Amigos

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POV: Jack.

Mi corazón se aceleraba ante esta nueva oportunidad, podía iniciar una vida, de cierta manera en el fondo sabía que me lo tenía más que ganado, podría dejar de ser "Gunard, el espía y asesino" para vivir ahora simplemente como Jack, al lado de este joven duque. De haber sabido que este nombre sería más duradero habría pensado en uno mejor. Si alguien merecía mi lealtad era él, que me salvó de la muerte y ahora me presenta una alternativa.

Jamás antes pude elegir, fui simplemente una sucia herramienta de la política, si alguien amenazaba la vida del duque de Las Costas del Sur o de su familia me enviaban a mí a cortar el peligro desde la raíz: envenenando, ejecutando los más perfectos accidentes, y en muy contadas ocasiones simplemente desapareciendo gente; o si se necesitaba información me enviaban a mí a escuchar detrás de las paredes y recabando discretamente información. Me criaron entre los muros del castillo y viví entre las sombras, nunca fui nada más qué algo que utilizar, pero hoy por primera vez se me presentaba la opción de salir a la luz, de ya no volver a tomar la vida de ningún inocente; odiaba tener que matar en nombre de un hombre que ni siquiera me dirigía la palabra y me mantenía oculto hasta diera una orden para que yo la ejecutara. Ahora Tom me está preguntando si quiero ir con él, y no hay nada que quiera más que estar a su lado. Pero no podía olvidar de que era un líder ducal y lo respetaría como tal.

Me puse de pie hacia donde se escuchaba su voz, con algo de torpeza llevé mi rodilla al suelo en una gran reverencia con la que pretendía mostrarle mi lealtad y respeto. A la vez que asentía, para que quedara claro que deseaba ir estar con él.

Sólo escuché una risa a mi costado.

-¿Qué haces?- dijo Tom en un tono burlón.

Me había equivocado de dirección, necesito mejorar mi orientación. Me sentí nervioso y un poco avergonzado.

-No tienes que hacer esto- su voz sonó a la altura de mi cara-, no quiero que me acompañes como un súbdito, sino como mi amigo, porque eso somos, somos amigos ¿No es así?-.

No respondí ya que mi cuerpo comenzó a moverse sólo, mis manos se levantaron hacia su rostro, más por impulso que como algo consiente, era como si su voz me llamara. Necesitaba conocerlo.

No tenía barba, sólo unos cuantos vellos desordenados, su piel era suave, lo que me hizo cuestionar qué edad tendría; su barbilla era pequeña y su nariz estaba claramente rota, pero a su vez puntiaguda. Sus cejas eran poco pobladas, tenía un corte en la ceja derecha bajo las cuales se encontraban unos ojos que no eran especialmente grandes, oh pero las pestañas..., sus pestañas se sentían gruesas y pesadas. Llevaba su  cabello sujeto en una coleta alta de guerrero, con la parte inferior de la nuca rapada. En su cuello se alzaba una notoria manzana, ahora tenía más sentido su voz gruesa. Sus hombros eran fuertes y musculosos, aunque ya los había tocado antes no le había prestado la atención suficiente. Dejé lo mejor para el final, regresé mis manos por su cuello hasta sus labios, sentía su cálida espiración entre ellos; eran grandes y se sentían resecos, mi corazón se agitaba cada vez más. Me acerqué a ellos, anhelando sentirlos con algo más que con mis manos; pero una punzada de dolor en mi costado me hizo caer hacia atrás, por un instante olvidé que estaba aún herido.

-¿Qué pasó?- se acercó a mí- ¿tu costilla ?

Asentí con una mueca de dolor.

Tom ayudó a levantarme y a regresar a la piedra en la que estaba sentado antes de que todo esto ocurriera. Realmente había disfrutado conocerlo, pero me quedé con ganas de más.

Busqué a tientas su mano hasta que la encontré. y escribí la palabra COLOR. Sabía que me iba a entender.

Toqué donde un día estuvieron mis ojos.

-Azules, mis ojos son azules- no estaba seguro si su voz me trasmitía incomodidad o timidez.

Si lo pienso bien, no debió ser algo muy cómodo para él que haya tenido el atrevimiento de toquetearle su cuerpo y sin previo aviso.

-¿Qué ocurre?- me preguntó con preocupación. Sentí que se acercaba a mí.

-LO SIENTO- dije con señas.

Pero para lo que quería preguntar a continuaciónbaún no teníamos seña, llevé mis manos a dónde recién lo había escuchado esperando encontrar sus manos. Para mi fortuna fue él quien tomó mi mano.

-Dime- dijo cortante.

-N O. Q U I S E. H A C E R T E. S E N T I R. I N C O M O D O-.

Sólo quería verte ...

No tuve el valor para decirle mi último pensamiento, no quería que él fuera a sentir lástima por mí.

Tom se alejó un poco de mí y escuché como se sentaba.

-Mmm.. Debo admitir que fue un poco extraño, pero...-se quedó en un angustiante silencio por un momento-. Entiendo que es la manera que tienes para ver , no me lo esperaba, pero no tienes que pedir disculpas, creo que es natural que quisieras saber cómo me veo-.

Aprovecharía que no le había molestado mi imprudente impulso. Toqué mi cabello y esperé ansioso por su respuesta.

-Azabache, hace que mis ojos resalten más, o bueno, eso me solía decir mi madre-.

Pasé mi mano por mi brazo, esperaba que me entendiera.

-Mi piel es muy clara, se quema con mucha facilidad.-

-GRACIAS-.

Se sentía realmente bien poder tener una imagen mental de él.

Después de mucho tiempo, podría decir que me siento feliz.

Seguimos comiendo nuestros pescados y cuando terminamos, los tres emprendimos regreso a la cabaña. El trayecto de vuelta fue igual de complicado que el de ida; en más de una ocasión tropecé, a pesar de que tenía mi mano sobre el brazo de Tom y este en guiaba; en otras se me soltaba el bastón y me tardaba en encontrarlo, aunque Tom me quería ayudar, yo me negaba a aceptarlo y me empeñaba en poder hacerlo por mi cuenta. Necesitaba acostumbrarme a moverme con seguridad, no quiero ser un estorbo para Tom.

Durante el camino no pude evitar pensar en en Marina y en aquella voz que resonaba en mi mente, que desde que llegué a la cabaña no había vuelto a hablarme, y honestamente esperaba que no lo hiciera, no quería que nada me alejara de Tom, ni que lo pusiera en peligro, como había pasado con Marina. Ella ahora podría estar muerta y era mi culpa por estar ciego, no podía permitir que a Tom le pasara a lo mismo, necesitaba acostumbrarme a vivir sin mis ojos y aprender a defenderme, si bien conozco la manera para mandar al descanso eterno a una persona, el combate cuerpo a cuerpo o el uso de armas no son habilidades que haya desarrollado, digamos que soy más de maña que de fuerza.

Ese pensamiento me hizo recordar el momento en el que me libre del agarre de Brut, solamente poniendo mis manos en sus brazos y en cómo este gritó de dolor y pude zafarme de su agarre. Si pudiera entender lo que sea que pasó en ese momento y controlarlo, no sólo no sería un estorbo, sino que también sería útil.

FALTA POCO.

Esa maldita voz de nuevo.

Oscuridad y Silencio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora