el amor de su vida saliera intacto de esa escena que la estaba destrozando por dentro de tan sólo imaginar que esa sería la última vez que lo viera. Tras al menos una hora de lucha que parecía nunca acabar, Derek consiguió desarmar a su oponente y tirarlo al suelo fuertemente para rematarlo, pero entonces, una bola de pólvora se quedó atrapada entre los músculos del brazo derecho de Derek. Uno de los hombres de Blake le disparó para que no lo matara. Entonces las cosas se complicaron todavía más justo en ese momento tan tenso.
Derek cayó al suelo arrodillado entre un horrible dolor que le impedía no sólo mover el brazo, sino todo el cuerpo muy lentamente a causa del veneno que llevaba la bola incrustado en su interior. Blake sonrió a su compañero y se levantó del suelo armándose con una espada otra vez. Los gritos de Valeria lograron detener un poco más la función, o más bien, la locura que Blake estaba a punto de cometer.

-¡No lo hagas! No es justo lo que estás haciendo.-gritaba ella-

-¿Prefieres morir tú? ¿Tan poco aprecias tu vida?.

-Sí, si alguien tiene que morir hoy mejor que sea yo.

-¡No!. El duelo lo he perdido yo. Haz lo que tengas que hacer.-dijo Derek-

-Desde luego que lo haré, y no sólo yo estoy colaborando en tu muerte. Tienes en tu cuerpo un fuerte veneno que te está matando. ¿De verdad creías que te ibas a salvar?.

-Claro que lo sabía. Pero al menos moriré con la conciencia tranquila de que yo sí he jugado limpio. Está claro que nunca vas a dejar de ser el mismo que envidia hasta mi último minuto todo lo que tengo.

Blake le dio un fuerte puñetazo en la cara, y le clavó la espada en el abdomen atravesando la espalda. Derek comenzó a sangrar por la boca, Valeria gritó más y más fuerte intentando liberarse del hombre que la tenía sujeta, necesitaba ir hacia él. Blake ordenó que la soltara y enseguida ella corrió veloz hasta llegar a él.

La esclava blanca #Libro1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora