Respuestas

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POV: Tom.

Las respuestas que tanto ansiábamos se nos fueron dadas por estas dos enigmáticas mujeres.

-Lo que somos Marina y yo-comenzó a explicarnos la señora Marie-, y que también es Jack, es algo que parecía olvidado y reservado para las historias que se les cuentan a los niños para asustarlos. Hace cientos de años las personas como nosotros eran respetados e inclusive tenían un lugar dentro de la mesa de los duques y reyes, donde fungíamos como consejeros, médicos y estrategas. Nosotros somos brujos, seres nacidos de hombres pero que con la bendición y elección de los dioses y diosas se nos ha dado un don, el cual antaño era detectado y perfeccionado en las Abadías, hoy reducidas a poco más que escombros, por maestros de los dones y brujos experimentados.  Pero hoy todo está cambiando, nos enfrentaremos a una vieja amenaza. Así como existen las diosas y los dioses, existen demonios que buscan apoderarse de la tierra, por eso tú-señaló a Jack- debes ir al encuentro del último maestro de la brujería, en la Cascada del Cambio, para formarte y afinar tu don, sólo tú puedes salvarnos-.

Todo parecía ser demasiado extraño para ser verdad: brujos, dones, dioses y demonios; pero sería una necedad negarlo con todo lo que había visto hasta ahora. Cuando nos revelaron la verdad Jack se veía muy ansioso y preocupado, en su lugar yo también lo estaría. En cuanto la señora Marie dejó de hablar Jack se levantó del suelo, donde estábamos todos, y desesperado buscaba trastabilleante con las manos extendidas al frente una salida de la casa, aunque pareciera más que quisiera escapar de la situación.

-¿Qué haces?- preguntó Marina, al tiempo que se dirigía a él-¿a donde pretendes ir?- su tono era severo, muy poco empatico a mi parecer- Tienes que calmarte, este es tu destino y es inútil que intentes huir de él-.

Marina lo tomó de los hombros y lo jaló de regreso a donde estábamos, ahora sí esa mujer había cruzado la línea.

No me importó el dolor de mi pecho, me levanté y en un segundo estuve parado junto a ellos; le quité las manos de encima de mi Jack y lo acerqué a mí. Él me reconoció y me rodeó con sus brazos.

-Aléjate de él- ordené.

-¿Y tú quien te crees?- me respondió casi gritando y señalándome con el dedo-. Sólo has estado con él poco más de una semana ¡Soy yo quien lo conoce de toda su vida ! Quien supo de su papel para salvar el mundo y lo protegió hasta ahora-.

-¡Claro! Y por eso dejaste que los bárbaros lo torturaran y le sacaron los ojos ¿No? Maravilloso tu trabajo, eh- dije sarcásticamente.

Me hervía la sangre de pies a cabeza. Y también comenzaba a gotear de mi herida.

-¡Eres un tonto! Eso tenía que pasar para que despertara su don y llegara a ti. De haber tenido otra opción jamás hubiera permitido que esto le pasara- en su voz había enojo y dolor-.

-¡Basta de una vez!- la señora Marie intervino- Marina, compórtate, no tenemos tiempo para estas ridiculeces. Y ustedes dos tiene que recuperarse, pronto tendrán que emprender el viaje a la Cascada del Cambio, y el hechizo debe llevarse a cabo antes de que se vayan- no sé a qué hechizo se refería-.

Jack estaba temblando y sudando frío. Detestaba verlo así y más aún la actitud de esa mujer ante ello, no podía esperar que alguien que ha sufrido tanto aceptase el destino del mundo en sus manos así como así.

Los siguientes días tanto Jack como yo nos enfocamos en recuperarnos, casi lograba acostumbrarme a la apariencia joven de la señora Marie aunque su actitud de anciana se mantenía. Con lo que no lograba sentirme cómodo era con la presencia de Marina, más precisamente con sus interacciones con Jack, ella lo trataba con una familiaridad que me enfermaba; por lo menos en las noches podíamos dormir uno cerca del otro y ahí teníamos oportunidad de hablar de cerca.

~Tengo miedo, Tom. Yo no soy nadie, no pedí este poder, ni siquiera logro entenderlo ¿cómo pretenden qué salve al mundo? No soy capaz de hablar y no puedo ver. Crecí entre los muros de un castillo, sin pena ni gloria, en el anonimato, sin nada especial en mí, no soy como tú, no soy un duque, no soy como Marina, una habilidosa guerrera, nunca fui nada especial, y hoy soy un ciego-mudo, que no puede ni siquiera valerse por sí mismo... tengo miedo~.

-Todo estará bien, Jack- intenté calmarlo, tomé su mano retirándola de mi frente y entrelacé nuestros dedos-. No tienes que hacer esto, ya has sufrido demasiado, te mereces una vida tranquila y en paz, yo estoy dispuesto a ir contigo a la Cascada del Cambio, si es lo que quieres, al igual que estoy dispuesto a ir en busca de mi venganza y que tengamos una vida feliz en mi ducado. Sin importar lo que pase yo estaré contigo-.

Jack me soltó y volvió a colocar su mano en mi frente.

-Quiero ir con el hombre de la visión, para poder controlar sea lo que sea que es este don y así no ser una carga para ti-.

-No eres ni serás jamás una carga para mi, Jack. Y si es ahí a donde quieres ir, ahí iremos-.

Jack no mostraba intención de "hablar" con las mujeres con las que compartíamos techo, más bien lo que hacía era hablar con nuestras señas y yo le traducía. Aunque poco a poco ellas fueron captando algunas palabras y le respondían. Sólo la señora Marie mostró interés en realmente aprender el lenguaje con el que Jack se comunicaba, por una parte eso me despertaba los celos ya que era algo meramente nuestro, pero por otro lado me alegraba que mi  Jack pudiera comunicarse con alguien más y me alegraba aún más que ese alguien no fuera Marina. Afortunadamente ella casi no estaba en esta parte de la casa.

-Muchacho- me habló la señora Marie-, esta noche realizaremos un ritual, donde usaré mi don en ti para que mañana por la mañana puedan emprender el viaje-.

¿Cuál sería el don de la señora Marie?

-Pero aún mi herida no ha sanado- le respondí- ¿Cómo pretende que mañana mismo iniciemos el viaje?-.

- Para eso usaremos mi don. No creas que mi poder es únicamente verme como anciana o como joven, yo soy un Puente de Vida. Puedo absorber y brindar vitalidad, absorberé tu herida y te daré parte de mi vida para que puedan comenzar el viaje-.

No podía negarlo, estar rodeado de personas con estos poderes me hacía sentir insignificante.

Oscuridad y Silencio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora