POV:Jack.
Podía sentirme más seguro, él se había alejado a propósito para que estrenase mi regalo. Extendí el bastón por delante de mí y lo movía hacia los lados, no me sentía completamente cómodo para dejarme guiar únicamente por mi bastón, iba también con mi mano extendida adelante.
Me dirigí a donde había sonado la voz de Tom y se podía oler la remolacha, caminé despacio hasta que mi bastón tocó algo de madera, no tuve la certeza de que se trataba de la mesa hasta que llevé mi otra mano a su superficie.
-A tu izquierda está la silla- la voz de Tom fue un calmante a mis nervios.
-GRACIAS-.
Moví mi mano buscando la silla, digamos que "izquierda" es un rango de espacio grande, palpé la mesa y luego encontré la silla. Me costó sentarme y no dejar caer mi nuevo bastón, que terminé por dejar recargado en la mesa.
Llevaba sólo un día con él y ya sentía que podía confiarle mi vida entera. Había sido demasiado tiempo sin que alguien fuera amable conmigo, honestamente había perdido la noción del tiempo en ese calabozo, tal vez fueron estaciones o ciclos completos los que estuve ahí, o quizá sólo semanas...
Tom me indicó donde encontrar la sopa, esta vez sí estaba caliente. Ahora que lo pensaba, Tom es un nombre muy genérico, no me extrañaría que terminara siendo un nombre inventado, y si a eso le agregamos las flechas que sonaron después de que me "quedé dormido", podría asegurar que ocultaba algo. Aunque los dos decidiéramos confiar en el otro los secretos permanecían ocultos, él no sabría mi verdadera identidad ni yo la suya.
Pasamos la cena trabajando en nuestro sistema de comunicación, era muy tranquilizador poder "hablar" con alguien. Claro que aprendí a hablar como todos los niños lo hacen, pero después de mi esfuerzo por no confesar durante las sesiones de tortura, no pude volver a hacerlo y honestamente me aterraba intentarlo; si abría la boca para articular palabra sentía como si el interior de un volcán se abriera paso desde mi abdomen hasta mi garganta y quemara todo mi ser.
-¿Puedes quitarte la camisa?- preguntó Tom- Para cambiarte el vendaje-.
Asentí y me dispuse a hacerlo, realmente me dolía, mover el brazo repercutía en todo el costado, me demoré un poco más de lo que normalmente, pero lo hice. Tom se me acercó y aunque lo esperaba me sobresalté con su toque.
-Lo siento-respondió a mi reacción- no quería asustarte-.
-TODO BIEN-.
Me gustaba estrenar las palabras que inventábamos, cuando me fuera extrañaría estas interacciones.
Me quitaba la venda, y como siempre, me explicaba lo que hacía, cuando ponía la plasta de hierbas, rodeaba mi cuerpo con una venda nueva, o simplemente cuando se aproximaba el perro. Ya no tenía miedo cuando se me acercaba, pero él seguía narrando todo, no me molestaba. Cuando terminó de vendarme y me puse de nuevo la camisa busqué a tientas mi bastón, me costó encontrarlo, recordaba que estaba recargado en la mesa, pero aún no medía bien los espacios.
-¿Quieres ir a alguna parte?-.
-NO-.
Sólo quiero tenerlo entre mis manos.
-Bueno....- siguió un poco de silencio-. Sería bueno que volvieras a descansar, pero si quieres, tengo un poco de vino-sonaba tímido, era muy tierno-, para calentarnos un poco.
-SÍ. GRACIAS-.
-Agradeces demasiado- su voz sonaba ahora un poco más lejos, no noté en qué momento se había alejado.
No ver es un fastidio, no podría estar más en desventaja, o tal vez sí, podría ser ciego sordo, en ese caso sí estaría perdido. Es ridículo pensar que desde aquí podré llegar a casa con vida, ni siquiera sé dónde estoy...
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Oscuridad y Silencio.
Storie d'amoreTom se esconde en la montaña, esperando a cobrar venganza de los asesinos de su padre y poder reclamar las tierras que le pertenecen. Jack acaba de escapar de la prisión donde lo tenían encerrado y torturado. El destino une a estos dos hombres para...