Un momento a solas.

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POV: Tom.

Según la señora Marie yo había pasado dos días inconsciente, Jack se había tardado un día más en despertar. Mi mente estaba llena de preguntas, cuya respuesta se me fue negada al menos hasta que Jack despertara; de lo poco que la señora Marie había decidido compartirme era que le ella se había encargado de dar sepultura al cuerpo de Rubius y al del resto de soldados caídos; iría a dar el último adiós a mi amigo en cuanto pudiera ponerme de pie.

Resultaba más que perturbador ver ahora a la señora Marie como una hermosa mujer joven de largo cabello pelirrojo y ojos verdes, tampoco tenía una respuesta aún del por qué de su cambio físico.

Después de todo esto ya no sé en qué se basa la realidad en la que vivo, de las pocas cosas que puedo estar seguro es que siento algo por Jack...algo que no te sentido antes por nadie más, sé que no es camaradería o amistad profunda, pero no tengo el valor de expresar esta maraña de emociones que me hacen sufrir aún más que la herida que me raja todo el pecho.

Ahora él ya estaba despierto, sin la venda sobre sus ojos, dejando ver sus perturbadoras cicatrices. Yacía  recostado a mi lado, viéndose tan frágil como cuando recién lo encontré, o quizá ahora aún un poco peor, sin embargo seguía manteniendo ese encanto que me hace perderme en él. Afortunadamente la señora Marie no estaba presente, y así podíamos tener un momento juntos.

-¿Cómo estás?- pregunté mientras me alejaba un poco para mirarlo- ¿te duele algo?-.

Alzó el brazo que descansaba sobre mi pecho e hizo la seña de "poco", desde su mano a su codo se veía enrojecido, como si hubiera sido quemado pero el sol, pero sabemos que fue por un rayo.  Aún no puede discernir si fue que el rayo salió de él o le llegó desde el cielo.

Tomo su mano con la mía y la observo con cuidado, para después dejar nuestros dedos entrelazados; en efecto sólo estaba ligeramente quemada, nada de que preocuparse. Lo que sí es prioridad es que vuelva a recuperar algo de cuerpo, tiene que comer y beber. No poderlo cuidar ahora me revolvía el estómago.

-¿EN DONDE ESTAMOS?- me preguntó con sus manos y después volvió a buscar mi mano para juntar nuestros dedos.

Quisiera poder hablar con él sin que rompiéramos el contacto físico.

Reconozco que esto es algo nuevo para mí, nunca había permitido a nadie tener tanta cercanía corporal conmigo, pero ahora me encantaba sentirlo cerca; hace una semana yo mismo me lo habría reprimido, pero ya para este punto no voy a negarme a disfrutar de pequeños momentos de tranquilidad e intimidad con él, fue el tacto nuestra primera manera de comunicación, es algo especial.

Suspiré y le respondí su pregunta.

-Estamos en la casa de la señora Marie- debía decirle de su cambio físico, sino cuando la escuchara hablar pensaría que es otra persona-. Que tengo que decirte, algo muy extraño ha pasado con esa señora- titubee un poco, no estaba muy seguro como decirlo-, la señora Marie...está un poco distinta-.

Jack asintió con la cabeza con mucha seguridad, él ya se enteraba de algo.

-¿Sabías?- pregunté alzando un poco la voz, esto hizo que me doliera un poco el pecho.

Sólo volvió a asentir con la cabeza y señaló sus oídos, haciéndome entender que la había escuchado.

-Claro...-.

Nos quedamos un momento habitando un cómodo silencio, dando pie a que pensara en todo lo que pasó antes de llegar aquí, la muerte de Rubius, la visión con el hombre junto a la cascada  y en especial ese momento en el que Jack "habló" dentro de mi cabeza.

Oscuridad y Silencio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora