Capítulo XXXI

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Noel, Helen y los demás estaban tan dolidos que no pudieron asimilar lo que estaba pasando. Valeria colocó el cuerpo de Derek aún vivo en su regazo mientras le acariciaba la cara entre lágrimas sabiendo que se iba para siempre, que ya nunca más podría besarlo, tocarlo, abrazarlo... Ya todo había terminado.

-No me dejes por favor...-decía ella llorando-

-Escúchame Valeria. No dejes de ser quien eres, tienes una personalidad única que muchos desearían tener. Yo me voy, pero no por ello te conviertas en alguien que no eres... Sé fuerte pase lo que pase, yo estaré contigo. Y por favor, si se te presenta la oportunidad de volver a amar, no cierres esa puerta. Ante todo sé feliz.

-No me pidas eso, yo te quiero a ti.

-Pero yo no estoy. Aprende a amar sin mí. Prométeme que lo harás.

Valeria no lo sentía en serio, pero se lo prometió para que se marchara feliz a otro lugar, un lugar donde sólo reinaría la oscuridad.

-No quiero que te vayas, ¡te necesito aquí conmigo!.-decía ella-

-Y estaré aunque no me puedas ver. Te lo prometo pequeña. Te quiero.

Derek apretó con fuerza sus párpados, el veneno seguía matándolo dolorosamente, la herida de la espada le producía deseos de morir para no seguir sufriendo. Valeria lo estaba viendo agonizar, morir ante sus ojos poco a poco y el hecho de no poder hacer nada para aliviar su sufrimiento la estaba matando a su vez también. Con su blanco e impecable camisón, le limpió la sangre de la cara, acercó los labios a los suyos y los besó por última vez. Ella notó la presión de los labios de Derek, que sacó fuerzas de flaqueza para corresponder aquel beso, y entonces, cerró los ojos dejando caer al suelo la mano que acarició la cara de la joven. Acababa de dejarla a ella y al resto, ya no estaba con vida. Valeria abrazó su cuerpo inerte durante un triste minuto derramando cientos de lágrimas que se quedaban en la ropa de Derek secándose en ella. Blake la apartó de él empujándola hacia atrás, ella pataleaba la arena con furia siendo arrastrada del brazo por el asesino del amor de su vida. La ató junto a su caballo y ordenó que liberaran a Noel, él no le servía para nada ni ahora ni nunca. El joven corrió hasta su padre y después miró a Valeria como nunca lo había hecho, responsabilizándola de su muerte en alto delante de todos.

-Está muerto por tu culpa. Ojalá que lo que vivas a partir de ahora sea un infierno.-le deseó Noel-

La pelirroja, hundida y con ganas de morir, apoyó para sí misma las palabras de Noel, deseándose para ella un infierno por haber perdido a Derek. Blake subió a su caballo y comenzó la marcha hacia su casa con Valeria y los demás esclavos. La chica miró por última vez atrás y ya nunca jamás regresó a la hacienda de los Raven. De camino, todo era silencio absoluto, los esclavos quedaron desolados con la pérdida de su amo. La idea de que ahora pertenecían al sádico de su hermano los perturbaba mucho más, y Valeria, sintiendo lo mismo que el resto, se hizo culpable de lo que había sucedido. Sin embargo, nadie la odiaba ni la culpaba, sólo ella se sentía de tal manera. Derek le dijo que no cambiara, pero ¿cómo se hacía eso después de presenciar el asesinato de un ser amado? Juró venganza a ese hombre, no podía permitir que la muerte de Derek quedase ahí estancada sin ofrecerle justicia.
Nada más llegar, Blake ordenó que los encerraran a todos menos a Valeria, de la que más tarde se encargaría. Los cien hombres armados llevaron a los treinta esclavos a una habitación vacía, sin camas, sin ventanas, sin nada que fuera un poco digno de admiración. Blake bajó de su caballo bien orgulloso de lo que había hecho, se acercó a Valeria sonriendo, y ella ni siquiera se había dado cuenta de lo que había pasado a su alrededor un minuto antes, se ausentó totalmente de la realidad, sólo podía pensar en Derek mirando la tierra que pisaba con un horrible dolor de cabeza. Blake la zarandeó un par de veces hasta conseguir captar su atención porque ni hablándole era capaz de lograrlo.

-Por tu bien espero que lo olvides pronto. Lo digo por si no quieres acabar completamente loca.-dijo él-

-Déjate el diálogo, eso no es lo tuyo y haz lo que tengas que hacer.

-Vaya, yo que había pensado otra cosa para ti... Me has hecho cambiar de opinión tú misma. Ahora yo y sólo yo soy tu dueño y aprenderás a comportarte como todos esos puercos que te acompañan.

-Si aprendo a comportarme no será gracias a ti. Los buenos modales no me los has enseñado tú.

Blake sintió ganas de matarla allí mismo por no saber controlarla.

-Ya lo creo que lo harás.

La cogió del cuello y apretó lo más fuerte que supo hasta ver que su cara se ponía completamente morada. Valeria estuvo a punto de perder el conocimiento, pero la soltó antes de que eso sucediera, cayó al suelo de espaldas un poco con la cabeza dándole vueltas.

-Levántate.-le ordenó él-

Valeria se levantó algo más tardío a causa del mareo, pero lo logró ante los ojos de Blake. Tras una pequeña pausa mirándola, la cogió del pelo y se la llevó a la habitación donde ya se encontraban todos. La empujó contra el suelo nada más entrar y cerró la puerta con llave al salir. Valeria se levantó veloz y golpeó la puerta a patadas y puñetazos pidiendo que los dejaran salir. Al no obtener ni una respuesta positiva ni negativa, se sentó en el suelo apoyando los brazos sobre las rodillas refugiando su cabeza entre ellos para llorar "a escondidas" hasta que la quisieran sacar de allí.

La esclava blanca #Libro1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora